domingo, 31 de diciembre de 2017

Evangelio del Día


domingo 31 Diciembre 2017


Te Deum Laudamus - Accion de Gracias

Santa Catalina Labouré,

Leer el comentario del Evangelio por
San Juan Pablo II : El misterio de la Sagrada Familia

Génesis 15,1-6.21,1-3.

En aquellos días, la palabra del Señor llegó a Abrám en una visión, en estos términos:
"No temas, Abrám. Yo soy para ti un escudo. Tu recompensa será muy grande".
"Señor, respondió Abrám, ¿para qué me darás algo, si yo sigo sin tener hijos, y el heredero de mi casa será Eliezer de Damasco?".
Después añadió: "Tú no me has dado un descendiente, y un servidor de mi casa será mi heredero".
Entonces el Señor le dirigió esta palabra: "No, ese no será tu heredero; tu heredero será alguien que nacerá de ti.
Luego lo llevó afuera y continuó diciéndole: "Mira hacia el cielo y si puedes, cuenta las estrellas". Y añadió: "Así será tu descendencia".
Abrám creyó en el Señor, y el Señor se lo tuvo en cuenta para su justificación.
El Señor visitó a Sara como lo había dicho, y obró con ella conforme a su promesa.
En el momento anunciado por Dios, Sara concibió y dio un hijo a Abraham, que ya era anciano.
Cuando nació el niño que le dio Sara, Abraham le puso el nombre de Isaac.


Hebreos 11,8.11-12.17-19.

Hermanos:
Por la fe, Abraham, obedeciendo al llamado de Dios, partió hacia el lugar que iba a recibir en herencia, sin saber a dónde iba.
También por la fe, Sara recibió el poder de concebir, a pesar de su edad avanzada, porque juzgó digno de fe al que se lo prometía.
Y por eso, de un solo hombre, y de un hombre ya cercano a la muerte, nació una descendencia numerosa como las estrellas del cielo e incontable como la arena que está a la orilla del mar.
Por la fe, Abraham, cuando fue puesto a prueba, presentó a Isaac como ofrenda: él ofrecía a su hijo único, al heredero de las promesas,
a aquel de quien se había anunciado: De Isaac nacerá la descendencia que llevará tu nombre.
Y lo ofreció, porque pensaba que Dios tenía poder, aun para resucitar a los muertos. Por eso recuperó a su hijo, y esto fue como un símbolo.


Lucas 2,22-40.

Cuando llegó el día fijado por la Ley de Moisés para la purificación, llevaron al niño a Jerusalén para presentarlo al Señor,
como está escrito en la Ley: Todo varón primogénito será consagrado al Señor.
También debían ofrecer en sacrificio un par de tórtolas o de pichones de paloma, como ordena la Ley del Señor.
Vivía entonces en Jerusalén un hombre llamado Simeón, que era justo y piadoso, y esperaba el consuelo de Israel. El Espíritu Santo estaba en él
y le había revelado que no moriría antes de ver al Mesías del Señor.
Conducido por el mismo Espíritu, fue al Templo, y cuando los padres de Jesús llevaron al niño para cumplir con él las prescripciones de la Ley,
Simeón lo tomó en sus brazos y alabó a Dios, diciendo:
"Ahora, Señor, puedes dejar que tu servidor muera en paz, como lo has prometido,
porque mis ojos han visto la salvación
que preparaste delante de todos los pueblos:
luz para iluminar a las naciones paganas y gloria de tu pueblo Israel".
Su padre y su madre estaban admirados por lo que oían decir de él.
Simeón, después de bendecirlos, dijo a María, la madre: "Este niño será causa de caída y de elevación para muchos en Israel; será signo de contradicción,
y a ti misma una espada te atravesará el corazón. Así se manifestarán claramente los pensamientos íntimos de muchos".
Estaba también allí una profetisa llamada Ana, hija de Fanuel, de la familia de Aser, mujer ya entrada en años, que, casada en su juventud, había vivido siete años con su marido.
Desde entonces había permanecido viuda, y tenía ochenta y cuatro años. No se apartaba del Templo, sirviendo a Dios noche y día con ayunos y oraciones.
Se presentó en ese mismo momento y se puso a dar gracias a Dios. Y hablaba acerca del niño a todos los que esperaban la redención de Jerusalén.
Después de cumplir todo lo que ordenaba la Ley del Señor, volvieron a su ciudad de Nazaret, en Galilea.
El niño iba creciendo y se fortalecía, lleno de sabiduría, y la gracia de Dios estaba con él.



