domingo, 31 de julio de 2016

Evangelio del Día


domingo 31 Julio 2016

Decimooctavo domingo del tiempo ordinario

San Ignacio de Loyola

Leer el comentario del Evangelio por
San Basilio : «Ser rico ante Dios»

Sirac 1,2.2,21-23.

¡Vanidad, pura vanidad!, dice Cohélet. ¡Vanidad, pura vanidad! ¡Nada más que vanidad!
Porque un hombre que ha trabajado con sabiduría, con ciencia y eficacia, tiene que dejar su parte a otro que no hizo ningún esfuerzo. También esto es vanidad y una grave desgracia.
¿Qué le reporta al hombre todo su esfuerzo y todo lo que busca afanosamente bajo el sol?
Porque todos sus días son penosos, y su ocupación, un sufrimiento; ni siquiera de noche descansa su corazón. También esto es vanidad.


Pablo a los Colosenses 3,1-5.9-11.

Hermanos:
Ya que ustedes han resucitado con Cristo, busquen los bienes del cielo donde Cristo está sentado a la derecha de Dios.
Tengan el pensamiento puesto en las cosas celestiales y no en las de la tierra.
Porque ustedes están muertos, y su vida está desde ahora oculta con Cristo en Dios.
Cuando se manifieste Cristo, que es nuestra vida, entonces ustedes también aparecerán con él, llenos de gloria.
Por lo tanto, hagan morir en sus miembros todo lo que es terrenal: la lujuria, la impureza, la pasión desordenada, los malos deseos y también la avaricia, que es una forma de idolatría.
Tampoco se engañen los unos a los otros. Porque ustedes se despojaron del hombre viejo y de sus obras
y se revistieron del hombre nuevo, aquel que avanza hacia el conocimiento perfecto, renovándose constantemente según la imagen de su Creador.
Por eso, ya no hay pagano ni judío, circunciso ni incircunciso, bárbaro ni extranjero, esclavo ni hombre libre, sino sólo Cristo, que es todo y está en todos.


Lucas 12,13-21.

En aquel tiempo:
Uno de la multitud le dijo: "Maestro, dile a mi hermano que comparta conmigo la herencia".
Jesús le respondió: "Amigo, ¿quién me ha constituido juez o árbitro entre ustedes?".
Después les dijo: "Cuídense de toda avaricia, porque aún en medio de la abundancia, la vida de un hombre no está asegurada por sus riquezas".
Les dijo entonces una parábola: "Había un hombre rico, cuyas tierras habían producido mucho,
y se preguntaba a sí mismo: '¿Qué voy a hacer? No tengo dónde guardar mi cosecha'.
Después pensó: 'Voy a hacer esto: demoleré mis graneros, construiré otros más grandes y amontonaré allí todo mi trigo y mis bienes,
y diré a mi alma: Alma mía, tienes bienes almacenados para muchos años; descansa, come, bebe y date buena vida'.
Pero Dios le dijo: 'Insensato, esta misma noche vas a morir. ¿Y para quién será lo que has amontonado?'.
Esto es lo que sucede al que acumula riquezas para sí, y no es rico a los ojos de Dios".



Extraído de la Biblia: Libro del Pueblo de Dios.



Leer el comentario del Evangelio por :

San Basilio (c. 330-379), monje y obispo de Cesárea en Capadocia, doctor de la Iglesia
Homilía 6, sobre las riquezas; PG 31, 261 s.

«Ser rico ante Dios»

«¿Qué haré? ¿Qué comeré? ¿Con qué me vestiré?» Eso es lo que dice este rico. Sufre su corazón, la inquietud le devora, porque lo que a los demás les alegra, al avaro lo hunde. Que todos sus graneros estén llenos no le da la felicidad. Lo que atormenta a su alma es tener demasiadas riquezas al rebosar sus graneros...

