domingo, 31 de mayo de 2015

Evangelio del Día


domingo 31 Mayo 2015

 Solemnidad de la Santísima Trinidad

Santa Petronila de Roma, Santa Bautista (Camila) de Varano

Leer el comentario del Evangelio por
San Antonio de Padua : «Un solo Dios, un solo Señor, en la trinidad de personas y la unidad de su naturaleza» (Prefacio)

Deuteronomio 4,32-34.39-40.

Pregúntale al tiempo pasado, a los días que te han precedido desde que el Señor creó al hombre sobre la tierra, si de un extremo al otro del cielo sucedió alguna vez algo tan admirable o se oyó una cosa semejante.
¿Qué pueblo oyó la voz de Dios que hablaba desde el fuego, como la oíste tú, y pudo sobrevivir?.
¿O qué dios intentó venir a tomar para sí una nación de en medio de otra, con milagros, signos y prodigios, combatiendo con mano poderosa y brazo fuerte, y realizando tremendas hazañas, como el Señor, tu Dios, lo hizo por ustedes en Egipto, delante de tus mismos ojos?.
Reconoce hoy y medita en tu corazón que el Señor es Dios - allá arriba, en el cielo y aquí abajo, en la tierra - y no hay otro.
- Observa los preceptos y los mandamientos que hoy te prescribo. Así serás feliz, tú y tus hijos después de ti, y vivirás mucho tiempo en la tierra que el Señor, tu Dios, te da para siempre.


San Pablo a los Romanos 8,14-17.

Todos los que son conducidos por el Espíritu de Dios son hijos de Dios.
Y ustedes no han recibido un espíritu de esclavos para volver a caer en el temor, sino el espíritu de hijos adoptivos, que nos hace llamar a Dios ¡Abba!, es decir, ¡Padre!
El mismo Espíritu se une a nuestro espíritu para dar testimonio de que somos hijos de Dios.
Y si somos hijos, también somos herederos, herederos de Dios y coherederos de Cristo, porque sufrimos con él para ser glorificados con él.


Mateo 28,16-20.

En aquel tiempo, los once discípulos fueron a Galilea, a la montaña donde Jesús los había citado.
Al verlo, se postraron delante de el; sin embargo, algunos todavía dudaron.
Acercándose, Jesús les dijo: "Yo he recibido todo poder en el cielo y en la tierra.
Vayan, y hagan que todos los pueblos sean mis discípulos, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo,
y enseñándoles a cumplir todo lo que yo les he mandado. Y yo estaré siempre con ustedes hasta el fin del mundo".



Extraído de la Biblia: Libro del Pueblo de Dios.



Leer el comentario del Evangelio por :

San Antonio de Padua (1195-1231), franciscano, doctor de la Iglesia
Sermón para el domingo y las fiestas de los santos

«Un solo Dios, un solo Señor, en la trinidad de personas y la unidad de su naturaleza» (Prefacio)

El Padre, el Hijo y el Espíritu Santo son de la misma sustancia y de una inseparable igualdad. La unidad reside en la esencia, la pluralidad en las personas. El Señor indica abiertamente la unidad de la divina esencia y la trinidad de las personas cuando dice: «Bautizadlas en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo». No dice «en los nombres» sino «en el nombre», por donde nos enseña la unidad en la esencia. Pero, a renglón seguido emplea tres nombres, para enseñarnos que hay tres personas.


En esta Trinidad se encuentran el origen supremo de todas las cosas, la perfectísima belleza, el muy bienaventurado gozo. El origen supremo, como lo afirma San Agustín en su libro sobre la verdadera religión, es Dios Padre, en quien tienen su origen todas las cosas, de quien proceden el Hijo y el Espíritu Santo. La belleza perfectísima es el Hijo, la verdad del Padre, que no le es desemejante en ningún punto, que veneramos juntamente con el Padre y en el Padre, que es el modelo de todas las cosas porque todo ha sido creado por él y que todo se le restituye. El gozo muy bienaventurado, la soberana bondad, es el Espíritu Santo, que es el don del Padre y del Hijo; y este don, debemos creer y sostener que es exactamente igual al Padre y al Hijo.


Contemplando la creación, llegamos al conocimiento de la Trinidad como una sola sustancia. Captamos un solo Dios: Padre, de quien somos, Hijo, por quien somos, Espíritu Santo, en quien somos. Principio al cual recorremos; modelo que seguimos, gracia que nos reconcilia.







domingo, 24 de mayo de 2015

Evangelio del Día


domingo 24 Mayo 2015

Solemnidad de Pentecostés

San Vicente de Lerin, María Auxiliadora, Beato Luis Zeferino Moreau

Leer el comentario del Evangelio por
San Agustín : «Todos les entendíamos proclamar en nuestra lengua  las maravillas de Dios»

Hechos 2,1-11.