Extraído de la Biblia: Libro del Pueblo de Dios.



Leer el comentario del Evangelio por :

San Juan Pablo II (1920-2005), papa
Homilía del 28 de diciembre de 1980

El misterio de la Sagrada Familia

Hermanos, cuando nos presentamos en espíritu a Belén el día de Navidad, allí adonde el Verbo divino se hizo carne, teníamos bajos los ojos de la fe el misterio insondable del Dios encarnado para nosotros los hombres y por nuestra salvación. Pero ese misterio reviste al mismo tiempo la forma, tan bien conocida por nosotros, de la familia, de la familia humana. En efecto, a partir de esa noche en la que la Virgen María, esposa de José, trajo al mundo a Jesús, se reveló esa familia que la Iglesia venera ahora con devoción.

Contemplando esta santa familia de Belén y de Nazaret de la cual Cristo, el mismo Hijo del Dios Vivo, se hizo hijo, la Iglesia piensa en este día en cada familia del mundo; se dirige a ellas y ora por cada una de ellas. Esta fiesta es la Jornada de la Familia. Como la familia de Nazaret fue el lugar privilegiado del amor, el medio particular adonde reinó el respeto mutuo de las personas las unas por las otras y de su vocación, como fue igualmente la primera escuela adonde el mensaje cristiano ha sido vivido intensamente, de este modo la familia cristiana es y debe ser una comunidad de amor y de vida, son esos sus dos valores fundamentales.

En este día, les invito a meditar y a vivir conscientemente lo que Dios, la Iglesia, la humanidad entera esperan ahora de la familia. Les invito a unirse a mi oración por todas las familias: «Dios, 'de quien viene la paternidad en el cielo y sobre la tierra' (Ef. 3:15), Tú Padre, quien eres Amor y Vida, haz que sobre la tierra, por tu Hijo Jesucristo, nacido de una mujer, y por el Espíritu Santo, fuente de caridad divina, que toda familia sea un verdadero santuario de vida y de amor, para las generaciones que se renuevan sin cesar. Que tu gracia oriente los pensamientos y las acciones de los esposos hacia el bien de sus familias; que el amor fortalecido por la gracia del sacramento, sea más fuerte que todas las debilidades y las crisis. Y que la Iglesia pueda cumplir su misión con fruto en y por la familia».







lunes, 25 de diciembre de 2017

Y la Palabra se hizo carne y habitó entre nosotros.

EVANGELIO  DEL  DÍA

http://www.evangeliodeldia.org


"Señor, ¿a quién iremos? Tú tienes palabras de Vida eterna".  Jn 6,68                          

 

 

            Queridos amigos,

            queridos suscriptores del Evangelio del Día :

 

            ¡El equipo del Evangelio del Día les desea muy bella, santa y feliz Navidad !

            ¡Qué contraste entre este bebé acostado en un pesebre y quien es él realmente, el Verbo Encarnado, la segunda persona de la Santa Trinidad !

            Durante esta noche maravillosa asistimos a la irrupción de la Luz divina en nuestro mundo lleno de tinieblas y de pecado. Luz que nos hace vivir y nos muestra el camino.

            Verdaderamente Dios toma nuestra naturaleza humana y, en intercambio, nos hace participar a su vida divina. Nos invita a emanciparnos del pecado y a desprendernos de las imperfecciones, para caminar en su seguimiento libres de toda atadura a nosotros mismos.

 

            Para borrar la transgresión de la que fueron culpables Adán y Eva, Cristo se puso en su lugar y se hizo obediente y dócil al Padre. Siguiéndolo, también seamos humildes, mansos y obedientes.

 

            Los pastores creyeron en la palabra del ángel. Recibieron la gracia insigne de ver a Dios hecho Hombre. Arrodillándose delante del Niño, se transformaron en hombres de vida interior y son nuestros modelos. El tiempo de Navidad es el buen momento para hacer crecer nuestra vida interior, con más oración y recogimiento. La oración del rosario puede ser una preciosa ayuda: nuestros Ave María lanzados al cielo permiten tejer lazos estrechos con Cristo y su Madre, nuestra mejor mediadora. Nos impiden de partir a la deriva y nos acercan a nuestra Patria celeste.

 

            El equipo hispano-parlante del Evangelio del Día, un servicio evangelizo.org


INFORMACIONES

 

*El Evangelio del Día es accesible gratuitamente con Smartphone, iPhone y Android. Aqui.

*El Evangelio del Día funciona y se desarrolla en nuevos idiomas gracias a su ayuda generosa. Puede realizar su donativo directamente en línea desde el sitio  http://evangeliodeldia.org/donation/SP/ . Gracias.

*Puede también ayudarnos con sus iniciativas. Para conocer lo que necesitamos vaya a la página Ayudarnos

*Para responder utilice únicamente el formulario de contacto

domingo, 24 de diciembre de 2017

Evangelio del Día


domingo 24 Diciembre 2017

Cuarto Domingo de Adviento
Solemnidad de la Natividad del SeñorNatividad del Señor (Misa de medianoche)

Santos Antepasados de Jesús,

Leer el comentario del Evangelio por
Liturgia bizantina: "Dios te salve, llena de gracia"

Samuel 2 7,1-5.8b-12.14a.16.

Cuando David se estableció en su casa y el Señor le dio paz, librándolo de todos sus enemigos de alrededor,
el rey dijo al profeta Natán: «Mira, yo habito en una casa de cedro, mientras el Arca de Dios está en una tienda de campaña.»
Natán respondió al rey: «Ve a hacer todo lo que tienes pensado, porque el Señor está contigo.»
Pero aquella misma noche, la palabra del Señor llegó a Natán en estos términos:
«Ve a decirle a mi servidor David: Así habla el Señor: ¿Eres tú el que me va a edificar una casa para que yo la habite?
Yo te saqué del campo de pastoreo, de detrás del rebaño, para que fueras el jefe de mi pueblo Israel.
Estuve contigo dondequiera que fuiste y exterminé a todos tus enemigos delante de ti. Yo haré que tu nombre sea tan grande como el de los grandes de la tierra.
Fijaré un lugar para mi pueblo Israel y lo plantaré para que tenga allí su morada. Ya no será perturbado, ni los malhechores seguirán oprimiéndolo como lo hacían antes,
desde el día en que establecí Jueces sobre mi pueblo Israel. Yo te he dado paz, librándote de todos tus enemigos. Y el Señor te ha anunciado que él mismo te hará una casa.
Cuando hayas llegado al término de tus días y vayas a descansar con tus padres, yo elevaré después de ti a uno de tus descendientes, a uno que saldrá de tus entrañas, y afianzaré su realeza.
Seré un padre para él, y él será para mí un hijo.
Tu casa y tu reino durarán eternamente delante de mí, y su trono será estable para siempre.»


San Pablo a los Romanos 16,25-27.

Hermanos:
¡Gloria a Dios, que tiene el poder de afianzarlos, según la Buena Noticia que yo anuncio, proclamando a Jesucristo, y revelando un misterio que fue guardado en secreto desde la eternidad
y que ahora se ha manifestado! Este es el misterio que, por medio de los escritos proféticos y según el designio del Dios eterno, fue dado a conocer a todas las naciones para llevarlas a la obediencia de la fe.
¡A Dios, el único sabio, por Jesucristo, sea la gloria eternamente! Amén.


Lucas 1,26-38.

El Ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea, llamada Nazaret,
a una virgen que estaba comprometida con un hombre perteneciente a la familia de David, llamado José. El nombre de la virgen era María.
El Ángel entró en su casa y la saludó, diciendo: "¡Alégrate!, llena de gracia, el Señor está contigo".
Al oír estas palabras, ella quedó desconcertada y se preguntaba qué podía significar ese saludo.
Pero el Ángel le dijo: "No temas, María, porque Dios te ha favorecido.
Concebirás y darás a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús;
él será grande y será llamado Hijo del Altísimo. El Señor Dios le dará el trono de David, su padre,
reinará sobre la casa de Jacob para siempre y su reino no tendrá fin".
María dijo al Ángel: "¿Cómo puede ser eso, si yo no tengo relaciones con ningún hombre?".
El Ángel le respondió: "El Espíritu Santo descenderá sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra. Por eso el niño será Santo y será llamado Hijo de Dios.
También tu parienta Isabel concibió un hijo a pesar de su vejez, y la que era considerada estéril, ya se encuentra en su sexto mes,
porque no hay nada imposible para Dios".
María dijo entonces: "Yo soy la servidora del Señor, que se cumpla en mí lo que has dicho". Y el Ángel se alejó.



