domingo, 29 de abril de 2018

Evangelio del Día


domingo 29 Abril 2018

Quinto Domingo de Pascua
En Europa: S. CATALINA DE SIENA, virgen y doctora, patrona de Europa, Fiesta

Santa Catalina de Siena

Leer el comentario del Evangelio por
Venerable Pio XII : «Sin mí, no pueden hacer nada»

Hechos 9,26-31.

Cuando llegó a Jerusalén, trató de unirse a los discípulos, pero todos le tenían desconfianza porque no creían que también él fuera un verdadero discípulo.
Entonces Bernabé, haciéndose cargo de él, lo llevó hasta donde se encontraban los Apóstoles, y les contó en qué forma Saulo había visto al Señor en el camino, cómo le había hablado, y con cuánta valentía había predicado en Damasco en el nombre de Jesús.
Desde ese momento, empezó a convivir con los discípulos en Jerusalén y predicaba decididamente en el nombre del Señor.
Hablaba también con los judíos de lengua griega y discutía con ellos, pero estos tramaban su muerte.
Sus hermanos, al enterarse, lo condujeron a Cesarea y de allí lo enviaron a Tarso.
La Iglesia, entre tanto, gozaba de paz en toda Judea, Galilea y Samaría. Se iba consolidando, vivía en el temor del Señor y crecía en número, asistida por el Espíritu Santo.


Epístola I de San Juan 3,18-24.

Hijitos míos, no amemos solamente con la lengua y de palabra, sino con obras y de verdad.
En esto conoceremos que somos de la verdad, y estaremos tranquilos delante de Dios
aunque nuestra conciencia nos reproche algo, porque Dios es más grande que nuestra conciencia y conoce todas las cosas.
Queridos míos, si nuestro corazón no nos hace ningún reproche, podemos acercarnos a Dios con plena confianza,
y él nos concederá todo cuanto le pidamos, porque cumplimos sus mandamientos y hacemos lo que le agrada.
Su mandamiento es este: que creamos en el nombre de su Hijo Jesucristo, y nos amemos los unos a los otros como él nos ordenó.
El que cumple sus mandamientos permanece en Dios, y Dios permanece en él; y sabemos que él permanece en nosotros, por el Espíritu que nos ha dado.


Juan 15,1-8.

Jesús dijo a sus discípulos:
«Yo soy la verdadera vid y mi Padre es el viñador.
El corta todos mis sarmientos que no dan fruto; al que da fruto, lo poda para que dé más todavía.
Ustedes ya están limpios por la palabra que yo les anuncié.
Permanezcan en mí, como yo permanezco en ustedes. Así como el sarmiento no puede dar fruto si no permanece en la vid, tampoco ustedes, si no permanecen en mí.
Yo soy la vid, ustedes los sarmientos. El que permanece en mí, y yo en él, da mucho fruto, porque separados de mí, nada pueden hacer.
Pero el que no permanece en mí, es como el sarmiento que se tira y se seca; después se recoge, se arroja al fuego y arde.
Si ustedes permanecen en mí y mis palabras permanecen en ustedes, pidan lo que quieran y lo obtendrán.
La gloria de mi Padre consiste en que ustedes den fruto abundante, y así sean mis discípulos.»



Extraído de la Biblia: Libro del Pueblo de Dios.



Leer el comentario del Evangelio por :

Venerable Pio XII (1876-1958), papa 1939-1958
Beato Pío XII, papa de 1939 a 1958 (© Copyright - Libreria Editrice Vaticana)

«Sin mí, no pueden hacer nada»

«En Cristo, plugo al Padre que habitara en El toda plenitud. Brillan en Él los dones sobrenaturales que acompañan a la unión hipostática (es decir la unión en Cristo de la naturaleza divina y de la naturaleza humana): puesto que en Él habita el Espíritu Santo con
tal plenitud de gracia, que no puede imaginarse otra mayor: A Él ha sido dada «potestad sobre toda carne»…De Él se deriva al Cuerpo de la Iglesia toda la luz con que los creyentes son, iluminados, y toda la gracia con que se hacen santos, como Él es santo.