Considera bien, hombre, quién te ha llenado de sus dones. Reflexiona un poco sobre ti mismo: ¿Quién eres? ¿Qué es lo que se te ha confiado? ¿De quién has recibido ese encargo? ¿Por qué te ha preferido a muchos otros? El Dios de toda bondad ha hecho de ti su intendente; te ha encargado preocuparte de tus compañeros de servicio: ¡no vayas a creer que todo se ha preparado para tu estómago solamente! Dispón de los bienes que tienes en tus manos como si fueran de otros. El placer que te procuran dura muy poco, muy pronto van a escapársete y desaparecer, y sin embargo te pedirán cuenta rigurosa de lo que has hecho con ellos. Luego lo guardas todo, puertas y cerraduras bien cerradas; pues aunque lo hayas cerrado todo, la ansiedad no te deja dormir...

«¿Qué haré?» Tenía una respuesta a punto: «Llenaré las almas de los hambrientos; abriré mis graneros e invitaré a todos los que pasan necesidad... Haré que oigan una palabra generosa: Venid a mí todos los que no tenéis pan, tomad la parte que os corresponde de los dones que Dios ha concedido, cada uno según su necesidad».







domingo, 24 de julio de 2016

Evangelio del Día


domingo 24 Julio 2016

Decimoséptimo domingo del tiempo ordinario

Beato Juan Antonio Pérez Mayo, san Francisco Solano, Beato Cristóbal de Santa Catalina

Leer el comentario del Evangelio por
Santa Catalina de Siena : "Pedid y recibiréis"

Génesis 18,20-32.

Luego el Señor añadió: "El clamor contra Sodoma y Gomorra es tan grande, y su pecado tan grave,
que debo bajar a ver si sus acciones son realmente como el clamor que ha llegado hasta mí. Si no es así, lo sabré".
Dos de esos hombres partieron de allí y se fueron hacia Sodoma, pero el Señor se quedó de pie frente a Abraham.
Entonces Abraham se le acercó y le dijo: "¿Así que vas a exterminar al justo junto con el culpable?
Tal vez haya en la ciudad cincuenta justos. ¿Y tú vas a arrasar ese lugar, en vez de perdonarlo por amor a los cincuenta justos que hay en él?
¡Lejos de ti hacer semejante cosa! ¡Matar al justo juntamente con el culpable, haciendo que los dos corran la misma suerte! ¡Lejos de ti! ¿Acaso el Juez de toda la tierra no va a hacer justicia?".
El Señor respondió: "Si encuentro cincuenta justos en la ciudad de Sodoma, perdonaré a todo ese lugar en atención a ellos".
Entonces Abraham dijo: "Yo, que no soy más que polvo y ceniza, tengo el atrevimiento de dirigirme a mi Señor.
Quizá falten cinco para que los justos lleguen a cincuenta. Por esos cinco ¿vas a destruir toda la ciudad?". "No la destruiré si encuentro allí cuarenta y cinco", respondió el Señor.
Pero Abraham volvió a insistir: "Quizá no sean más de cuarenta". Y el Señor respondió: "No lo haré por amor a esos cuarenta".
"Por favor, dijo entonces Abraham, que mi Señor no lo tome a mal si continúo insistiendo. Quizá sean solamente treinta". Y el Señor respondió: "No lo haré si encuentro allí a esos treinta".
Abraham insistió: "Una vez más, me tomo el atrevimiento de dirigirme a mi Señor. Tal vez no sean más que veinte". "No la destruiré en atención a esos veinte", declaró el Señor.
"Por favor, dijo entonces Abraham, que mi Señor no se enoje si hablo por última vez. Quizá sean solamente diez". "En atención a esos diez, respondió, no la destruiré".


Pablo a los Colosenses 2,12-14.

En el bautismo, ustedes fueron sepultados con él, y con él resucitaron, por la fe en el poder de Dios que lo resucitó de entre los muertos.
Ustedes estaban muertos a causa de sus pecados y de la incircuncisión de su carne, pero Cristo los hizo revivir con él, perdonando todas nuestras faltas.
El canceló el acta de condenación que nos era contraria, con todas sus cláusulas, y la hizo desaparecer clavándola en la cruz.


Lucas 11,1-13.