Extraído de la Biblia: Libro del Pueblo de Dios.



Leer el comentario del Evangelio por :

Liturgia bizantina
Himno acatista a la Madre de Dios (siglo VII)

"Dios te salve, llena de gracia"

     Un arcángel eminente ha sido enviado desde el cielo para decir a la Madre de Dios: "¡Alégrate!" Y viéndote, Señor, tomar carne por su voz, clama su sorpresa y admiración:

Alégrate, en quien brilla el gozo de la salvación,

Alégrate, por quien el mal ha desaparecido,

Alégrate, porque levantas a Adán de su caída,

Alégrate, porque tampoco Eva ya no llora más,

Alégrate, montaña inaccesible al pensamiento humano,

Alégrate, abismo insondable incluso a los ángeles,

Alégrate, porque tú llegas a ser el trono y el palacio del Rey,

Alégrate, porque tú llevas a Aquel que lo contiene todo,

Alégrate, estrella que anuncia la salida del Sol,

Alégrate, en tu seno Dios toma nuestra carne,

Alégrate, a través de ti ha sido renovada toda la creación,

Alégrate, a través de ti el Creador se hace un niño pequeño.

Alégrate, Esposa no desposada.

La Purísima, conociendo su estado virginal, respondió con confianza al ángel Gabriel: "¡Qué rara maravilla es tu palabra! Parece incomprensible a mi alma ¿cómo concebiré yo sin semilla, tal como lo dices tú?" ¡Aleluya, aleluya, aleluya!

Para comprender este misterio desconocido, la Virgen se dirige al servidor de Dios y le pregunta cómo será concebido un Hijo en sus castas entrañas. Lleno de respeto, clama el ángel:

Alégrate, Dios te revela sus designios inefables,

Alégrate, confianza de los que oran en silencio,

Alégrate, tú eres la primera de las maravillas de Cristo,

Alégrate, en ti se recapitulan las doctrinas divinas,

Alégrate, escalera por la cual Dios desciende del cielo,

Alégrate, puente que nos conduce de la tierra hacia el cielo,

Alégrate, inagotable admiración de los ángeles,

Alégrate, herida incurable para los demonios,

Alégrate, tú, de manera inexpresable, das a luz a la Luz,

Alégrate, tú no revelas a nadie el cómo,

Alégrate, tú sobrepasas la sabiduría de los sabios,

Alégrate, tú iluminas la inteligencia de los creyentes,

Alégrate, Esposa no desposada.







domingo, 17 de diciembre de 2017

Evangelio del Día


domingo 17 Diciembre 2017

Tercer Domingo de Adviento

San Josep Manyanet

Leer el comentario del Evangelio por
Liturgia latina: "Al día siguiente, Juan vio a Jesús, que se acercaba a Él, y dijo: "....A éste me refería yo cuando dije: -Detrás de mí viene uno que ha sido colocado delante de mí, porque existía antes que yo.-" (Jn 1, 29-30)

Isaías 61,1-2a.10-11.

El espíritu del Señor está sobre mí, porque el Señor me ha ungido. El me envió a llevar la buena noticia a los pobres, a vendar los corazones heridos, a proclamar la liberación a los cautivos y la libertad a los prisioneros,
a proclamar un año de gracia del Señor.
Yo desbordo de alegría en el Señor, mi alma se regocija en mi Dios. Porque él me vistió con las vestiduras de la salvación y me envolvió con el manto de la justicia, como un esposo que se ajusta la diadema y como una esposa que se adorna con sus joyas.
Porque así como la tierra da sus brotes y un jardín hace germinar lo sembrado, así el Señor hará germinar la justicia y la alabanza ante todas las naciones.


San Pablo a los Tesalonicenses 1 5,16-24.

Hermanos:
Estén siempre alegres.
Oren sin cesar.
Den gracias a Dios en toda ocasión: esto es lo que Dios quiere de todos ustedes, en Cristo Jesús.
No extingan la acción del Espíritu;
no desprecien las profecías;
examínenlo todo y quédense con lo bueno.
Cuídense del mal en todas sus formas.
Que el Dios de la paz los santifique plenamente, para que ustedes se conserven irreprochables en todo su ser - espíritu, alma y cuerpo - hasta la Venida de nuestro Señor Jesucristo.
El que los llama es fiel, y así lo hará.


Juan 1,6-8.19-28.