…Él es el que infunde en los fieles la luz de la fe; Él quien enriquece con los dones sobrenaturales de ciencia, inteligencia y sabiduría a los Pastores y Doctores, y principalmente a su Vicario en la tierra, para que conserven fielmente el tesoro de la fe, lo defiendan con valentía y lo expliquen y corroboren piadosa y diligentemente; Él es, por fin, el que, aunque invisible, preside e ilumina los Concilios de la Iglesia.

Cristo es autor y causa de santidad. Porque no puede obrarse ningún acto saludable, que no proceda de Él como de fuente sobrenatural. «Sin mí, dijo, nada pueden hacer» »(Jn 15 :5). Cuando por los pecados cometidos nos movemos a dolor y penitencia, cuando con temor filial y con esperanza nos convertimos a Dios, siempre procedemos movidos por Él. La gracia y la gloria proceden de su inexhausta plenitud.

Y cuando los Sacramentos de la Iglesia se administran con rito externo. Él es quien produce el efecto interior en las almas. Y asimismo. Él es quien, alimentando a los redimidos con su propia carne y sangre, apacigua los desordenados y turbulentos movimientos del alma; Él es el que aumenta las gracias y prepara la gloria a las almas y a los cuerpos.

…Cristo nuestro Señor hace que la Iglesia viva de su misma vida, penetra todo el Cuerpo con su virtud divina, y alimenta y sustenta a cada uno de los miembros, según el lugar que en el Cuerpo ocupan, de una manera semejante a aquella con que la vida nutre sus sarmientos y hace que fructifiquen (Jn 15:4-6).







domingo, 22 de abril de 2018

Evangelio del Día


domingo 22 Abril 2018

Cuarto Domingo de Pascua

San Sotero, Beato Francisco de Fabriano

Leer el comentario del Evangelio por
Basilio de Seleucia : « El buen Pastor da su vida por sus ovejas»

Hechos 4,8-12.

En aquellos días:
Pedro, lleno del Espíritu Santo, dijo: "Jefes del pueblo y ancianos,
ya que hoy se nos pide cuenta del bien que hicimos a un enfermo y de cómo fue curado,
sepan ustedes y todo el pueblo de Israel: este hombre está aquí sano delante de ustedes por el nombre de nuestro Señor Jesucristo de Nazaret, al que ustedes crucificaron y Dios resucitó de entre los muertos.
El es la piedra que ustedes, los constructores, han rechazado, y ha llegado a ser la piedra angular.
Porque no existe bajo el cielo otro Nombre dado a los hombres, por el cual podamos salvarnos".


Epístola I de San Juan 3,1-2.

Queridos hermanos:
¡Miren cómo nos amó el Padre!
Quiso que nos llamáramos hijos de Dios,
y nosotros lo somos realmente.
Si el mundo no nos reconoce,
es porque no lo ha reconocido a Él.
Queridos míos,
desde ahora somos hijos de Dios,
y lo que seremos no se ha manifestado todavía.
Sabemos que cuando se manifieste,
seremos semejantes a Él,
porque lo veremos tal cual es.


Juan 10,11-18.

Yo soy el buen Pastor. El buen Pastor da su vida por las ovejas.
El asalariado, en cambio, que no es el pastor y al que no pertenecen las ovejas, cuando ve venir al lobo las abandona y huye, y el lobo las arrebata y las dispersa.
Como es asalariado, no se preocupa por las ovejas.
Yo soy el buen Pastor: conozco a mis ovejas, y mis ovejas me conocen a mí
-como el Padre me conoce a mí y yo conozco al Padre- y doy mi vida por las ovejas.
Tengo, además, otras ovejas que no son de este corral y a las que debo también conducir: ellas oirán mi voz, y así habrá un solo Rebaño y un solo Pastor.
El Padre me ama porque yo doy mi vida para recobrarla.
Nadie me la quita, sino que la doy por mí mismo. Tengo el poder de darla y de recobrarla: este es el mandato que recibí de mi Padre".



Extraído de la Biblia: Libro del Pueblo de Dios.



