domingo 11 Octubre 2009
Vigésimoctavo Domingo del Tiempo Ordinario
Santa María Soledad Torres Acosta, Beato Juan XXIII, Padre Damián de Molokai, San Francisco Coll y Guitart, Santa Juana Jugan (Marie de la Croix), San Rafael , Obispo de Palencia: Homilía hermano Rafael Arnáiz
Leer el comentario del Evangelio por
San Juan Crisóstomo : « Tendrás un tesoro en el cielo »
Lecturas
Sabiduría 7,7-11.
Por eso oré, y me fue dada la prudencia, supliqué, y descendió sobre mí el
espíritu de la Sabiduría.
La preferí a los cetros y a los tronos, y tuve por nada las riquezas en
comparación con ella.
No la igualé a la piedra más preciosa, porque todo el oro, comparado con
ella, es un poco de arena; y la plata, a su lado, será considerada como
barro.
La amé más que a la salud y a la hermosura, y la quise más que a la luz del
día, porque su resplandor no tiene ocaso.
Junto con ella me vinieron todos los bienes, y ella tenía en sus manos una
riqueza incalculable.
Hebreos 4,12-13.
Porque la Palabra de Dios es viva y eficaz, y más cortante que cualquier
espada de doble filo: ella penetra hasta la raíz del alma y del espíritu,
de las articulaciones y de la médula, y discierne los pensamientos y las
intenciones del corazón.
Ninguna cosa creada escapa a su vista, sino que todo está desnudo y
descubierto a los ojos de aquel a quien debemos rendir cuentas.
Marcos 10,17-30.
Cuando se puso en camino, un hombre corrió hacia él y, arrodillándose, le
preguntó: "Maestro bueno, ¿qué debo hacer para heredar la Vida eterna?".
Jesús le dijo: "¿Por qué me llamas bueno? Sólo Dios es bueno.
Tú conoces los mandamientos: No matarás, no cometerás adulterio, no
robarás, no darás falso testimonio, no perjudicarás a nadie, honra a tu
padre y a tu madre".
El hombre le respondió: "Maestro, todo eso lo he cumplido desde mi
juventud".
Jesús lo miró con amor y le dijo: "Sólo te falta una cosa: ve, vende lo que
tienes y dalo a los pobres; así tendrás un tesoro en el cielo. Después, ven
y sígueme".
El, al oír estas palabras, se entristeció y se fue apenado, porque poseía
muchos bienes.
Entonces Jesús, mirando alrededor, dijo a sus discípulos: "¡Qué difícil
será para los ricos entrar en el Reino de Dios!".
Los discípulos se sorprendieron por estas palabras, pero Jesús continuó
diciendo: "Hijos míos, ¡Qué difícil es entrar en el Reino de Dios!.
Es más fácil que un camello pase por el ojo de una aguja, que un rico entre
en el Reino de Dios".
Los discípulos se asombraron aún más y se preguntaban unos a otros:
"Entonces, ¿quién podrá salvarse?".
Jesús, fijando en ellos su mirada, les dijo: "Para los hombres es
imposible, pero no para Dios, porque para él todo es posible".
Pedro le dijo: "Tú sabes que nosotros lo hemos dejado todo y te hemos
seguido".
Jesús respondió: "Les aseguro que el que haya dejado casa, hermanos y
hermanas, madre y padre, hijos o campos por mí y por la Buena Noticia,
desde ahora, en este mundo, recibirá el ciento por uno en casas, hermanos y
hermanas, madres, hijos y, campos, en medio de las persecuciones; y en el
mundo futuro recibirá la Vida eterna.
Extraído de la Biblia, Libro del Pueblo de Dios.
Leer el comentario del Evangelio por
San Juan Crisóstomo, (hacia 345-407), presbítero de Antioquia, después obispo de Constantinopla, doctor de la Iglesia
Homilía 63 sobre san Mateo; PG 58,603
« Tendrás un tesoro en el cielo »
Jesús había dicho al joven: «Mira, si quieres entrar en la vida,
guarda los mandamientos» (Mt 19,17). Él le preguntó: «¿Cuáles?», no para
ponerlo a prueba de lo cual no tenía intención, sino suponiendo que para él
habría, juntamente con la Ley de Moisés, otros mandamientos que le llevarán
a la vida; esto daba prueba de su ardiente deseo. Cuando Jesús le hubo
enunciado los mandamientos de la Ley, el joven le dijo: « Todo eso lo he
cumplido desde mi juventud » Pero no se detuvo ahí sino que le preguntó:
«¿Qué me falta?» (Mt 19,20), lo cual era igualmente signo de su ardiente
deseo. No es propio de un alma pequeña darse cuenta de que todavía le falta
algo, que le parece insuficiente el ideal propuesto para alcanzar el objeto
de su propio deseo. ¿Y qué dijo Cristo? Le propone una
cosa grande; primero le propone la recompensa declarando: «Si quieres
llegar hasta el final: anda, vende lo que tienes, dale el dinero a los
pobres y así tendrás un tesoro en el cielo, y luego ven y sígueme». ¿Te
fijas en el precio, qué coronas propone para esta cursa deportiva?... Para
atraerle le enseña una recompensa de mucho valor y lo deja todo al juicio
del joven. Lo que podría ser doloroso, lo deja en la oscuridad. Antes de
hablar de combates y esfuerzos, le muestra la recompensa: «Si quieres
llegar hasta el final» le dice: ¡ésta es la gloria, ésta es la
felicidad!... «Tendrás un tesoro en el cielo, y luego ven y sígueme»:
¡ésta es la recompensa, la recompensa enorme de caminar siguiendo los pasos
de Cristo, ser su compañero y su amigo! Este joven amaba las riquezas de la
tierra; Cristo le aconseja despojarse de ellas, no para empobrecerse en la
desapropiación sino para enriquecerle cada vez más.
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domingo, 11 de octubre de 2009
Evangelio del Día
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