Un día, Jesús estaba orando en cierto lugar, y cuando terminó, uno de sus discípulos le dijo: "Señor, enséñanos a orar, así como Juan enseñó a sus discípulos".
El les dijo entonces: "Cuando oren, digan: Padre, santificado sea tu Nombre, que venga tu Reino;
danos cada día nuestro pan cotidiano;
perdona nuestros pecados, porque también nosotros perdonamos a aquellos que nos ofenden; y no nos dejes caer en la tentación".
Jesús agregó: "Supongamos que alguno de ustedes tiene un amigo y recurre a él a medianoche, para decirle: 'Amigo, préstame tres panes,
porque uno de mis amigos llegó de viaje y no tengo nada que ofrecerle',
y desde adentro él le responde: 'No me fastidies; ahora la puerta está cerrada, y mis hijos y yo estamos acostados. No puedo levantarme para dártelos'.
Yo les aseguro que aunque él no se levante para dárselos por ser su amigo, se levantará al menos a causa de su insistencia y le dará todo lo necesario.
También les aseguro: pidan y se les dará, busquen y encontrarán, llamen y se les abrirá.
Porque el que pide, recibe; el que busca, encuentra; y al que llama, se le abre.
¿Hay entre ustedes algún padre que da a su hijo una piedra cuando le pide pan? ¿Y si le pide un pescado, le dará en su lugar una serpiente?
¿Y si le pide un huevo, le dará un escorpión?
Si ustedes, que son malos, saben dar cosas buenas a sus hijos, ¡cuánto más el Padre del cielo dará el Espíritu Santo a aquellos que se lo pidan!".



Extraído de la Biblia: Libro del Pueblo de Dios.



Leer el comentario del Evangelio por :

Santa Catalina de Siena (1347-1380), terciaria dominica, doctora de la Iglesia, copatrona de Europa
Los Diálogos, c. 134

"Pedid y recibiréis"

Tu verdad ha dicho que si llamamos nos responderán, que si golpeamos, nos abrirán, que si pedimos, recibiremos: oh Padre eterno, tus servidores están clamando tu misericordia. Respóndeles, pues. Porque sé que la misericordia es propiedad tuya y por eso no puedes rechazar a quien te la pide. Están golpeando la puerta de tu verdad, puesto que es  en tu verdad, tu Hijo (Jn 14,6) que conocen el amor inefable que tú tienes al hombre. Por eso golpean tu puerta. Y es porque el fuego de la caridad no podrá, no puede no abrir a los que llaman con perseverancia.

Abre, pues, dilata, rompe los corazones endurecidos de aquellos que tú mismo has creado –si no es por los que no llaman, al menos por tu infinita bondad y por el amor de tus servidores que llaman a ti por los demás. Escúchales, Padre eterno… Abre la puerta de tu caridad ilimitada, que nos ha llegado por la puerta del Verbo. Sí, yo sé que tú abres antes que llamemos porque es con la voluntad y el amor que tú les has dado que tus siervos golpean y te llaman, por tu honor y por la salvación de sus almas. Dales, pues, el pan de vida, es decir, el fruto de la sangre de tu Hijo único.







domingo, 17 de julio de 2016

Evangelio del Día


domingo 17 Julio 2016

Decimosexto domingo del tiempo ordinario

San León IV

Leer el comentario del Evangelio por
San Bernardo : Marta y María

Génesis 18,1-10a.

El Señor se apareció a Abraham junto al encinar de Mamré, mientras él estaba sentado a la entrada de su carpa, a la hora de más calor.
Alzando los ojos, divisó a tres hombres que estaban parados cerca de él. Apenas los vio, corrió a su encuentro desde la entrada de la carpa y se inclinó hasta el suelo,
diciendo: "Señor mío, si quieres hacerme un favor, te ruego que no pases de largo delante de tu servidor.
Yo haré que les traigan un poco de agua. Lávense los pies y descansen a la sombra del árbol.
Mientras tanto, iré a buscar un trozo de pan, para que ustedes reparen sus fuerzas antes de seguir adelante. ¡Por algo han pasado junto a su servidor!". Ellos respondieron: "Está bien. Puedes hacer lo que dijiste".
Abraham fue rápidamente a la carpa donde estaba Sara y le dijo: "¡Pronto! Toma tres medidas de la mejor harina, amásalas y prepara unas tortas".
Después fue corriendo hasta el corral, eligió un ternero tierno y bien cebado, y lo entregó a su sirviente, que de inmediato se puso a prepararlo.
Luego tomó cuajada, leche y el ternero ya preparado, y se los sirvió. Mientras comían, él se quedó de pie al lado de ellos, debajo del árbol.
Ellos le preguntaron: "¿Dónde está Sara, tu mujer?". "Ahí en la carpa", les respondió.
Entonces uno de ellos le dijo: "Volveré a verte sin falta en el año entrante, y para ese entonces Sara habrá tenido un hijo". Mientras tanto, Sara había estado escuchando a la entrada de la carpa, que estaba justo detrás de él.


