domingo, 25 de junio de 2017

Evangelio del Día


domingo 25 Junio 2017

Duodécimo Domingo del tiempo ordinario

San Guillermo Vercelli

Leer el comentario del Evangelio por
San Gregorio Palamas : "No hay nada oculto que no haya de manifestarse, ni nada secreto que no haya de saberse."

Jeremías 20,10-13.

Oía los rumores de la gente: "¡Terror por todas partes! ¡Denúncienlo! ¡Sí, lo denunciaremos!". Hasta mis amigos más íntimos acechaban mi caída: "Tal vez se lo pueda seducir; prevaleceremos sobre él y nos tomaremos nuestra venganza".
Pero el Señor está conmigo como un guerrero temible: por eso mis perseguidores tropezarán y no podrán prevalecer; se avergonzarán de su fracaso, será una confusión eterna, inolvidable.
Señor de los ejércitos, que examinas al justo, que ves las entrañas y el corazón, ¡que yo vea tu venganza sobre ellos!, porque a ti he encomendado mi causa.
¡Canten al Señor, alaben al Señor, porque él libró la vida del indigente del poder de los malhechores!


San Pablo a los Romanos 5,12-15.

Hermanos:
Por un solo hombre entró el pecado en el mundo, y por el pecado la muerte, y así la muerte pasó a todos los hombres, porque todos pecaron.
En efecto, el pecado ya estaba en el mundo, antes de la Ley, pero cuando no hay Ley, el pecado no se tiene en cuenta.
Sin embargo, la muerte reinó desde Adán hasta Moisés, incluso en aquellos que no habían pecado, cometiendo una transgresión semejante a la de Adán, que es figura del que debía venir.
Pero no hay proporción entre el don y la falta. Porque si la falta de uno solo provocó la muerte de todos, la gracia de Dios y el don conferido por la gracia de un solo hombre, Jesucristo, fueron derramados mucho más abundantemente sobre todos.


Mateo 10,26-33.

No les teman. No hay nada oculto que no deba ser revelado, y nada secreto que no deba ser conocido.
Lo que yo les digo en la oscuridad, repítanlo en pleno día; y lo que escuchen al oído, proclámenlo desde lo alto de las casas.
No teman a los que matan el cuerpo, pero no pueden matar el alma. Teman más bien a aquel que puede arrojar el alma y el cuerpo a la Gehena.
¿Acaso no se vende un par de pájaros por unas monedas? Sin embargo, ni uno solo de ellos cae en tierra, sin el consentimiento del Padre que está en el cielo.
Ustedes tienen contados todos sus cabellos.
No teman entonces, porque valen más que muchos pájaros.
Al que me reconozca abiertamente ante los hombres, yo lo reconoceré ante mi Padre que está en el cielo.
Pero yo renegaré ante mi Padre que está en el cielo de aquel que reniegue de mí ante los hombres."



Extraído de la Biblia: Libro del Pueblo de Dios.



Leer el comentario del Evangelio por :

San Gregorio Palamas (1296-1359), monje, obispo y teólogo
Sermón para el domingo de Todos los Santos; PG 151, 322-323

"No hay nada oculto que no haya de manifestarse, ni nada secreto que no haya de saberse."

     Dios, desde las alturas, ofrece a todos los hombres la riqueza de su gracia. El mismo es la fuente de salvación y de luz desde donde se derrama eternamente la misericordia y la bondad. Pero no todos los hombres se aprovechan de su gracia y de su energía para el ejercicio perfecto de la virtud y de la realización de sus maravillas. Sólo se aprovechan aquellos que ponen por obra sus decisiones y dan prueba con sus obras de su amor a Dios, aquellos que han abandonado toda maldad, que se adhieren firmemente a los mandamientos de Dios y tienen su mirada fija en Cristo, sol de justicia. (Ml 3,20)

     Desde el cielo, Cristo ofrece a los que combaten, el auxilio de su brazo y los exhorta por estas palabras del evangelio: "Si alguno se declara a mi favor delante de los hombres, yo también me declararé a su favor delante de mi Padre celestial." (Mt 10,32) Como servidores de Dios, cada uno de los santos se declara a favor de Cristo en esta vida pasajera y delante de los hombres mortales. Lo hace durante un pequeño espacio de tiempo y en presencia de un pequeño grupo de hombres. En cambio, Nuestro Señor Jesucristo...se declarará a favor nuestro en el mundo de la eternidad, delante de Dios Padre, acompañado por los ángeles y arcángeles y todas las potestades celestiales, en presencia de todos los hombres, desde Adán hasta el fin del mundo. Porque todos resucitarán y estarán de pie delante del tribunal de Cristo. Entonces, en presencia de todos y a la vista de todos, dará a conocer, glorificará y coronará a aquellos que han guardado la fe en él hasta el final.







domingo, 18 de junio de 2017

Evangelio del Día


domingo 18 Junio 2017

Solemnidad del Sagrado Corazón de Jesús
Solemnidad del Santísimo Cuerpo y Sangre de Cristo

San Gregorio Barbarigo

Leer el comentario del Evangelio por
Santa Teresa Benedicta de la Cruz: "El que coma de este pan vivirá eternamente"

Deuteronomio 8,2-3.14b-16a.

