domingo 30 Agosto 2009
Vigésimosegundo Domingo del Tiempo Ordinario
Beato Tomás de Kempis, Santa Rosa de Lima Patrona de América Latina, San Fiacrio, Santa Juana Jugan
Leer el comentario del Evangelio por
Concilio Vaticano II : La paz procede del corazón de cada persona
Lecturas
Deuteronomio 4,1-2.6-8.
Y ahora, Israel, escucha los preceptos y las leyes que yo les enseño para
que las pongan en práctica. Así ustedes vivirán y entrarán a tomar posesión
de la tierra que les da el Señor, el Dios de sus padres.
No añadan ni quiten nada de lo que yo les ordeno. Observen los mandamientos
del Señor, su Dios, tal como yo se los prescribo.
Obsérvenlos y pónganlos en práctica, porque así serán sabios y prudentes a
los ojos de los pueblos, que al oir todas estas leyes, dirán: "¡Realmente
es un pueblo sabio y prudente esta gran nación!".
¿Existe acaso una nación tan grande que tenga sus dioses cerca de ella,
como el Señor, nuestro Dios, está cerca de nosotros siempre que lo
invocamos?.
¿Y qué gran nación tiene preceptos y costumbres tan justas como esta Ley
que hoy promulgo en presencia de ustedes?.
Santiago 1,17-18.21-22.27.
Todo lo que es bueno y perfecto es un don de lo alto y desciende del Padre
de los astros luminosos, en quien no hay cambio ni sombra de declinación.
El ha querido engendrarnos por su Palabra de verdad, para que seamos como
las primicias de su creación.
Dejen de lado, entonces, toda impureza y todo resto de maldad, y reciban
con docilidad la Palabra sembrada en ustedes, que es capaz de salvarlos.
Pongan en práctica la Palabra y no se contenten sólo con oírla, de manera
que se engañen a ustedes mismos.
La religiosidad pura y sin mancha delante de Dios, nuestro Padre, consiste
en ocuparse de los huérfanos y de las viudas cuando están necesitados, y en
no contaminarse con el mundo.
Marcos 7,1-8.14-15.21-23.
Los fariseos con algunos escribas llegados de Jerusalén se acercaron a
Jesús,
y vieron que algunos de sus discípulos comían con las manos impuras, es
decir, sin lavar.
Los fariseos, en efecto, y los judíos en general, no comen sin lavarse
antes cuidadosamente las manos, siguiendo la tradición de sus antepasados;
y al volver del mercado, no comen sin hacer primero las abluciones. Además,
hay muchas otras prácticas, a las que están aferrados por tradición, como
el lavado de los vasos, de las jarras y de la vajilla de bronce.
Entonces los fariseos y los escribas preguntaron a Jesús: "¿Por qué tus
discípulos no proceden de acuerdo con la tradición de nuestros antepasados,
sino que comen con las manos impuras?".
El les respondió: "¡Hipócritas! Bien profetizó de ustedes Isaías, en el
pasaje de la Escritura que dice: Este pueblo me honra con los labios, pero
su corazón está lejos de mí.
En vano me rinde culto: las doctrinas que enseñan no son sino preceptos
humanos.
Ustedes dejan de lado el mandamiento de Dios, por seguir la tradición de
los hombres".
Y Jesús, llamando otra vez a la gente, les dijo: "Escúchenme todos y
entiéndanlo bien.
Ninguna cosa externa que entra en el hombre puede mancharlo; lo que lo hace
impuro es aquello que sale del hombre.
Porque es del interior, del corazón de los hombres, de donde provienen las
malas intenciones, las fornicaciones, los robos, los homicidios,
los adulterios, la avaricia, la maldad, los engaños, las deshonestidades,
la envidia, la difamación, el orgullo, el desatino.
Todas estas cosas malas proceden del interior y son las que manchan al
hombre".
Extraído de la Biblia, Libro del Pueblo de Dios.
Leer el comentario del Evangelio por
Concilio Vaticano II
Constitución dogmática sobre la Iglesia en el mundo actual «Gaudium et spes», § 82
La paz procede del corazón de cada persona
Acerca de los problemas de la paz y del desarme, los sondeos y
conversaciones diligente e ininterrumpidamente celebrados y los congresos
internacionales que han tratado de este asunto deben ser considerados como
los primeros pasos para solventar temas tan espinosos y serios, y hay que
promoverlos con mayor urgencia en el futuro para obtener resultados
prácticos. Sin embargo, hay que evitar el confiarse sólo en los conatos de
unos pocos, sin preocuparse de la reforma en la propia mentali¬dad...
Nada les aprovecha trabajar en la construcción de la paz mientras los
sentimientos de hostilidad, de menosprecio y de desconfianza, los odios
raciales y las ideologías obstinadas, dividen a los hombres y los enfrentan
entre sí. Es de suma ¬urgen¬cia proceder a una renovación en la educación
de la mentalidad y a una nueva orientación en la opinión pública. Los que
se entregan a la tarea de la educación, principalmen¬te de la juventud, o
forman la opinión pública, tengan como gravísima obligación la preocupación
de formar las mentes de todos en nuevos sentimientos pacíficos. Tenemos
todos que cambiar nuestros corazones, con los ojos puestos en el orbe
entero y en aquellos trabajos que todos juntos podemos llevar a cabo para
que nuestra generación mejore.
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domingo, 30 de agosto de 2009
Evangelio del Día
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