domingo, 5 de febrero de 2012

Evangelio del Día

domingo 05 Febrero 2012
Quinto Domingo del tiempo ordinario

Santa Águeda



Leer el comentario del Evangelio por
Juan Taulero : "Jesús se fue a un lugar desierto, y allí oraba"

Lecturas

Job 7,1-4.6-7.


¿No es una servidumbre la vida del hombre sobre la tierra? ¿No son sus jornadas las de un asalariado?
¿Como un esclavo que suspira por la sombra, como un asalariado que espera su jornal,
así me han tocado en herencia meses vacíos, me han sido asignadas noches de dolor.
Al acostarme, pienso: "¿Cuándo me levantaré?". Pero la noche se hace muy larga y soy presa de la inquietud hasta la aurora.
Mis días corrieron más veloces que una lanzadera: al terminarse el hilo, llegaron a su fin.
Recuerda que mi vida es un soplo y que mis ojos no verán más la felicidad.


1 Corintios 9,16-19.22-23.


Si anuncio el Evangelio, no lo hago para gloriarme: al contrario, es para mí una necesidad imperiosa. ¡Ay de mí si no predicara el Evangelio!
Si yo realizara esta tarea por iniciativa propia, merecería ser recompensado, pero si lo hago por necesidad, quiere decir que se me ha confiado una misión.
¿Cuál es entonces mi recompensa? Predicar gratuitamente la Buena Noticia, renunciando al derecho que esa Buena Noticia me confiere.
En efecto, siendo libre, me hice esclavo de todos, para ganar al mayor número posible.
Y me hice débil con los débiles, para ganar a los débiles. Me hice todo para todos, para ganar por lo menos a algunos, a cualquier precio.
Y todo esto, por amor a la Buena Noticia, a fin de poder participar de sus bienes.


Marcos 1,29-39.


Cuando salió de la sinagoga, fue con Santiago y Juan a casa de Simón y Andrés.
La suegra de Simón estaba en cama con fiebre, y se lo dijeron de inmediato.
El se acercó, la tomó de la mano y la hizo levantar. Entonces ella no tuvo más fiebre y se puso a servirlos.
Al atardecer, después de ponerse el sol, le llevaron a todos los enfermos y endemoniados,
y la ciudad entera se reunió delante de la puerta.
Jesús curó a muchos enfermos, que sufrían de diversos males, y expulsó a muchos demonios; pero a estos no los dejaba hablar, porque sabían quién era él.
Por la mañana, antes que amaneciera, Jesús se levantó, salió y fue a un lugar desierto; allí estuvo orando.
Simón salió a buscarlo con sus compañeros,
y cuando lo encontraron, le dijeron: "Todos te andan buscando".
El les respondió: "Vayamos a otra parte, a predicar también en las poblaciones vecinas, porque para eso he salido".
Y fue predicando en las sinagogas de toda la Galilea y expulsando demonios.


Extraído de la Biblia, Libro del Pueblo de Dios.



Leer el comentario del Evangelio por

Juan Taulero (v. 1300-1361), dominico en Estrasburgo
Sermón 15, Vísperas Domingo de Ramos

"Jesús se fue a un lugar desierto, y allí oraba"

Cuando el Hijo de Dios levantó la mirada al cielo y dijo: «Padre,
glorifica a tu Hijo" (Jn 17,1), nos enseñó con esta acción que debemos
elevar muy alto todos nuestros sentidos, nuestras manos, nuestras
facultades, nuestra alma, y rezar en él, con él y por él. He aquí la obra
más amable y más santa que el Hijo de Dios ha hecho aquí abajo: adorar a su
Padre muy amado. Pero esto sobrepasa en mucho todo raciocinio, y no podemos
de ningún modo alcanzarlo y comprenderlo, si no es en el Espíritu Santo.
San Augustín y san Anselmo nos dicen sobre la oración que es "una elevación
del alma hacia Dios "... Sólo te digo esto: libérate, de verdad, de
tí mismo y de todas las cosas creadas, y levanta tu alma a Dios por encima
de todas las criaturas, en el abismo profundo. Allí, sumerge tu espíritu en
el Espíritu de Dios, en un verdadero abandono..., en una unión verdadera
con Dios... Allí, pide a Dios todo lo que quiere que se le pida, lo que
deseas y lo que los hombres desean de ti. Y ten esto por cierto: lo que es
una insignificante moneda frente a cien mil monedas de oro, lo es toda
oración exterior frente a esta oración que es unión verdadera con Dios,
este derroche y esta fusión del espíritu creado en el Espíritu increado de
Dios... Si se te pide una oración, es bueno que la hagas de modo
exterior como se te ha pedido y como lo prometiste. Pero, haciendo esto,
conduce tu alma hacia las alturas y a tu desierto interior, empuja allí
todo tu rebaño como Moisés (Ex 3,1)... "Los verdaderos adoradores adorarán
al Padre en espíritu y verdad " (Jn 4,23). En esta oración interior se
unifican todas las prácticas, todas fórmulas y todos los tipos de oración
que desde Adán hasta hoy se han ofrecido y que serán todavía ofrecidos
hasta el último día. Llevamos todo esto a su perfección en un instante, a
través de este recogimiento verdadero y esencial.




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