Al llegar el día de Pentecostés, estaban todos reunidos en el mismo lugar.
De pronto, vino del cielo un ruido, semejante a una fuerte ráfaga de viento, que resonó en toda la casa donde se encontraban.
Entonces vieron aparecer unas lenguas como de fuego, que descendieron por separado sobre cada uno de ellos.
Todos quedaron llenos del Espíritu Santo, y comenzaron a hablar en distintas lenguas, según el Espíritu les permitía expresarse.
Había en Jerusalén judíos piadosos, venidos de todas las naciones del mundo.
Al oírse este ruido, se congregó la multitud y se llenó de asombro, porque cada uno los oía hablar en su propia lengua.
Con gran admiración y estupor decían: "¿Acaso estos hombres que hablan no son todos galileos?
¿Cómo es que cada uno de nosotros los oye en su propia lengua?
Partos, medos y elamitas, los que habitamos en la Mesopotamia o en la misma Judea, en Capadocia, en el Ponto y en Asia Menor,
en Frigia y Panfilia, en Egipto, en la Libia Cirenaica, los peregrinos de Roma,
judíos y prosélitos, cretenses y árabes, todos los oímos proclamar en nuestras lenguas las maravillas de Dios".


Pablo a los Gálatas 5,16-25.

Yo los exhorto a que se dejen conducir por el Espíritu de Dios, y así no serán arrastrados por los deseos de la carne.
Porque la carne desea contra el espíritu y el espíritu contra la carne. Ambos luchan entre sí, y por eso, ustedes no pueden hacer todo el bien que quieren.
Pero si están animados por el Espíritu, ya no están sometidos a la Ley.
Se sabe muy bien cuáles son las obras de la carne: fornicación, impureza y libertinaje,
idolatría y superstición, enemistades y peleas, rivalidades y violencias, ambiciones y discordias, sectarismos, disensiones
y envidias, ebriedades y orgías, y todos los excesos de esta naturaleza. Les vuelvo a repetir que los que hacen estas cosas no poseerán el Reino de Dios.
Por el contrario, el fruto del Espíritu es: amor, alegría y paz, magnanimidad, afabilidad, bondad y confianza,
mansedumbre y temperancia. Frente a estas cosas, la Ley está de más,
porque los que pertenecen a Cristo Jesús han crucificado la carne con sus pasiones y sus malos deseos.
Si vivimos animados por el Espíritu, dejémonos conducir también por él.


Juan 15,26-27.16,12-15.

En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos:
«Cuando venga el Paráclito que yo les enviaré desde el Padre, el Espíritu de la Verdad que proviene del Padre, él dará testimonio de mí.
Y ustedes también dan testimonio, porque están conmigo desde el principio.
Todavía tengo muchas cosas que decirles, pero ustedes no las pueden comprender ahora.
Cuando venga el Espíritu de la Verdad, él los introducirá en toda la verdad, porque no hablará por sí mismo, sino que dirá lo que ha oído y les anunciará lo que irá sucediendo.
El me glorificará, porque recibirá de lo mío y se lo anunciará a ustedes.
Todo lo que es del Padre es mío. Por eso les digo: 'Recibirá de lo mío y se lo anunciará a ustedes'."



Extraído de la Biblia: Libro del Pueblo de Dios.



Leer el comentario del Evangelio por :

San Agustín (354-430), obispo de Hipona (África del Norte), doctor de la Iglesia
Sermón 271.Edic- des Mauristes 5, 1102-1103.

«Todos les entendíamos proclamar en nuestra lengua  las maravillas de Dios»

Nosotros hemos visto con alegría, mis hermanos, levantarse el  día de Pentecostés, donde  la Santa Iglesia  resplandece a los ojos de los fieles y sus corazones inflamarse. Nosotros celebramos en este tiempo a Nuestro Señor Jesucristo, en su Resurrección y la gloria de su Ascensión, el envio del Espíritu Santo...


Este soplo purifica los corazones de su mancha carnal; este fuego consume la vieja codicia; estas lenguas que hablarán los Apóstoles colmados del Espíritu Santo, prefigurarán la difusión de la Iglesia en lenguas  por todas las naciones. Asi del mismo modo que después del diluvio la impiedad de los hombre edifica una torre alta contra el Señor, cuando el género humano merece ser dividido en lenguas diversas, sí bien cada nación hablaría en su propia lengua sin ser comprendida por las otras naciones (Gn 11),así la humilde piedad de los creyentes lleva hacia la Iglesia la diversidad de estas lenguas. Así como la discordia que estaba dispersa la caridad la reúne y los miembros dispersos del único género humano serán religados  entre ellos con Cristo, el unico Señor, y serán recreados por el fuego del amor en la unidad  de este cuerpo  santo.


Hermanos mios, miembros del cuerpo de Cristo, semillas de unidad, niños de paz, transcurrid este día en la alegría, celebradlo en la seguridad. