domingo, 30 de mayo de 2010

Evangelio del Día

domingo 30 Mayo 2010
La Santísima Trinidad - Solemnidad

Congregación para la causa de los santos: Pierina de Micheli



Leer el comentario del Evangelio por
San Juan de la Cruz : «Un solo Dios, un solo Señor, en la trinidad de personas y en la unidad de naturaleza» (Prefacio)

Lecturas

Proverbios 8,22-31.
El Señor me creó como primicia de sus caminos, antes de sus obras, desde
siempre.
Yo fui formada desde la eternidad, desde el comienzo, antes de los orígenes
de la tierra.
Yo nací cuando no existían los abismos, cuando no había fuentes de aguas
caudalosas.
Antes que fueran cimentadas las montañas, antes que las colinas, yo nací,
cuando él no había hecho aún la tierra ni los espacios ni los primeros
elementos del mundo.
Cuando él afianzaba el cielo, yo estaba allí; cuando trazaba el horizonte
sobre el océano,
cuando condensaba las nubes en lo alto, cuando infundía poder a las fuentes
del océano,
cuando fijaba su límite al mar para que las aguas no transgredieran sus
bordes, cuando afirmaba los cimientos de la tierra,
yo estaba a su lado como un hijo querido y lo deleitaba día tras día,
recreándome delante de él en todo tiempo,
recreándome sobre la faz de la tierra, y mi delicia era estar con los hijos
de los hombres.


San Pablo a los Romanos 5,1-5.
Justificados, entonces, por la fe, estamos en paz con Dios, por medio de
nuestro Señor Jesucristo.
Por él hemos alcanzado, mediante la fe, la gracia en la que estamos
afianzados, y por él nos gloriamos en la esperanza de la gloria de Dios.
Más aún, nos gloriamos hasta de las mismas tribulaciones, porque sabemos
que la tribulación produce la constancia;
la constancia, la virtud probada; la virtud probada, la esperanza.
Y la esperanza no quedará defraudada, porque el amor de Dios ha sido
derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo, que nos ha sido
dado.


Juan 16,12-15.
Todavía tengo muchas cosas que decirles, pero ustedes no las pueden
comprender ahora.
Cuando venga el Espíritu de la Verdad, él los introducirá en toda la
verdad, porque no hablará por sí mismo, sino que dirá lo que ha oído y les
anunciará lo que irá sucediendo.
El me glorificará, porque recibirá de lo mío y se lo anunciará a ustedes.
Todo lo que es del Padre es mío. Por eso les digo: 'Recibirá de lo mío y se
lo anunciará a ustedes'.


Extraído de la Biblia, Libro del Pueblo de Dios.



Leer el comentario del Evangelio por

San Juan de la Cruz (1542-1591), carmelita descalzo, doctor de la Iglesia
Poema «Cantar del alma que se huelga de conocer a Dios por fe»

«Un solo Dios, un solo Señor, en la trinidad de personas y en la unidad de naturaleza» (Prefacio)

Qué bien sé yo la fonteque mana y corre,aunque es de
noche. Aquella eterna fonte está escondida, que bien
sé yo do tiene su manida, aunque es de noche. Su
origen no lo sé, pues no le tiene, mas sé que todo origen de ella
tiene, aunque es de noche. Sé que no puede ser cosa
tan bella, y que cielos y tierra beben de ella, aunque es de
noche. Bien sé que suelo en ella no se halla, y que
ninguno puede vadealla, aunque es de noche. Su
claridad nunca es oscurecida, y sé que toda luz de ella es venida,
aunque es de noche. Sé ser tan caudalosos sus
corrientes. que infiernos, cielos riegan y las gentes, aunque
es de noche. El corriente que nace de esta fuente bien sé que es tan capaz y omnipotente, aunque es de noche. El corriente que de estas dos procede sé que ninguna de
ellas le precede, aunque es de noche. Aquesta eterna
fonte está escondida en este vivo pan por darnos vida, aunque
es de noche. Aquí se está llamando a las criaturas, y de esta agua se hartan, aunque a oscuras porque es de noche. Aquesta viva fuente que deseo, en este pan de vida yo la
veo, aunque es de noche.




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domingo, 23 de mayo de 2010

Carta de Pentecostés

EL EVANGELIO DEL DÍA

 

Un servicio de evangelización de dimensión universal


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 ¿ Señor, a quién iremos? Tú tienes palabras de Vida eterna. Jn 6, 68

 

 

23 de Mayo de 2010
Queridas Amigas, queridos Amigos:

 

 

 

Estamos a finales del tiempo Pascual, con la fiesta de Pentecostés que celebramos hoy.

 

El día de Pentecostés (al término de las siete semanas pascuales), la Pascua de Cristo se consuma con la efusión del Espíritu Santo que se manifiesta, da y comunica como Persona divina: desde su plenitud, Cristo, el Señor (cf. Hch 2, 36), derrama profusamente el Espíritu.

 

En este día se revela plenamente la Santísima Trinidad. Desde ese día el Reino anunciado por Cristo está abierto a todos los que creen en Él: en la humildad de la carne y en la fe, participan ya en la comunión de la Santísima Trinidad. Con su venida, que no cesa, el Espíritu Santo hace entrar al mundo en los "últimos tiempos", el tiempo de la Iglesia, el Reino ya heredado, pero todavía no consumado:

«Hemos visto la verdadera Luz, hemos recibido el Espíritu celestial, hemos encontrado la verdadera fe: adoramos la Trinidad indivisible porque ella nos ha salvado» (Oficio Bizantino de las Horas. Oficio Vespertino del día de Pentecostés, Tropario 4)

(Catecismo de la Iglesia Católica, 731 y 732)

 

Después de Pentecostés, entramos en la segunda etapa del Tiempo Ordinario que hemos dejado antes de la Cuaresma.

 

El Tiempo Ordinario es el tiempo de la contemplación del misterio de la salvación en lo cotidiano de nuestros días. Es el tiempo durante el cual Jesucristo nos dice que, donde nada interesante puede suceder y nada hay de extraordinario, es, justamente allí, donde el Señor actúa dentro de nuestros corazones, dentro de nuestras vidas. Como el grano que crece durante el sueño del campesino: no se sabe cuando, pero en algún momento la siembra comienza a dar el fruto esperado.

 

 

 

Por este correo, queremos agradecerles y dar las gracias a la Providencia, para el desarrollo del Evangelio del Día. En efecto, estamos muy contentos de anunciarles que hoy somos 480.000 personas en el mundo a recibir cada mañana por correo el Evangelio y su comentario en una de las doce versiones lingüisticas y litúrgicas propuestas.

 

Desde los principios de la aventura, nuestra meta es la difusión del Evangelio al máximo número de personas. Entendemos por difusión del Evangelio el hecho de abrir la vía a la Palabra y a la Gracia de Dios.

El Evangelio del Día se ha desarrollado como el « Grano de mostaza » de la parabola, como «un hombre que echa el grano en su campo: por la noche y el día, que duerma o que se levanta, la semilla germina y crece, él no sabe cómo». Al primer día fueron solamente 10 suscriptores elegidos entre nuestros amigos. Después, poco a poco, hemos venido a ser 480.000 en el mundo, suscritos en Español, en Alemán, en Árabe, en Inglès, en Francés, en Holandés, en Polaco, en Portugués o en Italiano.

En cuanto a nosostros ... el Equipo Internacional... A lo largo de los años se ha desarrollado también. Somos ahora más de cincuenta personas en el mundo. Somos en mayoría laícos, pero también religiosos de varios ordenes regulares. Sus testimonios y apoyo han contribuido y siguen contribuir largamente a nuestra motivación. Nos dan la energía y el entusiasmo para continuar esta obra.

 

 

 

En el Evangelio de hoy, Jesús dijo: "¡La paz esté con ustedes! Como el Padre me envió a mí, yo también los envío a ustedes".

 

Les proponemos enviar invitaciones a sus amigos para que se inscriben a una de las versiones del Evangelio del Día. La inscripción es sin cargo, como ha siempre sido y será siempre.

 

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Pueden dar la oportunidad a sus movimientos y parroquías de incluir la pagina del Evangelio del Día en sus paginas al utilizar el « Reader Evangelizo", en el sitio, menú “saber más”, “flujo RSS” y pues, Reader Evangelizo.

Para imprimir afiches del Evangelio del Día, www.evangeliodeldia.org, el sitio, menú “saber más”, “flyers – folletos”.

 

 

 

Les invitamos a orar para nosotros, los voluntarios del Evangelio del Día, como para los que benefician del servicio.

 

Para  terminar y solamente si es posible, pueden también contribuir al funccionamiento financiero del servicio. La mayor parte del presupuesto es repagada a comunidades monásticas que nos ayudan a elegir y a traducir cada día los comentarios. El resto sirve para los gastos informáticos y los gastos de desarrollo.

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Les agradecemos y les reiteramos nuestros saludos fraternos,

 

El Equipo hispano-hablante del Evangelio del Día,

Hermana Marían y Hermana Eulalía, Hermana Cristina, Graciela, Roberto, Marco y Blandine


l'Evangile au Quotidien / El Evangelio del Día,

4 Quai Koch

67000 Strasbourg (Estrasburgo)

FRANCIA


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Evangelio del Día

domingo 23 Mayo 2010
Domingo de Pentecostés - Solemnidad

Domingo de Pentecostés
San Crispin de Viterbo



Leer el comentario del Evangelio por
San Antonio de Padua : «Y vosotros sois testigos de esto»

Lecturas

Hechos 2,1-11.
Al llegar el día de Pentecostés, estaban todos reunidos en el mismo lugar.
De pronto, vino del cielo un ruido, semejante a una fuerte ráfaga de
viento, que resonó en toda la casa donde se encontraban.
Entonces vieron aparecer unas lenguas como de fuego, que descendieron por
separado sobre cada uno de ellos.
Todos quedaron llenos del Espíritu Santo, y comenzaron a hablar en
distintas lenguas, según el Espíritu les permitía expresarse.
Había en Jerusalén judíos piadosos, venidos de todas las naciones del
mundo.
Al oírse este ruido, se congregó la multitud y se llenó de asombro, porque
cada uno los oía hablar en su propia lengua.
Con gran admiración y estupor decían: "¿Acaso estos hombres que hablan no
son todos galileos?
¿Cómo es que cada uno de nosotros los oye en su propia lengua?
Partos, medos y elamitas, los que habitamos en la Mesopotamia o en la misma
Judea, en Capadocia, en el Ponto y en Asia Menor,
en Frigia y Panfilia, en Egipto, en la Libia Cirenaica, los peregrinos de
Roma,
judíos y prosélitos, cretenses y árabes, todos los oímos proclamar en
nuestras lenguas las maravillas de Dios".


1 Corintios 12,3-7.12-13.
Por eso les aseguro que nadie, movido por el Espíritu de Dios, puede decir:
"Maldito sea Jesús". Y nadie puede decir: "Jesús es el Señor", si no está
impulsado por el Espíritu Santo.
Ciertamente, hay diversidad de dones, pero todos proceden del mismo
Espíritu.
Hay diversidad de ministerios, pero un solo Señor.
Hay diversidad de actividades, pero es el mismo Dios el que realiza todo en
todos.
En cada uno, el Espíritu se manifiesta para el bien común.
Así como el cuerpo tiene muchos miembros, y sin embargo, es uno, y estos
miembros, a pesar de ser muchos, no forman sino un solo cuerpo, así también
sucede con Cristo.
Porque todos hemos sido bautizados en un solo Espíritu para formar un solo
Cuerpo -judíos y griegos, esclavos y hombres libres- y todos hemos bebido
de un mismo Espíritu.


Juan 20,19-23.
Al atardecer de ese mismo día, el primero de la semana, estando cerradas
las puertas del lugar donde se encontraban los discípulos, por temor a los
judíos, llegó Jesús y poniéndose en medio de ellos, les dijo: "¡La paz esté
con ustedes!".
Mientras decía esto, les mostró sus manos y su costado. Los discípulos se
llenaron de alegría cuando vieron al Señor.
Jesús les dijo de nuevo: "¡La paz esté con ustedes! Como el Padre me envió
a mí, yo también los envío a ustedes".
Al decirles esto, sopló sobre ellos y añadió: "Reciban el Espíritu Santo.
Los pecados serán perdonados a los que ustedes se los perdonen, y serán
retenidos a los que ustedes se los retengan".


Extraído de la Biblia, Libro del Pueblo de Dios.



Leer el comentario del Evangelio por

San Antonio de Padua (hacia 1195-1231), franciscano, doctor de la Iglesia
Sermones para el domingo y las fiestas de los santos

«Y vosotros sois testigos de esto»

Pentecostés es la palabra griega que significa «cincuentena». Este día
cincuenta que celebraba el pueblo judío, se contaba a partir del día que
habían inmolado el cordero pascual; y eso era porque, cincuenta días
después de la salida de Egipto, la Ley fue dada sobre la cumbre ardiente
del monte Sinaí. De igual manera, en el Nuevo Testamento, cincuenta días
después de la Pascua de Cristo, el Espíritu Santo descendió sobre los
apóstoles y se les apareció en forma de lenguas de fuego. La Ley fue dada
en el monte Sinaí, el Espíritu en el monte Sión; la Ley en la cima del
monte, el Espíritu en el Cenáculo. «Todos los discípulos
estaba juntos el día de Pentecostés. De repente, un ruido del cielo»... Tal
como lo dice un salmo: «el correr de las acequias alegra la ciudad de
Dios» (45,5). Un gran ruido acompaña la llegada de aquel que venía a
enseñar a los fieles. Fijaos como eso está de acuerdo con lo que leemos en
el Éxodo: «Al tercer día, al rayar el alba, hubo truenos y relámpagos y una
densa nube sobre el monte y un poderoso resonar de trompeta; y todo el
pueblo que estaba en el campamento se echó a temblar» (19,6). El primer día
fue la encarnación de Cristo; el segundo día, su Pasión; el tercer día el
envío del Espíritu Santo. Llega ese día: se oye el trueno, hay un gran
ruido, brillan los relámpagos –los milagros de los apóstoles-; un nube
espesa –la compunción del corazón y la penitencia- cubre la montaña, el
pueblo de Jerusalén (Hch 2,37-38)... «Vieron aparecer unas
lenguas como llamaradas de fuego». Unas lenguas, las de la serpiente, de
Eva y Adán, habían hecho entrar la muerte en este mundo... Por eso el
Espíritu aparece en forma de lenguas, oponiendo lenguas a lenguas, curando
a través del fuego el veneno mortal... «Y empezaron a hablar». Este es el
signo de la plenitud; el vaso lleno hasta rebosar; el fuego que no se puede
contener... Estas diversas lenguas son las diferentes lecciones que nos ha
dejado Cristo, como son la humildad, la pobreza, la paciencia, la
obediencia. Hablamos estas diversas lenguas cuando damos ejemplo de estas
virtudes al prójimo. La palabra es viva cuando hablan las obras. ¡Hagamos
hablar a las obras!




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domingo, 16 de mayo de 2010

Evangelio del Día

domingo 16 Mayo 2010
La Ascensión del Señor - Solemnidad

Ascensión del Señor - Solemnidad
Santa Gianna Beretta



Leer el comentario del Evangelio por
Concilio Vaticano II : «Que todos sean uno»

Lecturas

Hechos 7,55-60.
Esteban, lleno del Espíritu Santo y con los ojos fijos en el cielo, vio la
gloria de Dios, y a Jesús, que estaba de pie a la derecha de Dios.
Entonces exclamó: "Veo el cielo abierto y al Hijo del hombre de pie a la
derecha de Dios".
Ellos comenzaron a vociferar y, tapándose los oídos, se precipitaron sobre
él como un solo hombre;
y arrastrándolo fuera de la ciudad, lo apedrearon. Los testigos se quitaron
los mantos, confiándolos a un joven llamado Saulo.
Mientras lo apedreaban, Esteban oraba, diciendo: "Señor Jesús, recibe mi
espíritu".
Después, poniéndose de rodillas, exclamó en alta voz: "Señor, no les tengas
en cuenta este pecado". Y al decir esto, expiró.


Apoc. 22,12-14.16-17.20.
Pronto regresaré trayendo mi recompensa, para dar a cada uno según sus
obras.
Yo soy el Alfa y la Omega, el Primero y el Ultimo, el Principio y el Fin.
¡Felices los que lavan sus vestiduras para tener derecho a participar del
árbol de la vida y a entrar por las puertas de la Ciudad!
Yo Jesús, he enviado a mi mensajero para dar testimonio de estas cosas a
las Iglesias. Yo soy el Retoño de David y su descendencia, la Estrella
radiante.
El Espíritu y la Esposa dicen: "¡Ven!", y el que escucha debe decir:
"¡Ven!". Que venga el que tiene sed, y el que quiera, que beba
gratuitamente del agua de la vida.
El que garantiza estas cosas afirma: "¡Sí, volveré pronto!". ¡Amén! ¡Ven,
Señor Jesús!


Juan 17,20-26.
No ruego solamente por ellos, sino también por los que, gracias a su
palabra, creerán en mí.
Que todos sean uno: como tú, Padre, estás en mí y yo en ti, que también
ellos sean uno en nosotros, para que el mundo crea que tú me enviaste.
Yo les he dado la gloria que tú me diste, para que sean uno, como nosotros
somos uno
-yo en ellos y tú en mí- para que sean perfectamente uno y el mundo conozca
que tú me has enviado, y que yo los amé cómo tú me amaste.
Padre, quiero que los que tú me diste estén conmigo donde yo esté, para que
contemplen la gloria que me has dado, porque ya me amabas antes de la
creación del mundo.
Padre justo, el mundo no te ha conocido, pero yo te conocí, y ellos
reconocieron que tú me enviaste.
Les di a conocer tu Nombre, y se lo seguiré dando a conocer, para que el
amor con que tú me amaste esté en ellos, y yo también esté en ellos".


Extraído de la Biblia, Libro del Pueblo de Dios.



Leer el comentario del Evangelio por

Concilio Vaticano II
Decreto sobre el ecumenismo, 7-8

«Que todos sean uno»

     El verdadero ecumenismo no puede darse sin la conversión interior. En
efecto, los deseos de la unidad surgen y maduran de la renovación del alma
(Ef 4,23), de la abnegación de sí mismo y de la efusión generosa de la
caridad. Recuerden todos los fieles, que tanto mejor promoverán y
realizarán la unión de los cristianos, cuanto más se esfuercen en llevar
una vida más pura, según el Evangelio. Porque cuanto más se unan en
estrecha comunión con el Padre, con el Verbo y con el Espíritu, tanto más
íntima y fácilmente podrán acrecentar la mutua hermandad.

     Esta conversión del corazón y santidad de vida, juntamente con las
oraciones privadas y públicas por la unidad de los cristianos, han de
considerarse como el alma de todo el movimiento ecuménico, y con razón
puede llamarse «ecumenismo espiritual».

     Es frecuente entre los católicos concurrir a la oración por la unidad
de la Iglesia, que el mismo Salvador dirigió enardecido al Padre en
vísperas de su muerte: "Que todos sean uno". En ciertas circunstancias
especiales, como sucede cuando se ordenan oraciones "por la unidad", y en
las asambleas ecumenistas es lícito, más aún, es de desear que los
católicos se unan en la oración con los hermanos separados. Tales preces
comunes son un medio muy eficaz para impetrar la gracia de la unidad y la
expresión genuina de los vínculos con que están unidos los católicos con
los hermanos separados: "Pues donde hay dos o tres congregados en mi
nombre, allí estoy yo en medio de ellos" (Mt 18,20).





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domingo, 9 de mayo de 2010

Evangelio del Día

domingo 09 Mayo 2010
Domingo de la VI Semana de Pascua

San Pacomio



Leer el comentario del Evangelio por
Santa Teresa de Ávila : «El que me ama... y vendremos a él y haremos morada en él»

Lecturas

Hechos 15,1-2.22-29.
Algunas personas venidas de Judea enseñaban a los hermanos que si no se
hacían circuncidar según el rito establecido por Moisés, no podían
salvarse.
A raíz de esto, se produjo una agitación: Pablo y Bernabé discutieron
vivamente con ellos, y por fin, se decidió que ambos, junto con algunos
otros, subieran a Jerusalén para tratar esta cuestión con los Apóstoles y
los presbíteros.
Entonces los Apóstoles, los presbíteros y la Iglesia entera, decidieron
elegir a algunos de ellos y enviarlos a Antioquía con Pablo y Bernabé.
Eligieron a Judas, llamado Barsabás, y a Silas, hombres eminentes entre los
hermanos,
y les encomendaron llevar la siguiente carta: "Los Apóstoles y los
presbíteros saludamos fraternalmente a los hermanos de origen pagano, que
están en Antioquía, en Siria y en Cilicia.
Habiéndonos enterado de que algunos de los nuestros, sin mandato de nuestra
parte, han sembrado entre ustedes la inquietud y provocado el desconcierto,

hemos decidido de común acuerdo elegir a unos delegados y enviárselos junto
con nuestros queridos Bernabé y Pablo,
los cuales han consagrado su vida al nombre de nuestro Señor Jesucristo.
Por eso les enviamos a Judas y a Silas, quienes les transmitirán de viva
voz este mismo mensaje.
El Espíritu Santo, y nosotros mismos, hemos decidido no imponerles ninguna
carga más que las indispensables, a saber:
que se abstengan de la carne inmolada a los ídolos, de la sangre, de la
carne de animales muertos sin desangrar y de las uniones ilegales. Harán
bien en cumplir todo esto. Adiós".


Apoc. 21,10-14.22-23.
Me llevó en espíritu a una montaña de enorme altura, y me mostró la Ciudad
santa, Jerusalén, que descendía del cielo y venía de Dios.
La gloria de Dios estaba en ella y resplandecía como la más preciosa de las
perlas, como una piedra de jaspe cristalino.
Estaba rodeada por una muralla de gran altura que tenía doce puertas: sobre
ellas había doce ángeles y estaban escritos los nombres de las doce tribus
de Israel.
Tres puertas miraban al este, otras tres al norte, tres al sur, y tres al
oeste.
La muralla de la Ciudad se asentaba sobre doce cimientos, y cada uno de
ellos tenía el nombre de uno de los doce Apóstoles del Cordero.
No vi ningún templo en la Ciudad, porque su Templo es el Señor Dios
todopoderoso y el Cordero.
Y la Ciudad no necesita la luz del sol ni de la luna, ya que la gloria de
Dios la ilumina, y su lámpara es el Cordero.


Juan 14,23-29.
Jesús le respondió: "El que me ama será fiel a mi palabra, y mi Padre lo
amará; iremos a él y habitaremos en él.
El que no me ama no es fiel a mis palabras. La palabra que ustedes oyeron
no es mía, sino del Padre que me envió.
Yo les digo estas cosas mientras permanezco con ustedes.
Pero el Paráclito, el Espíritu Santo, que el Padre enviará en mi Nombre,
les enseñará todo y les recordará lo que les he dicho.
Les dejo la paz, les doy mi paz, pero no como la da el mundo. ¡ No se
inquieten ni teman !
Me han oído decir: 'Me voy y volveré a ustedes'. Si me amaran, se
alegrarían de que vuelva junto al Padre, porque el Padre es más grande que
yo.
Les he dicho esto antes que suceda, para que cuando se cumpla, ustedes
crean.


Extraído de la Biblia, Libro del Pueblo de Dios.



Leer el comentario del Evangelio por

Santa Teresa de Ávila (1515-1582), carmelita descalza, doctora de la Iglesia
Relaciones, 46 y 48

«El que me ama... y vendremos a él y haremos morada en él»

Estaba una vez recogida con esta compañía que traigo siempre en el
alma y parecióme estar Dios de manera en ella, que me acordé cuando san
Pedro dijo: «Tú eres Cristo, hijo de Dios vivo» (Mt 16,16); porque así
estaba Dios vivo en mi alma. Esto no es como otras visiones, porque lleva
fuerza con la fe; de manera que no se puede dudar que está la Trinidad por
presencia y por potencia y esencia en nuestras almas. Es cosa de grandísimo
provecho entender esta verdad. Y como estaba espantada de ver tanta
majestad en cosa tan baja como mi alma, entendí: «No es baja, hija mía,
pues está echa a mi imagen» (Gn 1,27). Estando una vez con
esta presencia de las tres Personas que traigo en el alma, era con tanta
luz que no se puede dudar el estar allí Dios vivo y verdadero... Yo estaba
pensando cuán recio era el vivir que nos privaba de no estar así siempre en
aquella admirable compañía, y... díjome el Señor: «Piensa, hija, cómo
después de acabada no me puedes servir en lo que ahora, y come por Mí y
duerme por Mí, y todo lo que hicieres sea por Mí, como si no lo vivieses tú
ya, sino Yo, que esto es lo que dice san Pablo» (Gal 2,20).




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domingo, 2 de mayo de 2010

Evangelio del Día

domingo 02 Mayo 2010
Domingo de la V Semana de Pascua

San Atanasio, Advocación Mariana: Nuestra Señora de Gracia, Santa Mafalda, Santa Wiborada, San José María Rubio S.J.



Leer el comentario del Evangelio por
Beata Teresa de Calcuta : «Que os améis unos a otros como yo os he amado»

Lecturas

Hechos 14,21-27.
Después de haber evangelizado esta ciudad y haber hecho numerosos
discípulos, volvieron a Listra, a Iconio y a Antioquía de Pisidia.
Confortaron a sus discípulos y los exhortaron a perseverar en la fe,
recordándoles que es necesario pasar por muchas tribulaciones para entrar
en el Reino de Dios.
En cada comunidad establecieron presbíteros, y con oración y ayuno, los
encomendaron al Señor en el que habían creído.
Atravesaron Pisidia y llegaron a Panfilia.
Luego anunciaron la Palabra en Perge y descendieron a Atalía.
Allí se embarcaron para Antioquía, donde habían sido encomendados a la
gracia de Dios para realizar la misión que acababan de cumplir.
A su llegada, convocaron a los miembros de la Iglesia y les contaron todo
lo que Dios había hecho con ellos y cómo había abierto la puerta de la fe a
los paganos.


Apoc. 21,1-5.
Después vi un cielo nuevo y una tierra nueva, porque el primer cielo y la
primera tierra desaparecieron, y el mar ya no existe más.
Vi la Ciudad santa, la nueva Jerusalén, que descendía del cielo y venía de
Dios, embellecida como una novia preparada para recibir a su esposo.
Y oí una voz potente que decía desde el trono: "Esta es la morada de Dios
entre los hombres: él habitará con ellos, ellos serán su pueblo, y el mismo
Dios estará con ellos.
El secará todas sus lágrimas, y no habrá más muerte, ni pena, ni queja, ni
dolor, porque todo lo de antes pasó".
Y el que estaba sentado en el trono dijo: "Yo hago nuevas todas las cosas".
Y agregó: "Escribe que estas palabras son verdaderas y dignas de crédito.


Juan 13,31-33.34-35.
Después que Judas salió, Jesús dijo: "Ahora el Hijo del hombre ha sido
glorificado y Dios ha sido glorificado en él.
Si Dios ha sido glorificado en él, también lo glorificará en sí mismo, y lo
hará muy pronto.
Hijos míos, ya no estaré mucho tiempo con ustedes. Ustedes me buscarán,
pero yo les digo ahora lo mismo que dije a los judíos: 'A donde yo voy,
ustedes no pueden venir'.
Les doy un mandamiento nuevo: ámense los unos a los otros. Así como yo los
he amado, ámense también ustedes los unos a los otros.
En esto todos reconocerán que ustedes son mis discípulos: en el amor que se
tengan los unos a los otros".


Extraído de la Biblia, Libro del Pueblo de Dios.



Leer el comentario del Evangelio por

Beata Teresa de Calcuta (1910-1997), fundadora de las Hermanas Misioneras de la Caridad
Un Camino muy simple

«Que os améis unos a otros como yo os he amado»

Yo digo siempre que el amor comienza en casa. Lo primero es vuestra
familia y después vuestra ciudad. Es fácil pretender amar a los que están
lejos, pero mucho menos fácil es amar a los que viven con nosotros o muy
cerca. Desconfío de los proyectos impersonales porque lo único que cuenta
es cada persona. Para conseguir amar a alguien es necesario estar cerca de
ella. Todo el mundo tiene necesidad de ser amado. Cada uno de nosotros
tiene necesidad de saber que es alguien para los demás y que es de un valor
inestimable a los ojos de Dios. Cristo dijo: «Amaos los
unos a los otros como yo os he amado». Y dijo también: «Cada vez que lo
hicisteis con uno de estos mis humildes hermanos, conmigo lo hicisteis» (Mt
25,40). Es a él a quien amamos en cada pobre, y cada ser humano en la
tierra es pobre en alguna cosa. Dijo: «Tuve hambre y me disteis de comer.
Estuve desnudo y me vestisteis » (Mt 25,35). Siempre recuerdo a mis
hermanas y a nuestros hermanos que nuestra jornada está compuesta de
veinticuatro horas con Jesús.




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