Apareció un hombre enviado por Dios, que se llamaba Juan.
Vino como testigo, para dar testimonio de la luz, para que todos creyeran por medio de él.
El no era la luz, sino el testigo de la luz.
Este es el testimonio que dio Juan, cuando los judíos enviaron sacerdotes y levitas desde Jerusalén, para preguntarle: "¿Quién eres tú?".
El confesó y no lo ocultó, sino que dijo claramente: "Yo no soy el Mesías".
"¿Quién eres, entonces?", le preguntaron: "¿Eres Elías?". Juan dijo: "No". "¿Eres el Profeta?". "Tampoco", respondió.
Ellos insistieron: "¿Quién eres, para que podamos dar una respuesta a los que nos han enviado? ¿Qué dices de ti mismo?".
Y él les dijo: "Yo soy una voz que grita en el desierto: Allanen el camino del Señor, como dijo el profeta Isaías".
Algunos de los enviados eran fariseos,
y volvieron a preguntarle: "¿Por qué bautizas, entonces, si tu no eres el Mesías, ni Elías, ni el Profeta?".
Juan respondió: "Yo bautizo con agua, pero en medio de ustedes hay alguien al que ustedes no conocen:
él viene después de mí, y yo no soy digno de desatar la correa de su sandalia".
Todo esto sucedió en Betania, al otro lado del Jordán, donde Juan bautizaba.



Extraído de la Biblia: Libro del Pueblo de Dios.



Leer el comentario del Evangelio por :

Liturgia latina
Antífonas del Magníficat de los días 17 al 23 de diciembre

"Al día siguiente, Juan vio a Jesús, que se acercaba a Él, y dijo: "....A éste me refería yo cuando dije: -Detrás de mí viene uno que ha sido colocado delante de mí, porque existía antes que yo.-" (Jn 1, 29-30)

   -Oh Sabiduría, que brotaste de los labios del Altísimo, abarcando del uno al otro confín y ordenándolo todo con firmeza y suavidad, ven y muéstranos el camino de la salvación.

    -Oh Adonai, Pastor de la casa de Israel, que te apareciste a Moisés en la zarza ardiente y en el Sinaí le diste tu ley, ven a liberarnos con el poder de tu brazo.

    -Oh Renuevo del tronco de Jesé, que te alzas como un signo para los pueblos, ante quien los reyes enmudecen y cuyo auxilio imploran las naciones, ven a librarnos, no tardes más.

    -Oh Llave de David y Cetro de la casa de Israel, que abres y nadie puede cerrar, cierras y nadie puede abrir, ven y libra a los cautivos que viven en tinieblas y en sombra de muerte.

    -Oh Sol que naces de lo alto, Resplandor de la luz eterna, Sol de justicia, ven ahora a iluminar a los que viven en tinieblas y en sombra de muerte.

    -Oh Rey de las naciones y Deseado de los pueblos, Piedra angular de la Iglesia, que haces de dos pueblos uno solo, ven y salva al hombre que formaste del barro de la tierra.

    -Oh Emmanuel, rey y legislador nuestro, esperanza de las naciones y salvador de los pueblos, ven a salvarnos, Señor Dios nuestro.

(Ref. bíblicas: Dt 8,5; Prov 8,22s; Hb 1,4; Ex 20; Is 11,10; 52,15; 22,22; 42,7; Lc 1,78; Mal 3,20; Ag 2,7Vulg; Is 28,16; Ef 2,14; Gn 2,5; Is 7,14)







domingo, 10 de diciembre de 2017

Evangelio del Día


domingo 10 Diciembre 2017

Segundo Domingo de Adviento

Santa Eulalia de Mérida

Leer el comentario del Evangelio por
San Francisco de Sales : "Preparen el camino del Señor, allanen sus senderos"

Isaías 40,1-5.9-11.

¡Consuelen, consuelen a mi Pueblo, dice su Dios!
Hablen al corazón de Jerusalén y anúncienle que su tiempo de servicio se ha cumplido, que su culpa está paga, que ha recibido de la mano del Señor doble castigo por todos sus pecados.
Una voz proclama: ¡Preparen en el desierto el camino del Señor, tracen en la estepa un sendero para nuestro Dios!
¡Que se rellenen todos los valles y se aplanen todas las montañas y colinas; que las quebradas se conviertan en llanuras y los terrenos escarpados, en planicies!
Entonces se revelará la gloria del Señor y todos los hombres la verán juntamente, porque ha hablado la boca del Señor.
Súbete a una montaña elevada, tú que llevas la buena noticia a Sión; levanta con fuerza tu voz, tú que llevas la buena noticia a Jerusalén. Levántala sin temor, di a las ciudades de Judá: "¡Aquí está su Dios!".
Ya llega el Señor con poder y su brazo le asegura el dominio: el premio de su victoria lo acompaña y su recompensa lo precede.
Como un pastor, él apacienta su rebaño, lo reúne con su brazo; lleva sobre su pecho a los corderos y guía con cuidado a las que han dado a luz.