Moisés habló al pueblo diciendo:
"Acuérdate del largo camino que el Señor, tu Dios, te hizo recorrer por el desierto durante esos cuarenta años. Allí él te afligió y te puso a prueba, para conocer el fondo de tu corazón y ver si eres capaz o no de guardar sus mandamientos.
Te afligió y te hizo sentir hambre, pero te dio a comer el maná, ese alimento que ni tú ni tus padres conocían, para enseñarte que el hombre no vive solamente de pan, sino de todo lo que sale de la boca del Señor.
No olvides al Señor tu Dios, que te hizo salir de Egipto, de un lugar de esclavitud,
y te condujo por ese inmenso y temible desierto, entre serpientes abrasadoras y escorpiones. No olvides al Señor, tu Dios, que en esa tierra sedienta y sin agua, hizo brotar para ti agua de la roca,
y en el desierto te alimentó con el maná, un alimento que no conocieron tus padres."


1 Corintios 10,16-18.

Hermanos:
La copa de bendición que bendecimos, ¿no es acaso comunión con la Sangre de Cristo? Y el pan que partimos, ¿no es comunión con el Cuerpo de Cristo?
Ya que hay un solo pan, todos nosotros, aunque somos muchos, formamos un solo Cuerpo, porque participamos de ese único pan.
Pensemos en Israel según la carne: aquellos que comen las víctimas, ¿no están acaso en comunión con el altar?


Juan 6,51-58.

Jesús dijo a los judíos:
"Yo soy el pan vivo bajado del cielo. El que coma de este pan vivirá eternamente, y el pan que yo daré es mi carne para la Vida del mundo".
Los judíos discutían entre sí, diciendo: "¿Cómo este hombre puede darnos a comer su carne?".
Jesús les respondió: "Les aseguro que si no comen la carne del Hijo del hombre y no beben su sangre, no tendrán Vida en ustedes.
El que come mi carne y bebe mi sangre tiene Vida eterna, y yo lo resucitaré en el último día.
Porque mi carne es la verdadera comida y mi sangre, la verdadera bebida.
El que come mi carne y bebe mi sangre permanece en mí y yo en él.
Así como yo, que he sido enviado por el Padre que tiene Vida, vivo por el Padre, de la misma manera, el que me come vivirá por mí.
Este es el pan bajado del cielo; no como el que comieron sus padres y murieron. El que coma de este pan vivirá eternamente".



Extraído de la Biblia: Libro del Pueblo de Dios.



Leer el comentario del Evangelio por :

Santa Teresa Benedicta de la Cruz, Edith Stein, (1891-1942), carmelita descalza, mártir, copatrona de Europa
Poesía "Yo estoy con vosotros"

"El que coma de este pan vivirá eternamente"

Nos atrae con poder misterioso,
nos encierra en sí en el seno del Padre
y nos da el Espíritu Santo.

Este corazón palpita para nosotros en el pequeño tabernáculo
donde permanece misteriosamente oculto
en aquella silenciosa, blanca forma.

Este es, Señor, tu trono de Rey en la tierra,
que tú has erigido visiblemente para nosotros,
y te gusta ver acercarme a él.

Tú incas tu mirada lleno de amor en la mía,
e inclinas tu oído a mis suaves palabras
y llenas el corazón con profunda paz.

Pero tu amor no encuentra satisfacción
en este intercambio que todavía permite separación:
Tu corazón exige más y más.

Tú vienes a mí cada mañana como alimento,
tu carne y sangre son para mí bebida y comida
y se obra algo maravilloso.

Tu cuerpo cala misteriosamente en el mío,
y tu alma se une a la mía:
ya no soy yo lo que era antes.

Tú vienes y vas, pero permanece la semilla
que tú has sembrado para la gloria futura (Mc 4,26; Jn 12,24),
escondida en el cuerpo de polvo.

Permanece un resplandor del cielo en el alma,
permanece una profunda luz en los ojos,
una suspensión en el tono de voz.

Permanece el vínculo, que une corazón con corazón,
la corriente de vida que brota del tuyo
y da vida a cada miembro (1Co 12,27).