Pablo a los Colosenses 1,24-28.

Ahora me alegro de poder sufrir por ustedes, y completo en mi carne lo que falta a los padecimientos de Cristo, para bien de su Cuerpo, que es la Iglesia.
En efecto, yo fui constituido ministro de la Iglesia, porque de acuerdo con el plan divino, he sido encargado de llevar a su plenitud entre ustedes la Palabra de Dios,
el misterio que estuvo oculto desde toda la eternidad y que ahora Dios quiso manifestar a sus santos.
A ellos les ha revelado cuánta riqueza y gloria contiene para los paganos este misterio, que es Cristo entre ustedes, la esperanza de la gloria.
Nosotros anunciamos a Cristo, exhortando a todos los hombres e instruyéndolos en la verdadera sabiduría, a fin de que todos alcancen su madurez en Cristo.


Lucas 10,38-42.

Jesús entró en un pueblo, y una mujer que se llamaba Marta lo recibió en su casa.
Tenía una hermana llamada María, que sentada a los pies del Señor, escuchaba su Palabra.
Marta, que estaba muy ocupada con los quehaceres de la casa, dijo a Jesús: "Señor, ¿no te importa que mi hermana me deje sola con todo el trabajo? Dile que me ayude".
Pero el Señor le respondió: "Marta, Marta, te inquietas y te agitas por muchas cosas,
y sin embargo, pocas cosas, o más bien, una sola es necesaria. María eligió la mejor parte, que no le será quitada".



Extraído de la Biblia: Libro del Pueblo de Dios.



Leer el comentario del Evangelio por :

San Bernardo (1091-1153), monje cisterciense y doctor de la Iglesia
3er. Sermón para la Asunción

Marta y María

"Marta, Marta, te preocupas por muchas cosas"¿A quién se pueden aplicar mejor estas palabras sino a los que tienen la responsabilidad de una comunidad? ¿Quién es el que se inquieta por muchas cosas sino aquel a quien incumbe ocuparse tanto de María, la contemplativa, como de su hermano Lázaro, como de otras muchas cosas? Reconocéis en Marta la inquietud y agotamiento por mil preocupaciones: es el apóstol que tiene "la preocupación por todas las Iglesias" (2C 11,28), que vela para que los pastores se preocupen por sus ovejas. "Nadie enferma sin que yo enferme, nadie cae sin que a mi me dé fiebre" (v. 29). Que Marta, pues, reciba al Señor en su casa, puesto que es a ella a quien se le ha confiado la dirección de los quehaceres domésticos… Que también los que comparten sus tareas reciban al Señor, cada uno según su particular ministerio; que acojan a Cristo y le sirvan, que le asistan en sus miembros, los enfermos, los pobres, los viajeros y los peregrinos.

