¡Ay de los que se sienten seguros en Sión y de los que viven confiados en la montaña de Samaría, esos notables de la primera de las naciones, a los que acude la casa de Israel! En lo que a ti concierne, hombre Dios, huye de todo esto. Practica la justicia, la piedad, la fe, el amor, la constancia, la bondad. Jesús dijo a los fariseos: "Había un hombre rico que se vestía de púrpura y lino finísimo y cada día hacía espléndidos banquetes. ¿Deseas honrar el cuerpo de Cristo? No lo desprecies, pues, cuando lo contemplas desnudo en los pobres, ni lo honres aquí, en el templo, con lienzos de seda, si al salir lo abandonas en su frío y desnudez. Porque el mismo que ha dicho: «Esto es mi cuerpo» (Mt 26,26), y con su palabra llevó a que fuera real lo que decía, afirmó también: «Tuve hambre y no me disteis de comer» y también «Siempre que dejasteis de hacerlo a uno de estos pequeñuelos, a mi en persona lo dejasteis de hacer» (Mt 25, 42.45). Aquí el cuerpo de Cristo no necesita vestidos, sino almas puras; allí hay necesidad de mucha solicitud... Dios no tiene necesidad de vasos de oro sino de almas semejantes al oro. |
domingo, 25 de septiembre de 2016
Evangelio del Día
domingo, 18 de septiembre de 2016
Evangelio del Día
Escuchen esto, ustedes, los que pisotean al indigente para hacer desaparecer a los pobres del país. Ante todo, te recomiendo que se hagan peticiones, oraciones, súplicas y acciones de gracias por todos los hombres, Jesús decía a sus discípulos: Amigos y hermanos míos, no seamos malos administradores de los bienes que nos han sido confiados, para no tener que escuchar las siguientes palabras: "Avergonzaos, vosotros que retenéis el bien de los demás. Imitad la justicia de Dios y no habrá ya pobres." No nos cansemos en amontonar bienes y tener reservas, cuando otros están agotados por el hambre. No nos hagamos meritorios del reproche amargo y de la amenaza del profeta Amos: "Escuchad esto, los que aplastáis al pobre y tratáis de eliminar a la gente humilde, vosotros, que decís: ¿Cuándo pasará la luna nueva, para poder vender el trigo; el sábado, para dar salida al grano?" (Am 8,5)... |
domingo, 11 de septiembre de 2016
Evangelio del Día
El Señor dijo a Moisés: "Baja en seguida, porque tu pueblo, ese que hiciste salir de Egipto, se ha pervertido. Doy gracias a nuestro Señor Jesucristo, porque me ha fortalecido y me ha considerado digno de confianza, llamándome a su servicio Todos los publicanos y pecadores se acercaban a Jesús para escucharlo. El hijo vuelve a casa de su padre y exclama: «Padre, he pecado contra el cielo y contra ti; ya no merezco llamarme hijo tuyo: trátame como a uno de tus jornaleros»... Pero el padre corrió, acudió apresuradamente desde lejos. «Cristo murió por nosotros cuando todavía éramos pecadores» (Rm 5,8). El padre se apresuró... en la persona del Hijo, cuando a través de él, bajó del cielo y vino a la tierra. «El Padre que me envió está conmigo» dice en el Evangelio (cf 16,32). Se le echó al cuello: se echó hasta llegar a nosotros cuando, por Cristo, toda su divinidad bajó del cielo y se instaló en nuestra carne. Y lo abrazó. ¿Cuándo? Cuando «la misericordia y la fidelidad se encuentran, la justicia y la paz se besan» (Sl 84,11). |
domingo, 4 de septiembre de 2016
Evangelio del Día
¿Qué hombre puede conocer los designios de Dios o hacerse una idea de lo que quiere el Señor? Prefiero suplicarte en nombre del amor, Yo, Pablo, ya anciano y ahora prisionero a causa de Cristo Jesús, Junto con Jesús iba un gran gentío, y él, dándose vuelta, les dijo: Me gustaba subir a una torre, para que contemplaran de cerca la crestería, un auténtico encaje de piedra, fruto de una labor paciente, costosa. En esas charlas les hacía notar que aquella maravilla no se veía desde abajo. Y, para materializar lo que con repetida frecuencia les había explicado, les comentaba: ¡esto es el trabajo de Dios, la obra de Dios!: acabar la tarea personal con perfección, con belleza, con el primor de estas delicadas blondas de piedra. Comprendían, ante esa realidad que entraba por los ojos, que todo eso era oración, un diálogo hermoso con el Señor. Los que gastaron sus energías en esa tarea, sabían perfectamente que desde las calles de la ciudad nadie apreciaría su esfuerzo: era sólo para Dios… |