Qué admirables son las maravillas de tu amor,
sólo nos asombramos, balbuceamos y enmudecemos,
porque el espíritu y la palabra no puede expresar.







domingo, 11 de junio de 2017

Evangelio del Día


domingo 11 Junio 2017

 Solemnidad de la Santísima Trinidad

San Paris de Treviso

Leer el comentario del Evangelio por
San Efrén : «Un solo Dios, un solo Señor, en la trinidad de personas y en unidad de su naturaleza» (Prefacio)

Exodo 34,4b-6.8-9.

Moisés subió a la montaña del Sinaí, como el Señor se lo había ordenado, llevando las dos tablas en sus manos.
El Señor descendió en la nube, y permaneció allí, junto a él. Moisés invocó el nombre del Señor.
El Señor pasó delante de él y exclamó: "El Señor es un Dios compasivo y bondadoso, lento para enojarse, y pródigo en amor y fidelidad.
Moisés cayó de rodillas y se postró,
diciendo: "Si realmente me has brindado tu amistad, dígnate, Señor, ir en medio de nosotros. Es verdad que este es un pueblo obstinado, pero perdona nuestra culpa y nuestro pecado, y conviértenos en tu herencia".


San Pablo a los Corintios 2 13,11-13.

Hermanos:
Alégrense, trabajen para alcanzar la perfección, anímense unos a otros, vivan en armonía y en paz. Y entonces, el Dios del amor y de la paz permanecerá con ustedes.
Salúdense mutuamente con el beso santo. Todos los hermanos les envían saludos.
La gracia del Señor Jesucristo, el amor de Dios y la comunión del Espíritu Santo permanezcan con todos ustedes.


Juan 3,16-18.

Sí, Dios amó tanto al mundo, que entregó a su Hijo único para que todo el que cree en él no muera, sino que tenga Vida eterna.
Porque Dios no envió a su Hijo para juzgar al mundo, sino para que el mundo se salve por él.»
El que cree en él, no es condenado; el que no cree, ya está condenado, porque no ha creído en el nombre del Hijo único de Dios.



Extraído de la Biblia: Libro del Pueblo de Dios.



Leer el comentario del Evangelio por :

San Efrén (c. 306-373), diácono en Siria, doctor de la Iglesia
Himno a la Trinidad

«Un solo Dios, un solo Señor, en la trinidad de personas y en unidad de su naturaleza» (Prefacio)

Refrán: ¡Bendito sea el que te envía!

Toma como símbolos el sol para el Padre
para el Hijo, la luz,
y para el Espíritu Santo, el calor.

Aunque sea un solo ser, es una trinidad
lo que se percibe en él.
Captar al inexplicable, ¿quién lo puede hacer?

Este único es múltiple: uno formado de tres,
y tres no forman sino uno,
¡gran misterio y maravilla manifestada!

El sol es distinto de sus rayos
aunque estén unidos a él;
sus rayos también son el sol.

Pero nadie habla, sin embargo, de dos soles,
aunque los rayos
son también el sol aquí abajo.

Tampoco nosotros decimos que habría dos Dioses.
Dios, Nuestro Señor, lo es,
también él, por encima de lo creado.

¿Quién puede enseñar cómo y dónde le está unido
el rayo al sol,
así como su calor, siendo libres.

No están ni separados ni se confunden,
unidos aunque distintos,
libres pero unidos, ¡oh maravilla!

¿Quién puede, escrutándolos, tener poder sobre ellos?
¿Y, sin embargo, no son ellos,
aparentemente tan simples, tan fáciles?

Mientras que el sol permanece todo él arriba,
su claridad, su calor,
son, un símbolo claro para los de aquí abajo.

Sí, sus rayos llegan hasta la tierra
y se quedan en nuestros ojos
como si revistieran nuestra carne.

Cuando nuestros ojos se cierran en el momento del sueño
como a unos muertos, los abandona,
a ellos que seguidamente se desvelarán.

Y cómo la luz entra en el ojo,
nadie lo puede comprender.
Así Nuestro Señor en el seno...

De esta manera Nuestro Señor se ha revestido de un cuerpo
con toda su debilidad,
para venir a santificar al universo.

Pero cuando el rayo vuelve a su fuente,
nunca ha estado
separado del que lo engendró.

Deja su calor para los que están abajo,
como Nuestro Señor
ha dejado el Espíritu Santo a los discípulos.

¡Contempla estas imágenes en el mundo creado,
y no dudarás,
en cuanto a los Tres, porque sino te pierdes!