Mientras asumen estas actividades, que Maria permanezca en reposo, que conozca "cuan suave es el Señor" (Sl 33,9). Que esté bien ocupada permaneciendo a los pies de Jesús, con el corazón lleno de amor y el alma en paz, sin quitar sus ojos de él, atenta a todas sus palabras, admirando su bello rostro y su lenguaje. "En sus labios se derrama la gracia; es el más bello de los hijos de los hombres" (sl 44,3), más bello aún que los ángeles en su gloria. Conoce tu gozo y dale gracias, María, tú que has escogido la mejor parte. ¡Dichosos los ojos que ven lo que tú ves, los oídos que merecen escuchar lo que tu escuchas! (Mt 13,16).¡Dichosa eres tú, sobre todo, por escuchar el latido del corazón de Dios en este silencio en el que es bueno para el hombre esperar a su Señor!







domingo, 10 de julio de 2016

Evangelio del Día


domingo 10 Julio 2016

Decimoquinto domingo del tiempo ordinario

Beato Pacífico, Santos Félix, Felipe, Vital, Santas Rufina y Segunda, Santas Anatolia y Victoria, Santa Felicita, San Apolonio de Sardes, San Leoncio, San Pascario de Nantes, San Pedro Vincioli, San Canuto IV de Dinamarca, Beatas María Gertrudis, Santo Antonio Nguyen Quynh, Beato Manuel Ruiz

Leer el comentario del Evangelio por
San Severo de Antioquia : Cristo cura la humanidad herida

Deuteronomio 30,10-14.

Todo esto te sucederá porque habrás escuchado la voz del Señor, tu Dios, y observado sus mandamientos y sus leyes, que están escritas en este libro de la Ley, después de haberte convertido al Señor, tu Dios, con todo tu corazón y con toda tu alma.
Este mandamiento que hoy te prescribo no es superior a tus fuerzas ni está fuera de tu alcance.
No está en el cielo, para que digas: "¿Quién subirá por nosotros al cielo y lo traerá hasta aquí, de manera que podamos escucharlo y ponerlo en práctica?".
Ni tampoco está más allá del mar, para que digas: "¿Quién cruzará por nosotros a la otra orilla y lo traerá hasta aquí, de manera que podamos escucharlo y ponerlo en práctica?"
No, la palabra está muy cerca de ti, en tu boca y en tu corazón, para que la practiques.


Pablo a los Colosenses 1,15-20.

El es la Imagen del Dios invisible, el Primogénito de toda la creación,
porque en él fueron creadas todas las cosas, tanto en el cielo como en la tierra los seres visibles y los invisibles, Tronos, Dominaciones, Principados y Potestades: todo fue creado por medio de él y para él.
El existe antes que todas las cosas y todo subsiste en él.
El es también la Cabeza del Cuerpo, es decir, de la Iglesia. El es el Principio, el Primero que resucitó de entre los muertos, a fin de que él tuviera la primacía en todo,
porque Dios quiso que en él residiera toda la Plenitud.
Por él quiso reconciliar consigo todo lo que existe en la tierra y en el cielo, restableciendo la paz por la sangre de su cruz.


Lucas 10,25-37.

Un doctor de la Ley se levantó y le preguntó para ponerlo a prueba: "Maestro, ¿qué tengo que hacer para heredar la Vida eterna?".
Jesús le preguntó a su vez: "¿Qué está escrito en la Ley? ¿Qué lees en ella?".
El le respondió: "Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma, con todas tus fuerzas y con todo tu espíritu, y a tu prójimo como a ti mismo".
"Has respondido exactamente, le dijo Jesús; obra así y alcanzarás la vida".
Pero el doctor de la Ley, para justificar su intervención, le hizo esta pregunta: "¿Y quién es mi prójimo?".
Jesús volvió a tomar la palabra y le respondió: "Un hombre bajaba de Jerusalén a Jericó y cayó en manos de unos ladrones, que lo despojaron de todo, lo hirieron y se fueron, dejándolo medio muerto.
Casualmente bajaba por el mismo camino un sacerdote: lo vio y siguió de largo.
También pasó por allí un levita: lo vio y siguió su camino.
Pero un samaritano que viajaba por allí, al pasar junto a él, lo vio y se conmovió.
Entonces se acercó y vendó sus heridas, cubriéndolas con aceite y vino; después lo puso sobre su propia montura, lo condujo a un albergue y se encargó de cuidarlo.
Al día siguiente, sacó dos denarios y se los dio al dueño del albergue, diciéndole: 'Cuídalo, y lo que gastes de más, te lo pagaré al volver'.
¿Cuál de los tres te parece que se portó como prójimo del hombre asaltado por los ladrones?".
"El que tuvo compasión de él", le respondió el doctor. Y Jesús le dijo: "Ve, y procede tú de la misma manera".