Leer el comentario del Evangelio por :

Basilio de Seleucia (¿-c. 468), obispo
Homilía 26, sobre el buen Pastor (Trad. ©Evangelizo.org)

« El buen Pastor da su vida por sus ovejas»

«Yo soy el buen pastor. El buen pastor da su vida por sus ovejas». Pilatos vio a ese pastor; los judíos lo vieron, lo condujeron a la cruz por causa de su manada, como el coro de los profetas lo había anunciado claramente antes de la Pasión: «Como un cordero, fue llevado al matadero, como una oveja muda cuando la esquilan» (Is 53:7). No rehúsa la muerte, no le huye al juicio, no rechaza a los que lo crucifican.

No fue sometido a la Pasión: él la deseó por sus ovejas. «Tengo el poder de entregar mi vida, dijo él mismo, y el poder de retomarla». Él destruye el sufrimiento por el sufrimiento de su Pasión, la muerte por su muerte. Por su tumba, abre las tumbas. Sacude el lugar adónde duermen los muertos, le hace saltar los cerrojos. Las tumbas están selladas y la prisión cerrada mientras que el Pastor no desciende en la muerte para ir a anunciar la liberación a aquellas ovejas suyas que se habían adormecido (1P 3:19). Lo vemos bajar adónde duermen los muertos: les da la orden de salir, lo vemos renovar incluso allí el mismo llamado a la vida. «El buen pastor da su vida por sus ovejas»: es así que busca el amor de sus ovejas. Quien ama a Cristo, es aquél que escucha su voz.







domingo, 15 de abril de 2018

Evangelio del Día


domingo 15 Abril 2018

Tercer Domingo de Pascua

Damián de Molokai (Jozef De Veuster), Santa Basilisa Anastasia

Leer el comentario del Evangelio por
San Cirilo de Alejandría : « Miren mis manos y mis pies: soy yo»

Hechos 3,13-15.17-19.

Pedro dijo al pueblo:
"El Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob, el Dios de nuestros padres, glorificó a su servidor Jesús, a quien ustedes entregaron, renegando de él delante de Pilato, cuando este había resuelto ponerlo en libertad.
Ustedes renegaron del Santo y del Justo, y pidiendo como una gracia la liberación de un homicida,
mataron al autor de la vida. Pero Dios lo resucitó de entre los muertos, de lo cual nosotros somos testigos.
Ahora bien, hermanos, yo sé que ustedes obraron por ignorancia, lo mismo que sus jefes.
Pero así, Dios cumplió lo que había anunciado por medio de todos los profetas: que su Mesías debía padecer.
Por lo tanto, hagan penitencia y conviértanse, para que sus pecados sean perdonados."


Epístola I de San Juan 2,1-5a.

Hijos míos, les he escrito estas cosas para que no pequen. Pero si alguno peca, tenemos un defensor ante el Padre: Jesucristo, el Justo.
El es la Víctima propiciatoria por nuestros pecados, y no sólo por los nuestros, sino también por los del mundo entero.
La señal de que lo conocemos, es que cumplimos sus mandamientos.
El que dice: "Yo lo conozco", y no cumple sus mandamientos, es un mentiroso, y la verdad no está en él.
Pero en aquel que cumple su palabra, el amor de Dios ha llegado verdaderamente a su plenitud. Esta es la señal de que vivimos en él.


Lucas 24,35-48.

Los discípulos, por su parte, contaron lo que les había pasado en el camino y cómo lo habían reconocido al partir el pan.
Todavía estaban hablando de esto, cuando Jesús se apareció en medio de ellos y les dijo: "La paz esté con ustedes".
Atónitos y llenos de temor, creían ver un espíritu,
pero Jesús les preguntó: "¿Por qué están turbados y se les presentan esas dudas?
Miren mis manos y mis pies, soy yo mismo. Tóquenme y vean. Un espíritu no tiene carne ni huesos, como ven que yo tengo".
Y diciendo esto, les mostró sus manos y sus pies.
Era tal la alegría y la admiración de los discípulos, que se resistían a creer. Pero Jesús les preguntó: "¿Tienen aquí algo para comer?".
Ellos le presentaron un trozo de pescado asado;
él lo tomó y lo comió delante de todos.
Después les dijo: "Cuando todavía estaba con ustedes, yo les decía: Es necesario que se cumpla todo lo que está escrito de mí en la Ley de Moisés, en los Profetas y en los Salmos".
Entonces les abrió la inteligencia para que pudieran comprender las Escrituras,
y añadió: "Así estaba escrito: el Mesías debía sufrir y resucitar de entre los muertos al tercer día,
y comenzando por Jerusalén, en su Nombre debía predicarse a todas las naciones la conversión para el perdón de los pecados.
Ustedes son testigos de todo esto."



