domingo 17 Junio 2012
Undécimo Domingo del tiempo ordinario
San Rainerio de Pisa
Leer el comentario del Evangelio por
San Pedro Crisólogo : "Más cuando se la siembra, crece y sobrepasa a las demás hortalizas"
Lecturas
Ezequiel 17,22-24.
Así habla el Señor: Yo también tomaré la copa de un gran cedro, cortaré un brote de la más alta de sus ramas, y lo plantaré en una montaña muy elevada:
lo plantaré en la montaña más alta de Israel. El echará ramas y producirá frutos, y se convertirá en un magnífico cedro. Pájaros de todas clases anidarán en él, habitarán a la sombra de sus ramas.
Y todos los árboles del campo sabrán que yo, el Señor, humillo al árbol elevado y exalto al árbol humillado, hago secar al árbol verde y reverdecer al árbol seco. Yo, el Señor, lo he dicho y lo haré.
San Pablo a los Corintios 2 5,6-10.
Por eso, nos sentimos plenamente seguros, sabiendo que habitar en este cuerpo es vivir en el exilio, lejos del Señor;
porque nosotros caminamos en la fe y todavía no vemos claramente.
Sí, nos sentimos plenamente seguros, y por eso, preferimos dejar este cuerpo para estar junto al Señor;
en definitiva, sea que vivamos en este cuerpo o fuera de él, nuestro único deseo es agradarlo.
Porque todos debemos comparecer ante el tribunal de Cristo, para que cada uno reciba, de acuerdo con sus obras buenas o malas, lo que mereció durante su vida mortal.
Marcos 4,26-34.
Y decía: "El Reino de Dios es como un hombre que echa la semilla en la tierra:
sea que duerma o se levante, de noche y de día, la semilla germina y va creciendo, sin que él sepa cómo.
La tierra por sí misma produce primero un tallo, luego una espiga, y al fin grano abundante en la espiga.
Cuando el fruto está a punto, él aplica en seguida la hoz, porque ha llegado el tiempo de la cosecha".
También decía: "¿Con qué podríamos comparar el Reino de Dios? ¿Qué parábola nos servirá para representarlo?
Se parece a un grano de mostaza. Cuando se la siembra, es la más pequeña de todas las semillas de la tierra,
pero, una vez sembrada, crece y llega a ser la más grande de todas las hortalizas, y extiende tanto sus ramas que los pájaros del cielo se cobijan a su sombra".
Y con muchas parábolas como estas les anunciaba la Palabra, en la medida en que ellos podían comprender.
No les hablaba sino en parábolas, pero a sus propios discípulos, en privado, les explicaba todo.
Extraído de la Biblia, Libro del Pueblo de Dios.
Leer el comentario del Evangelio por
San Pedro Crisólogo (v. 406-450), obispo de Rávena, doctor de la Iglesia
Sermón 98, 1-2; CCL 24A, 602
"Más cuando se la siembra, crece y sobrepasa a las demás hortalizas"
Hermanos, habéis aprendido cómo el Reino de los cielos, con toda su
grandeza, se compara a un grano de mostaza... ¿Es esto lo que los creyentes
esperan? ¿Lo que los fieles entienden ?... «¿Es lo que el ojo no vio, ni el
oído oyó, ni el corazón del hombre puede entender ?... ¿Es lo que promete
el apóstol Pablo y que ha estado reservado en el misterio inexplicable de
salvación, para aquellos que le aman?» (1Co 2,9). No nos dejemos
desconcertar por las palabras del Señor. Si, en efecto, "la debilidad de
Dios es más fuerte que el hombre, y si la locura de Dios es más sabia que
el hombre" (1Co 1,25), esta pequeña cosa, que es propiedad de Dios, es más
espléndida que toda la inmensidad del mundo. Nosotros solamente podemos
sembrar en nuestro corazón esta semilla de mostaza, de modo que llegue a
ser un gran árbol del conocimiento (Gn 2,9), sobrepasando su altura para
elevar nuestro pensamiento hasta el cielo, y desplegando todas las ramas de
la inteligencia... Cristo es el Reino. A manera de una semilla de
mostaza, ha sido sembrado en un jardín, el cuerpo de la Virgen. Creció y
llegó a ser el árbol de la cruz que cubre la tierra entera. Después de que
hubiera sido triturado por la Pasión, su fruto produjo bastante sabor para
dar su buen gusto y su aroma a todos los seres vivos que lo tocan. Porque,
mientras la semilla de mostaza permanezca intacta, sus virtudes quedan
escondidas, pero despliegan toda su potencia cuando la semilla es molida.
De igual modo, Cristo quiso que su cuerpo fuera molido para que su fuerza
no quede escondida... Cristo es rey, porque es el principio de toda
autoridad. Cristo es el Reino, porque en él reside toda la gloria de su
reino.
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domingo, 17 de junio de 2012
Evangelio del Día
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