Extraído de la Biblia: Libro del Pueblo de Dios.



Leer el comentario del Evangelio por :

San Severo de Antioquia (c. 465-538), obispo
Homilía 89

Cristo cura la humanidad herida

Al fin pasó un samaritano… Cristo se da adrede el nombre de samaritano…, él, de quien se había dicho, para ultrajarle: "Eres un samaritano y estás poseído de un demonio" (Jn 8,48)… El samaritano viajero, que era Cristo –porque verdaderamente viajaba - vio a la humanidad que yacía en tierra. Y no hizo caso omiso, porque el fin de su viaje era "visitarnos" (Lc  1,68.78) a nosotros por quienes bajó a la tierra y se alojó en ella. Porque no solamente "apareció, sino que conversó con los hombres" en verdad (Ba 3,38)…

Sobre nuestras llagas derramó vino, el vino de la Palabra, y como la gravedad de las heridas no soportaba toda su fuerza, lo mezcló con el aceite de su dulzura y su "amor por los hombres" (Tt 3,4)… Seguidamente condujo al hombre al hostal. Da a la Iglesia este nombre de hostal, por llegar a ser el lugar donde habitan y se refugian todos los pueblos… Y, una vez llegados al hostal, el buen samaritano mostró al que había salvado una solicitud todavía mayor: Cristo mismo estaba en la Iglesia, concediendo toda gracia… Y al jefe del hostal, símbolo de los apóstoles, y pastores y doctores que le han sucedido, les da al marchar, es decir, al subir al cielo, dos monedas de plata para que tengan gran cuidado del enfermo. Podemos entender que estas dos monedas son los dos Testamentos, el Antiguo y el Nuevo, el de la Ley y los profetas, y el que nos ha sido dado con los evangelios y los escritos de los apóstoles. Los dos son del mismo Dios y llevan en sí la única imagen del único Dios de lo alto, igual que las monedas de plata llevan la imagen del rey, e imprimen en nuestros corazones, por medio de sus santas palabras, la misma imagen del rey, puesto que es uno sólo y el mismo Espíritu el que las ha pronunciado… Son las dos monedas de un solo rey, dadas por Cristo al mismo tiempo y con el mismo título al jefe del hostal…

En el último día, los pastores de las santas iglesias dirán al Amo del hostal, a su regreso: "Señor, me diste dos monedas de plata, he aquí que, empleándolas, he ganado otras dos" con las que he engrandecido el rebaño. Y el Señor responderá: "Muy bien. Eres un empleado fiel y cumplidor; como has sido fiel en lo poco, te daré un cargo importante. Pasa al banquete de tu Señor" (Mt 25, 21).







domingo, 3 de julio de 2016

Evangelio del Día


domingo 03 Julio 2016

Decimocuarto domingo del tiempo ordinario
Fiesta de santo Tomás, apóstol

San León II

Leer el comentario del Evangelio por
San Juan Pablo II : "Rogad al Señor de la mies que mande trabajadores a su mies"

Isaías 66,10-14.

¡Alégrense con Jerusalén y regocíjense a causa de ella, todos los que la aman! ¡Compartan su mismo gozo los que estaban de duelo por ella,
para ser amamantados y saciarse en sus pechos consoladores, para gustar las delicias de sus senos gloriosos!
Porque así habla el Señor: Yo haré correr hacia ella la prosperidad como un río, y la riqueza de las naciones como un torrente que se desborda. Sus niños de pecho serán llevados en brazos y acariciados sobre las rodillas.
Como un hombre es consolado por su madre, así yo los consolaré a ustedes, y ustedes serán consolados en Jerusalén.
Al ver esto, se llenarán de gozo, y sus huesos florecerán como la hierba. La mano del Señor se manifestará a sus servidores, y a sus enemigos, su indignación.


Pablo a los Gálatas 6,14-18.

