Después de haber evangelizado esta ciudad y haber hecho numerosos discípulos, volvieron a Listra, a Iconio y a Antioquía de Pisidia. Después vi un cielo nuevo y una tierra nueva, porque el primer cielo y la primera tierra desaparecieron, y el mar ya no existe más. Después que Judas salió, Jesús dijo: "Ahora el Hijo del hombre ha sido glorificado y Dios ha sido glorificado en él. Yo digo siempre que el amor comienza en la propia casa. Primero está vuestra familia, luego vuestra ciudad. Es fácil pretender amar a la gente que está muy lejos, pero mucho menos fácil, amar a los que conviven con nosotros muy estrechamente. Desconfío de los grandes proyectos impersonales, porque lo que cuenta realmente es cada persona. Para llegar a amar a alguien de verdad, uno se tiene que acercar de veras. Todo el mundo tiene necesidad de amor. Cada uno de nosotros necesita saber que significa algo para los demás y que tiene un valor inestimable a los ojos de Dios. |
domingo, 24 de abril de 2016
Evangelio del Día
domingo, 17 de abril de 2016
Evangelio del Día
Pero ellos continuaron su viaje, y de Perge fueron a Antioquía de Pisidia. El sábado entraron en la sinagoga y se sentaron. Después de esto, vi una enorme muchedumbre, imposible de contar, formada por gente de todas las naciones, familias, pueblos y lenguas. Estaban de pie ante el trono y delante del Cordero, vestidos con túnicas blancas; llevaban palmas en la mano y exclamaban con voz potente: Mis ovejas escuchan mi voz, yo las conozco y ellas me siguen. Añade: "Conozco a mis ovejas, es decir, las amo, y ellas me conocen a mi." Es como si dijese con toda claridad: «Los que me aman me obedecen.» Pues el que no ama la verdad es que todavía no la conoce. Ved, hermanos, si sois verdaderamente ovejas suyas, ved si de verdad lo conocéis, ved si percibís la luz de la verdad. Me refiero a la percepción no por la fe, sino por el amor y por las obras. Pues el mismo evangelista Juan, de quien son estas palabras, afirma también: Quien dice: «Yo conozco a Dios», y no guarda sus mandamientos, miente. (1 Jn 2,4) Por esto el Señor añade, en este mismo texto: Como el Padre me conoce a mí, yo conozco al Padre y doy mi vida por mis ovejas, lo que equivale a decir: «En esto consiste mi conocimiento del Padre y el conocimiento que el Padre tiene de mí, en que doy mi vida por mis ovejas; esto es, el amor que me hace morir por mis ovejas demuestra hasta qué punto amo al Padre». |
domingo, 10 de abril de 2016
Evangelio del Día
Los hicieron comparecer ante el Sanedrín, y el Sumo Sacerdote les dijo: Y después oí la voz de una multitud de Angeles que estaban alrededor del trono, de los Seres Vivientes y de los Ancianos. Su número se contaba por miles y millones, Jesús se apareció otra vez a los discípulos a orillas del mar de Tiberíades. Sucedió así: "¿Amas?... ¿Me amas?..." Para siempre, hasta el fin de su vida, Pedro hizo su camino acompañado de esta triple pregunta: "¿Me amas?" Y todas sus actividades fueron conformes a la respuesta que había dado en su momento: cuando fue llamado a aparecer delante del Sanedrín; cuando fue encarcelado en Jerusalén, de cuya cárcel no debía salir y, sin embargo, salió. Y.. en Antioquia, y de allí, más lejos todavía, a Roma. Y cuando en Roma hubo perseverado hasta el fin de sus días, conoció la fuerza de las palabras según la que Otro le conduciría allí donde él no querría. Sabía también que, gracias a la fuerza de sus palabras, la Iglesia "era constante en escuchar la enseñanza de los apóstoles, en la vida común, en la fracción del pan y en las oraciones" y que "el Señor iba agregando al grupo los que se iban salvando" (Hech 2,42.48)… |
domingo, 3 de abril de 2016
Evangelio del Día
Los Apóstoles hacían muchos signos y prodigios en el pueblo. Todos solían congregarse unidos en un mismo espíritu, bajo el pórtico de Salomón, Yo, Juan, hermano de ustedes, con quienes comparto las tribulaciones, el Reino y la espera perseverante en Jesús, estaba exiliado en la isla de Patmos, a causa de la Palabra de Dios y del testimonio de Jesús. Al atardecer de ese mismo día, el primero de la semana, estando cerradas las puertas del lugar donde se encontraban los discípulos, por temor a los judíos, llegó Jesús y poniéndose en medio de ellos, les dijo: "¡La paz esté con ustedes!". La alegría pascual no es solamente la de una transfiguración posible: es la de una nueva presencia de Cristo resucitado, dispensando a los suyos el Espíritu, para que habite en ellos. Así el Espíritu Paráclito es dado a la Iglesia como principio inagotable de su alegría de esposa de Cristo glorificado. El lo envía de nuevo para recordar, mediante el ministerio de gracia y de verdad ejercido por los sucesores de los Apóstoles, la enseñanza misma del Señor. El suscitó en la Iglesia la vida divina y el apostolado. Y el cristiano sabe que este Espíritu no se extinguirá jamás en el curso de la historia. La fuente de esperanza manifestada en Pentecostés no se agotará. |