San Pedro 2 3,8-14.

Queridos hermanos, no deben ignorar que, delante del Señor, un día es como mil años y mil años como un día.
El señor no tarda en cumplir lo que ha prometido, como algunos se imaginan, sino que tiene paciencia con ustedes porque no quiere que nadie perezca, sino que todos se conviertan.
Sin embargo, el Día del Señor, llegará como un ladrón, y ese día, los cielos desaparecerán estrepitosamente; los elementos serán desintegrados por el fuego, y la tierra, con todo lo que hay en ella, será consumida.
Ya que todas las cosas se desintegrarán de esa manera, ¡qué santa y piadosa debe ser la conducta de ustedes,
esperando y acelerando la venida del Día del Señor! Entonces se consumirán los cielos y los elementos quedarán fundidos por el fuego.
Pero nosotros, de acuerdo con la promesa del Señor, esperamos un cielo nuevo y una tierra nueva donde habitará la justicia.
Por eso, queridos hermanos, mientras esperan esto, procuren vivir de tal manera que él los encuentre en paz, sin mancha ni reproche.


Marcos 1,1-8.

Comienzo de la Buena Noticia de Jesús, Mesías, Hijo de Dios.
Como está escrito en el libro del profeta Isaías: Mira, yo envío a mi mensajero delante de ti para prepararte el camino.
Una voz grita en el desierto: Preparen el camino del Señor, allanen sus senderos,
así se presentó Juan el Bautista en el desierto, proclamando un bautismo de conversión para el perdón de los pecados.
Toda la gente de Judea y todos los habitantes de Jerusalén acudían a él, y se hacían bautizar en las aguas del Jordán, confesando sus pecados.
Juan estaba vestido con una piel de camello y un cinturón de cuero, y se alimentaba con langostas y miel silvestre. Y predicaba, diciendo:
"Detrás de mí vendrá el que es más poderoso que yo, y yo ni siquiera soy digno de ponerme a sus pies para desatar la correa de sus sandalias.
Yo los he bautizado a ustedes con agua, pero él los bautizará con el Espíritu Santo".



Extraído de la Biblia: Libro del Pueblo de Dios.



Leer el comentario del Evangelio por :

San Francisco de Sales (1567-1622), obispo de Ginebra y doctor de la Iglesia
Sermón para el cuarto domingo de Adviento

"Preparen el camino del Señor, allanen sus senderos"

Cuando el pueblo de Israel fue llevado a la esclavitud por los paganos y enviado cautivo entre los persas y medas, después de una larga cautividad, el buen rey Ciro decidió darles la libertad y conducirlos a la tierra prometida. Con una poesía divina, el profeta Isaías, entona este canto: " Consolad, consolad a mi pueblo, dice vuestro Dios...hablad al corazón de Jerusalén, gritadle que se ha cumplido su condena y que está perdonada su culpa..." (Is 40,1ss) Por esto decía esta gran profeta al pueblo de Israel: "Preparad en el desierto un camino al Señor..."

¿Por qué dice Dios que perdonará a su pueblo de Israel sus iniquidades? ¿ porque han llegado al colmo de sus maldades? Los Padres antiguos...enseñaron que estas palabras hay que entenderlas....como si Dios dijera: "Cuando están en el colmo de sus aflicciones y cuando sienten fuertemente el peso de sus iniquidades en esta esclavitud y servidumbre, después de haber castigado sus maldades...., yo los miraré con compasión. Llegados al colmo de sus sufrimientos, yo me compadezco de ellos. Ahora, les perdono sus maldades...Cuando llegados al colmo de su ingratitud, cuando parece que ya no tienen memoria de Dios y de su misericordia, les perdonaré su iniquidad"...Cuando la providencia de Dios ha querido mostrar a los hombres su bondad como algo admirable, - porque no existía motivo alguno que forzara a Dios a la compasión-, únicamente su bondad fue el motivo de comunicarse a su pueblo de una manera prodigiosa.