Yo sólo me gloriaré en la cruz de nuestro Señor Jesucristo, por quien el mundo está crucificado para mí, como yo lo estoy para el mundo.
Estar circuncidado o no estarlo, no tiene ninguna importancia: lo que importa es ser una nueva criatura.
Que todos los que practican esta norma tengan paz y misericordia, lo mismo que el Israel de Dios.
Que nadie me moleste en adelante: yo llevo en mi cuerpo las cicatrices de Jesús.
Hermanos, que la gracia de nuestro Señor Jesucristo permanezca con ustedes. Amén.


Lucas 10,1-12.17-20.

El Señor designó a otros setenta y dos, y los envió de dos en dos para que lo precedieran en todas las ciudades y sitios adonde él debía ir.
Y les dijo: "La cosecha es abundante, pero los trabajadores son pocos. Rueguen al dueño de los sembrados que envíe trabajadores para la cosecha.
¡Vayan! Yo los envío como a ovejas en medio de lobos.
No lleven dinero, ni alforja, ni calzado, y no se detengan a saludar a nadie por el camino.
Al entrar en una casa, digan primero: '¡Que descienda la paz sobre esta casa!'.
Y si hay allí alguien digno de recibirla, esa paz reposará sobre él; de lo contrario, volverá a ustedes.
Permanezcan en esa misma casa, comiendo y bebiendo de lo que haya, porque el que trabaja merece su salario. No vayan de casa en casa.
En las ciudades donde entren y sean recibidos, coman lo que les sirvan;
curen a sus enfermos y digan a la gente: 'El Reino de Dios está cerca de ustedes'."
Pero en todas las ciudades donde entren y no los reciban, salgan a las plazas y digan:
'¡Hasta el polvo de esta ciudad que se ha adherido a nuestros pies, lo sacudimos sobre ustedes! Sepan, sin embargo, que el Reino de Dios está cerca'.
Les aseguro que en aquel Día, Sodoma será tratada menos rigurosamente que esa ciudad.
Los setenta y dos volvieron y le dijeron llenos de gozo: "Señor, hasta los demonios se nos someten en tu Nombre".
El les dijo: "Yo veía a Satanás caer del cielo como un rayo.
Les he dado poder para caminar sobre serpientes y escorpiones y para vencer todas las fuerzas del enemigo; y nada podrá dañarlos.
No se alegren, sin embargo, de que los espíritus se les sometan; alégrense más bien de que sus nombres estén escritos en el cielo".



Extraído de la Biblia: Libro del Pueblo de Dios.



Leer el comentario del Evangelio por :

San Juan Pablo II (1920-2005), papa
Mensaje para la 38 Jornada de oración por las vocaciones, 6 de mayo 2001

"Rogad al Señor de la mies que mande trabajadores a su mies"

Padre santo, fuente inagotable de la existencia y del amor,
que en el hombre viviente das a conocer el esplendor de tu gloria,
y que pones en su corazón la semilla de tu llamada,
haz que nadie, por nuestra negligencia, ignore o pierda este don,
sino que todos puedan caminar con generosidad
hacia la realización de tu Amor.

Señor Jesús, que a lo largo de tu peregrinaje por los caminos de Palestina,
has escogido y llamado a los apóstoles
y les has confiado el encargo de predicar el Evangelio,
de apacentar a los fieles, de celebrar el culto divino,
haz que, tampoco hoy, falten en tu Iglesia
sacerdotes santos que lleven a todos
los frutos de tu muerte y de tu resurrección.

Espíritu Santo, tú que santificas a la Iglesia
con la constante efusión de tus dones,
mete en el corazón de los llamado(a)s a la vida consagrada
una íntima y fuerte pasión por el Reino,
a fin de que con un "sí" generoso e incondicional
pongan su existencia al servicio del Evangelio.

Virgen Santísima, tú que sin dudar
tú misma te has ofrecido al Todopoderoso
para la realización de su designio de salvación,
suscita en el corazón de los jóvenes la confianza
a fin de que haya siempre pastores celosos
que guíen al pueblo cristiano por el camino de la vida,
y almas consagradas capaces de dar testimonio,
a través de la castidad, la pobreza y la obediencia,
de la presencia liberadora de tu Hijo resucitado.
Amén.