Lo que estaba oscuro te lo he hecho claro:
cómo los tres hacen uno,
trinidad que no forma sino una esencia.







domingo, 4 de junio de 2017

Evangelio del Día


domingo 04 Junio 2017



Beato Francisco Pianzola, San Francisco Caracciolo

Leer el comentario del Evangelio por
San Buenaventura : Oración para obtener los siete dones del Espíritu Santo

Hechos 2,1-11.

Al llegar el día de Pentecostés, estaban todos reunidos en el mismo lugar.
De pronto, vino del cielo un ruido, semejante a una fuerte ráfaga de viento, que resonó en toda la casa donde se encontraban.
Entonces vieron aparecer unas lenguas como de fuego, que descendieron por separado sobre cada uno de ellos.
Todos quedaron llenos del Espíritu Santo, y comenzaron a hablar en distintas lenguas, según el Espíritu les permitía expresarse.
Había en Jerusalén judíos piadosos, venidos de todas las naciones del mundo.
Al oírse este ruido, se congregó la multitud y se llenó de asombro, porque cada uno los oía hablar en su propia lengua.
Con gran admiración y estupor decían: "¿Acaso estos hombres que hablan no son todos galileos?
¿Cómo es que cada uno de nosotros los oye en su propia lengua?
Partos, medos y elamitas, los que habitamos en la Mesopotamia o en la misma Judea, en Capadocia, en el Ponto y en Asia Menor,
en Frigia y Panfilia, en Egipto, en la Libia Cirenaica, los peregrinos de Roma,
judíos y prosélitos, cretenses y árabes, todos los oímos proclamar en nuestras lenguas las maravillas de Dios".


1 Corintios 12,3b-7.12-13.

Hermanos:
Nadie puede decir: «Jesús es el Señor», si no está impulsado por el Espíritu Santo.
Ciertamente, hay diversidad de dones, pero todos proceden del mismo Espíritu.
Hay diversidad de ministerios, pero un solo Señor.
Hay diversidad de actividades, pero es el mismo Dios el que realiza todo en todos.
En cada uno, el Espíritu se manifiesta para el bien común.
Así como el cuerpo tiene muchos miembros, y sin embargo, es uno, y estos miembros, a pesar de ser muchos, no forman sino un solo cuerpo, así también sucede con Cristo.
Porque todos hemos sido bautizados en un solo Espíritu para formar un solo Cuerpo -judíos y griegos, esclavos y hombres libres- y todos hemos bebido de un mismo Espíritu.


Juan 20,19-23.

Al atardecer de ese mismo día, el primero de la semana, estando cerradas las puertas del lugar donde se encontraban los discípulos, por temor a los judíos, llegó Jesús y poniéndose en medio de ellos, les dijo: "¡La paz esté con ustedes!".
Mientras decía esto, les mostró sus manos y su costado. Los discípulos se llenaron de alegría cuando vieron al Señor.
Jesús les dijo de nuevo: "¡La paz esté con ustedes! Como el Padre me envió a mí, yo también los envío a ustedes".
Al decirles esto, sopló sobre ellos y añadió: "Reciban el Espíritu Santo.
Los pecados serán perdonados a los que ustedes se los perdonen, y serán retenidos a los que ustedes se los retengan".



Extraído de la Biblia: Libro del Pueblo de Dios.



Leer el comentario del Evangelio por :

San Buenaventura (1221-1274), franciscano, doctor de la Iglesia
El árbol de la vida, 49 (rev.)

Oración para obtener los siete dones del Espíritu Santo

Rogamos, pues, al clementísimo Padre por medio de ti, su Unigénito, hecho hombre por nuestro amor, crucificado y glorificado, que de sus tesoros envíe sobre nosotros el Espíritu de la gracia septiforme, el cual descansó en ti en toda su plenitud. El espíritu de Sabiduría para que gustemos el fruto del árbol de la vida que eres Tú y los sabores que recrean la vida. El don del Entendimiento con que sean esclarecidos los ojos de nuestra mente. El don del Consejo para caminar, siguiendo tus pisadas, por las sendas de la rectitud. El don de la Fortaleza para triunfar de la violencia de los enemigos que nos combaten. El don de la Ciencia para que, alumbrados con los fulgores de la sacra doctrina, hagamos juicio recto del bien y del mal. El don de la Piedad para vestimos de las entrañas de misericordia. El don de Temor con que, apartándonos de todo lo malo, dulcemente reposemos en la sujeción reverencial a tu eterna Majestad.

Estas cosas nos enseñaste a pedir en esa santa oración, y éstas te suplicamos ahora, por tu cruz, nos alcances para gloria de tu santísimo nombre, al cual con el Padre y el Espíritu Santo sea todo honor y gloria, el hacimiento de gracias, el loor y el imperio por infinitos siglos de siglos. Amén.