Cuando Dios entra en este mundo los hombres habían llegado al colmo de su iniquidad. Cuando las leyes estaban en manos de Anás y Caifás...., cuando Herodes reinaba y Poncio Pilato presidía Judea: en este momento vino Dios al mundo para rescatarnos y librarnos de la tiranía del pecado y de la servidumbre de nuestro enemigo.







lunes, 4 de diciembre de 2017

santo y feliz año litúrgico

EL EVANGELIO DEL DÍA

http://www.evangeliodeldia.org


"Señor, ¿a quién iremos ? Tú tienes palabras de Vida eterna".  Jn 6,68

 


Queridos amigos suscriptores del Evangelio del Día:

En el comienzo del Adviento, todo el equipo del Evangelio del Día les desean un santo y feliz año litúrgico. ¡Que este nuevo año nos dé a todos la ocasión de descubrir mejor los tesoros del Evangelio y la fe católica, para vivir en Cristo de manera cada vez más perfecta!

Hagamos nuestro el deseo de San Pablo: «Que el Señor los haga crecer cada vez más en el amor mutuo y hacia todos los demás, semejante al que nosotros tenemos por ustedes. Que él fortalezca sus corazones en la santidad y los haga irreprochables delante de Dios, nuestro Padre, el día de la Venida del Señor Jesús con todos sus santos ». (1Tes 3,12-13)

Toda la liturgia del Adviento es un inmenso llamado a la venida del Salvador. Para prepararse a celebrar el primer advenimiento de Cristo, el día de su Natividad, la Iglesia Católica ha querido anticipar esta gran fiesta con un tiempo destinado a la oración y a la penitencia, simbolizado, entre otros elementos, por los ornamentos violetas.

Somos llamados a estar vigilantes y a un cambio de vida. La palabra de los profetas que escucharemos cada domingo del Adviento, nos van a repetir la necesidad de una conversión y preparación del corazón.

¿Nos damos cuenta que Navidad es un evento increíble y fundamental para la humanidad, ya que Dios mismo se hizo hombre, y salvo el pecado, conoció la condición humana desde su nacimiento hasta su muerte en la Cruz?

Al hambre espiritual de Dios corresponde la práctica del ayuno, que sirve para prepararnos mejor a la oración. Nuestro cuerpo, cuando experimenta la sensación de hambre, nos muestra cuanto nuestra alma debe aspirar a Jesús, nuestro alimento espiritual. Es así que la Iglesia Católica ha instituido el ayuno de Adviento, para disponernos a celebrar santamente la fiesta de Navidad. El ayuno en este tiempo litúrgico, unido a la oración más intensa, sostienen la vigilia, la espera del Verbo encarnado. 

Todas las oraciones y esfuerzos son proporcionales a la capacidad de cada uno de nosotros y son igualmente dignos a los ojos de Dios. Podemos elegir, a nuestra medida, otras penitencias, tal como esforzarnos en la atención de otros, particularmente quienes están más cerca y comparten nuestra vida cotidiana, o la atención de los pequeños o débiles, de nuestras familias o nuestro vecindario/nuestra vecindad/nuestra periferia, como los niños o los ancianos que necesitan tiempo y presencia, dando nuestro tiempo real en vez de tiempo virtual.

Queridos suscriptores : ¡les deseamos vivir intensamente este tiempo de espera con alegría y esperanza en la Venida de Cristo, nuestro Salvador!

 

El equipo hispano-parlante del Evangelio del Día, un servicio de Evangelizo.org

Hermana Cristina, Marco, Martin y Asunción, Roberto, Blandine

 

 

domingo, 3 de diciembre de 2017

Evangelio del Día


domingo 03 Diciembre 2017

Primero Domingo de Adviento

San Francisco Javier

Leer el comentario del Evangelio por
San Gregorio de Nisa : «Velad por tanto, ya que no sabéis cuándo el dueño de la casa regresará»

Isaías 63,16b-17.19b.64,2b-7.

