domingo, 29 de abril de 2012

Evangelio del Día

domingo 29 Abril 2012
Cuarto Domingo de Pascua





Leer el comentario del Evangelio por
San Basilio de Seleucia : «Yo soy el buen pastor; conozco a mis ovejas y ellas me conocen»

Lecturas

Hechos 4,8-12.


Pedro, lleno del Espíritu Santo, dijo: "Jefes del pueblo y ancianos,
ya que hoy se nos pide cuenta del bien que hicimos a un enfermo y de cómo fue curado,
sepan ustedes y todo el pueblo de Israel: este hombre está aquí sano delante de ustedes por el nombre de nuestro Señor Jesucristo de Nazaret, al que ustedes crucificaron y Dios resucitó de entre los muertos.
El es la piedra que ustedes, los constructores, han rechazado, y ha llegado a ser la piedra angular.
Porque no existe bajo el cielo otro Nombre dado a los hombres, por el cual podamos alcanzar la salvación".


Epístola I de San Juan 3,1-2.


¡Miren cómo nos amó el Padre! Quiso que nos llamáramos hijos de Dios, y nosotros lo somos realmente. Si el mundo no nos reconoce, es porque no lo ha reconocido a él.
Queridos míos, desde ahora somos hijos de Dios, y lo que seremos no se ha manifestado todavía. Sabemos que cuando se manifieste, seremos semejantes a él, porque lo veremos tal cual es.


Juan 10,11-18.


Yo soy el buen Pastor. El buen Pastor da su vida por las ovejas.
El asalariado, en cambio, que no es el pastor y al que no pertenecen las ovejas, cuando ve venir al lobo las abandona y huye, y el lobo las arrebata y las dispersa.
Como es asalariado, no se preocupa por las ovejas.
Yo soy el buen Pastor: conozco a mis ovejas, y mis ovejas me conocen a mí
-como el Padre me conoce a mí y yo conozco al Padre- y doy mi vida por las ovejas.
Tengo, además, otras ovejas que no son de este corral y a las que debo también conducir: ellas oirán mi voz, y así habrá un solo Rebaño y un solo Pastor.
El Padre me ama porque yo doy mi vida para recobrarla.
Nadie me la quita, sino que la doy por mí mismo. Tengo el poder de darla y de recobrarla: este es el mandato que recibí de mi Padre".


Extraído de la Biblia, Libro del Pueblo de Dios.



Leer el comentario del Evangelio por

San Basilio de Seleucia (?-v. 468), obispo
Oración 26; PG 44, 129

«Yo soy el buen pastor; conozco a mis ovejas y ellas me conocen»

Miremos a nuestro pastor, Cristo... Se regocija con las ovejas que
están cercanas a él y va en busca de las extraviadas. No teme montes y
bosques; recorre barrancos hasta llegar a la oveja perdida. Y aunque la
encuentre en estado lastimoso, no se encoleriza, sino llevado por la
compasión, la toma sobre sus hombros y, de su propio cansancio, cura la
oveja cansada (Lc 15,4s)... Con razón Cristo proclama: "Yo soy el Buen
Pastor, busco la oveja perdida, recupero a la extraviada, vendo a la que
está herida, curo a la que está enferma» (Ez 34,16). He visto al rebaño de
los hombres agobiado por la enfermedad; he visto a mis corderos descender
al lugar de los demonios; he visto a mi rebaño despedazado por los lobos.
He visto ésto y no lo he visto desde lo alto. Por eso tomé la mano
desecada, atrapada por el mal, como por un lobo; desaté aquello que la
fiebre había atado; hice ver a aquellos, cuyos ojos permanecieron cerrados
desde el seno de su madre; saqué a Lázaro de la tumba, donde yacía desde
hacía cuatro días (Mc 3,5; 1,31; Jn 9; 11). «Porque soy el buen pastor; el
buen pastor da su vida por sus ovejas "... Los profetas conocieron a este
pastor, ya que antes de su Pasión, anunciaban lo que iba a venir: "Como
cordero, llevado al matadero; como oveja ante el esquilador, no abría la
boca" (Is 53,7). Como una oveja, el pastor ofreció su garganta por sus
ovejas... Por su muerte, remedia a la muerte; por su tumba, vacía las
tumbas... Las tumbas son pesadas y la prisión está cerrada, mientras
el pastor, desciende de la cruz, no viene para llevar a sus ovejas
apresadas la alegre noticia de su liberación. Lo vemos en los infiernos
donde da la orden de liberación (1P 3,19); lo vemos llamar de nuevo a sus
ovejas, llamarlas por su nombre y llevarlas de la estancia de los muertos a
la vida. "El buen pastor da su vida por sus ovejas". Así es como se propone
ganar el afecto de sus ovejas, y a las que saben oír su voz las ama Cristo.




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