Extraído de la Biblia: Libro del Pueblo de Dios.



Leer el comentario del Evangelio por :

San Cirilo de Alejandría (380-444), obispo y doctor de la Iglesia
Comentario del Evangelio de san Juan (Trad. ©Evangelizo.org)

« Miren mis manos y mis pies: soy yo»

Entrando en el Cenáculo cuando todas las puertas estaban cerradas bajo llave, Cristo mostró una vez más que es Dios por naturaleza, pero que no es tan diferente de aquél que vivía antes con sus discípulos. Descubriendo su costado y mostrando la marca de los clavos, manifestaba la evidencia de que levantó el templo de su cuerpo que había sido suspendido en la cruz (Jn 2:19), destruyendo la muerte física, ya que por naturaleza él es la vida y es Dios…

Incluso si Cristo hubiera querido desplegar la gloria de su cuerpo ante los discípulos, antes de subir hacia el Padre, nuestros ojos no hubieran podido soportar verlo. Esto lo comprenderán fácilmente si se acuerdan de la transfiguración que había sido mostrada antes sobre la montaña (Mt 17:1s)…Es por esto que, con el fin de observar exactamente el plan divino, en el Cenáculo nuestro Señor Jesús se aparecía todavía bajo la forma que tenía antes, y no según la debida gloria que le corresponde a su templo transfigurado. Él no quería que la fe en la resurrección reposara sobre un aspecto y un cuerpo diferente de aquellos que había recibido de la santa Virgen y en los cuales murió después de haber sido crucificado según las Escrituras…

El Señor saluda a los discípulos diciendo: « Paz a ustedes». De esta manera declara que él mismo es la paz, pues aquellos que gozan de su presencia gozan también de un espíritu perfectamente apaciguado. Es justamente esto lo que san Pablo deseaba a los discípulos cuando les decía « Que la paz de Cristo que es mayor de lo que se puede imaginar, les guarde sus corazones y sus pensamientos en Cristo Jesús» (Fil 4:7). Para san Pablo, la paz de Cristo, que supera todo lo que podemos imaginar, no es otra que su Espíritu (Jn 20:21-22); aquel que participa a su espíritu será colmado de todo bien.







domingo, 8 de abril de 2018

Evangelio del Día


domingo 08 Abril 2018

Segundo Domingo de Pascua o de la Divina Misericordia

Santos Timoteo de Antioquía

Leer el comentario del Evangelio por
San Agustín : «Y Dios dijo: 'Que exista la luz'» (Gn 1,3)

Hechos 4,32-35.

La multitud de los creyentes tenía un solo corazón y una sola alma. Nadie consideraba sus bienes como propios, sino que todo era común entre ellos.
Los Apóstoles daban testimonio con mucho poder de la resurrección del Señor Jesús y gozaban de gran estima.
Ninguno padecía necesidad, porque todos los que poseían tierras o casas las vendían
y ponían el dinero a disposición de los Apóstoles, para que se distribuyera a cada uno según sus necesidades.


Epístola I de San Juan 5,1-6.

Queridos hermanos:
El que cree que Jesús es el Cristo ha nacido de Dios; y el que ama al Padre ama también al que ha nacido de él,
La señal de que amamos a los hijos de Dios es que amamos a Dios y cumplimos sus mandamientos.
El amor a Dios consiste en cumplir sus mandamientos, y sus mandamientos no son una carga,
porque el que ha nacido de Dios, vence al mundo. Y la victoria que triunfa sobre el mundo es nuestra fe.
¿Quién es el que vence al mundo, sino el que cree que Jesús es el Hijo de Dios?
Jesucristo vino por el agua y por la sangre; no solamente con el agua, sino con el agua y con la sangre. Y el Espíritu da testimonio porque el Espíritu es la verdad.