Tú, Señor, eres nuestro padre, "nuestro Redentor" es tu Nombre desde siempre!
¿Por qué, Señor, nos desvías de tus caminos y endureces nuestros corazones para que dejen de temerte? ¡Vuelve, por amor a tus servidores y a las tribus de tu herencia!
¡Si rasgaras el cielo y descendieras, las montañas se disolverían delante de ti!
Cuando hiciste portentos inesperados,
que nadie había escuchado jamás, ningún oído oyó, ningún ojo vio a otro Dios, fuera de ti, que hiciera tales cosas por los que esperan en él.
Tú vas al encuentro de los que practican la justicia y se acuerdan de tus caminos. Tú estás irritado, y nosotros hemos pecado, desde siempre fuimos rebeldes contra ti.
Nos hemos convertido en una cosa impura, toda nuestra justicia es como un trapo sucio. Nos hemos marchitado como el follaje y nuestras culpas nos arrastran como el viento.
No hay nadie que invoque tu Nombre, nadie que despierte para aferrarse a ti, porque tú nos ocultaste tu rostro y nos pusiste a merced de nuestras culpas.
Pero tú, Señor, eres nuestro padre, nosotros somos la arcilla, y tu, nuestro alfarero: ¡todos somos la obra de tus manos!


1 Corintios 1,3-9.

Hermanos:
Llegue a ustedes la gracia y la paz que proceden de Dios, nuestro Padre, y del Señor Jesucristo.
No dejo de dar gracias a Dios por ustedes, por la gracia que él les ha concedido en Cristo Jesús.
En efecto, ustedes han sido colmados en él con toda clase de riquezas, las de la palabra y las del conocimiento,
en la medida que el testimonio de Cristo se arraigó en ustedes.
Por eso, mientras esperan la Revelación de nuestro Señor Jesucristo, no les falta ningún don de la gracia.
El los mantendrá firmes hasta el fin, para que sean irreprochables en el día de la Venida de nuestro Señor Jesucristo.
Porque Dios es fiel, y él los llamó a vivir en comunión con su Hijo Jesucristo, nuestro Señor.


Marcos 13,33-37.

En aquél tiempo, Jesús dijo a sus discípulos:
"Tengan cuidado y estén prevenidos, porque no saben cuándo llegará el momento.
Será como un hombre que se va de viaje, deja su casa al cuidado de sus servidores, asigna a cada uno su tarea, y recomienda al portero que permanezca en vela.
Estén prevenidos, entonces, porque no saben cuándo llegará el dueño de casa, si al atardecer, a medianoche, al canto del gallo o por la mañana.
No sea que llegue de improviso y los encuentre dormidos.
Y esto que les digo a ustedes, lo digo a todos: ¡Estén prevenidos!".



Extraído de la Biblia: Libro del Pueblo de Dios.



Leer el comentario del Evangelio por :

San Gregorio de Nisa (c. 335-395), monje, obispo
Sermones sobre el Cántico de los Cánticos, número 11

«Velad por tanto, ya que no sabéis cuándo el dueño de la casa regresará»

Este es uno de los grandes preceptos del Señor: el que sus discípulos sacudan como el polvo todo lo que es terrestre, para dejarse llevar por un gran impulso hacia el cielo. Él nos exhorta a vencer el sueño, a buscar las realidades de arriba (Col 3:1), a mantener sin cesar nuestro espíritu alerta, a expulsar de nuestros ojos el adormecimiento seductor. Me refiero a ese letargo y a esa somnolencia que conducen el hombre al error y le forjan imágenes de sueños: honor, riqueza, poder, grandeza, placer, éxito, ganancia o prestigio.

Para olvidar tales fantasías, el Señor nos pide que superemos ese pesado sueño: no dejemos escapar lo real por una búsqueda desenfrenada de la nada. Él nos llama a que velemos: «Tened ceñida la cintura y las lámparas encendidas» (Lc 12:35). La luz que resplandece nuestros ojos ahuyenta el sueño, el cinturón que ciñe nuestra cintura mantiene nuestro cuerpo alerta, expresa un esfuerzo que no tolera ninguna torpeza.

¡Como el sentido de esta imagen es claro! Ceñir la cintura de templanza, es vivir en la luz de una conciencia pura. La lámpara encendida de la franqueza ilumina el rostro, hace brillar la verdad, mantiene el alma despierta, la hace impermeable a la falsedad y extranjera a la futilidad de nuestros pobres sueños. Vivamos según la exigencia de Cristo y compartiremos la vida de los ángeles. En efecto, es a ellos a quien nos une en su precepto: «sed como ésos que esperan a que su señor vuelva de la boda, para abrirle en cuanto llegue y llame» (Lc 12:36). Son ellos quienes están sentados cerca de las puertas del cielo, velando, que el Rey de gloria (Sal 23:7) pase a su regreso de la boda.