Juan 20,19-31.

Al atardecer de ese mismo día, el primero de la semana, estando cerradas las puertas del lugar donde se encontraban los discípulos, por temor a los judíos, llegó Jesús y poniéndose en medio de ellos, les dijo: "¡La paz esté con ustedes!".
Mientras decía esto, les mostró sus manos y su costado. Los discípulos se llenaron de alegría cuando vieron al Señor.
Jesús les dijo de nuevo: "¡La paz esté con ustedes! Como el Padre me envió a mí, yo también los envío a ustedes".
Al decirles esto, sopló sobre ellos y añadió: "Reciban el Espíritu Santo.
Los pecados serán perdonados a los que ustedes se los perdonen, y serán retenidos a los que ustedes se los retengan".
Tomás, uno de los Doce, de sobrenombre el Mellizo, no estaba con ellos cuando llegó Jesús.
Los otros discípulos le dijeron: "¡Hemos visto al Señor!". El les respondió: "Si no veo la marca de los clavos en sus manos, si no pongo el dedo en el lugar de los clavos y la mano en su costado, no lo creeré".
Ocho días más tarde, estaban de nuevo los discípulos reunidos en la casa, y estaba con ellos Tomás. Entonces apareció Jesús, estando cerradas las puertas, se puso en medio de ellos y les dijo: "¡La paz esté con ustedes!".
Luego dijo a Tomás: "Trae aquí tu dedo: aquí están mis manos. Acerca tu mano: Métela en mi costado. En adelante no seas incrédulo, sino hombre de fe".
Tomas respondió: "¡Señor mío y Dios mío!".
Jesús le dijo: "Ahora crees, porque me has visto. ¡Felices los que creen sin haber visto!".
Jesús realizó además muchos otros signos en presencia de sus discípulos, que no se encuentran relatados en este Libro.
Estos han sido escritos para que ustedes crean que Jesús es el Mesías, el Hijo de Dios, y creyendo, tengan Vida en su Nombre.



Extraído de la Biblia: Libro del Pueblo de Dios.



Leer el comentario del Evangelio por :

San Agustín (354-430), obispo de Hipona (África del Norte), doctor de la Iglesia
Sermón 258

«Y Dios dijo: 'Que exista la luz'» (Gn 1,3)

     «Este es el día que hizo el Señor» (Sl 117, 24). Acordaos del estado en que se encontraba el mundo en sus orígenes: «La tierra era un caos informe; sobre la faz del Abismo, la tiniebla. Y el Aliento de Dios se cernía sobre la faz de las aguas. Y dijo Dios: Que exista la luz. Y la luz existió. Y separó Dios la luz de la tiniebla: llamó Dios a la luz 'Día', y a la tiniebla 'Noche'» (Gn 1,2s)... «Este es el día que hizo el Señor». Es el día del cual habla el apóstol cuando dice: «En otro tiempo erais tinieblas, ahora sois luz en el Señor» (Ef 5,8)...

¿Acaso Tomás no era un hombre, uno de sus discípulos, un hombre, por decirlo de alguna manera, sacado de la multitud? Sus hermanos le decían: «Hemos visto al Señor». Y él decía: «Si no meto el dedo en el agujero de los clavos y no meto la mano en su costado, no lo creo». Los evangelistas te traen la noticia, ¿y tú no crees? ¿El mundo ha creído, y un discípulo no?... No había llegado todavía este día que hizo el Señor; las tinieblas estaban todavía sobre el abismo, en las profundidades del corazón humano que estaba en tinieblas. Que venga pues aquel que es la punta del día, que venga y que diga con paciencia, con dulzura, sin cólera, él que es el que cura: «Ven. Ven, toca aquí y cree. Tú has dicho: 'Si no meto el dedo en el agujero de los clavos y no meto la mano en su costado, no lo creo'. Ven, toca, mete tu dedo y no seas incrédulo, sino creyente. Yo conocía tus heridas, he guardado para ti mi cicatriz».

El discípulo, acercando su mano, puede completar enteramente su fe. ¿Cuál es, en efecto, la plenitud de la fe? Creer que Cristo no es tan sólo hombre, creer que Cristo tampoco es solamente Dios, sino creer que es hombre y Dios... Por eso el discípulo al cual su Salvador hizo tocar los miembros de su cuerpo y sus cicatrices, exclama: «Mi Señor y mi Dios». Ha tocado al hombre, en él ha reconocido a Dios. Ha tocado la carne, y se giró hacia la Palabra,  porque «la Palabra se hizo carne y habitó entre nosotros» (Jn 1,14). La Palabra soportó que su carne colgara de un madero...; La Palabra soportó que su carne fuera colocada en un sepulcro. La Palabra ha resucitado su propia carne, la mostró a los ojos de sus discípulos, se prestó a ser tocada por sus manos. Ellos tocan y exclaman: «¡Mi Señor y mi Dios!»

Este es el día que hizo el Señor.







domingo, 1 de abril de 2018

Pascua: Cristo está a nuestro lado

 

EVANGELIO  DEL  DÍA

http://www.evangeliodeldia.org 


"Señor, ¿a quién iremos? Tú tienes palabras de Vida eterna".  Jn 6,68                          

 

Queridos amigos

Queridos suscriptores del Evangelio del Día, 

 

¡El equipo entero del Evangelio del Día les desea una santa Pascua de Resurrección!


Vimos a Jesús ser aclamado el Domingo de Ramos y luego sufriendo durante la Semana Santa. Él, siendo el Camino y la Verdad, el Amor encarnado, fue condenado de manera totalmente injusta por faltas que no había cometido, tratado como un matón peligroso. Sufrió la muerte con paciencia y dulzura, a pesar de la violencia que lo rodeaba. Si seguimos su ejemplo, si aceptamos con paciencia y coraje el sufrir con Jesús, resucitaremos con Él.


Así como Simeón estaba a su lado para ayudarlo a llevar su cruz, Jesús siempre está a nuestro lado para apoyarnos en los momentos difíciles. Simeón representa toda la humanidad, y por unos metros en la Vía Dolorosa, Cristo y la humanidad han sufrido juntos, hombro con hombro. Aún hoy en día, todos los días de nuestra vida, y hasta el fin del mundo, Cristo está con nosotros, hombro contra hombro, para sostenernos y llevarnos por el camino de la Felicidad eterna. Tengamos la audacia y la simplicidad de reposar en Él, nuestro hermano, cuando la cruz se vuelve pesada. Él nos dará la fuerza para continuar nuestro viaje con alegría.


Que la Santísima Virgen María nos haga participar plenamente en esta gran alegría de la Pascua, que es un anticipo del Cielo.

 

El equipo hispano-parlante del Evangelio del Día, un servicio evangelizo.org



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Evangelio del Día


domingo 01 Abril 2018

Domingo de Pascua de la Resurrección del Señor

San Hugo de Grenoble, Beato José Girotti

Leer el comentario del Evangelio por
San Gregorio Nacianceno : «Ustedes resucitaron con Cristo, busquen las cosas de arriba» (Col 3,1)

Hechos 10,34a.37-43.

Pedro, tomando la palabra, dijo:
"Ustedes ya saben qué ha ocurrido en toda Judea, comenzando por Galilea, después del bautismo que predicaba Juan:
cómo Dios ungió a Jesús de Nazaret con el Espíritu Santo, llenándolo de poder. El pasó haciendo el bien y curando a todos los que habían caído en poder del demonio, porque Dios estaba con él.
Nosotros somos testigos de todo lo que hizo en el país de los judíos y en Jerusalén. Y ellos lo mataron, suspendiéndolo de un patíbulo.
Pero Dios lo resucitó al tercer día y le concedió que se manifestara,
no a todo el pueblo, sino a testigos elegidos de antemano por Dios: a nosotros, que comimos y bebimos con él, después de su resurrección.
Y nos envió a predicar al pueblo, y atestiguar que él fue constituido por Dios Juez de vivos y muertos.
Todos los profetas dan testimonio de él, declarando que los que creen en él reciben el perdón de los pecados, en virtud de su Nombre".


Pablo a los Colosenses 3,1-4.

Hermanos:
Ya que ustedes han resucitado con Cristo, busquen los bienes del cielo donde Cristo está sentado a la derecha de Dios.
Tengan el pensamiento puesto en las cosas celestiales y no en las de la tierra.
Porque ustedes están muertos, y su vida está desde ahora oculta con Cristo en Dios.
Cuando se manifieste Cristo, que es nuestra vida, entonces ustedes también aparecerán con él, llenos de gloria.


Juan 20,1-9.

El primer día de la semana, de madrugada, cuando todavía estaba oscuro, María Magdalena fue al sepulcro y vio que la piedra había sido sacada.
Corrió al encuentro de Simón Pedro y del otro discípulo al que Jesús amaba, y les dijo: "Se han llevado del sepulcro al Señor y no sabemos dónde lo han puesto".
Pedro y el otro discípulo salieron y fueron al sepulcro.
Corrían los dos juntos, pero el otro discípulo corrió más rápidamente que Pedro y llegó antes.
Asomándose al sepulcro, vio las vendas en el suelo, aunque no entró.
Después llegó Simón Pedro, que lo seguía, y entró en el sepulcro: vio las vendas en el suelo,
y también el sudario que había cubierto su cabeza; este no estaba con las vendas, sino enrollado en un lugar aparte.
Luego entró el otro discípulo, que había llegado antes al sepulcro: él también vio y creyó.
Todavía no habían comprendido que, según la Escritura, él debía resucitar de entre los muertos.



Extraído de la Biblia: Libro del Pueblo de Dios.



Leer el comentario del Evangelio por :

San Gregorio Nacianceno (330-390), obispo y doctor de la Iglesia
Sermón 45 (Trad. ©Evangelizo.org)

«Ustedes resucitaron con Cristo, busquen las cosas de arriba» (Col 3,1)

Cristo resucitó de entre los muertos: levántense, ustedes también…día de resurrección, ¡feliz comienzo del mundo nuevo! Celebremos con alegría esta fiesta: ¡démonos un beso de paz! Ayer, estábamos inmolando al cordero,…Egipto lloraba sus primogénitos y el faraón, ese cruel tirano…Hemos sido liberados de nuestra servidumbre, y nadie puede impedirnos celebrar, en honor de nuestro Dios, la fiesta de nuestro Éxodo, y la celebración de nuestra Pascua « no con la vieja levadura…, pero con panes sin levadura: la rectitud y la verdad »…

Ayer, estaba crucificado con Cristo; ahora soy glorificado con él. Ayer, estaba muerto con él; ahora, he vuelto a la vida con él. Ayer, estaba sepultado con Cristo; ahora, resucito con él…Llevemos pues nuestras ofendas al que sufrió y que resucitó por nosotros…; ofrezcámonos a nosotros mismos: son esos los bienes más queridos ante Dios y los más cercanos a él. A la imagen de Dios que está en nosotros, démosle el brillo que conviene a dicha imagen reconozcamos nuestra dignidad, honremos nuestro modelo. Comprendamos el poder de ese misterio y porqué Cristo murió. Hagámonos semejantes a Cristo, puesto que él se hizo semejante a nosotros; volvámonos Dios por medio de él, pues él se hizo hombre por nuestra causa.

Él cargo lo peor para darnos lo mejor; se hizo pobre para enriquecernos por su pobreza; asumió la condición de esclavo para procurarnos la libertad; se rebajó para elevarnos; quiso conocer la prueba para permitirnos vencer; fue despreciado para glorificarnos; murió para salvarnos; subió al cielo para atraer hacia él los que yacían en el pecado. Demos todo, ofrezcámosle todo lo que somos al que se dio como rescate por nosotros. Conscientes del misterio de Pascua, no podemos hacer cosa mejor que ofrecernos a nosotros mismos volviéndonos por Cristo todo lo que él se volvió por nosotros.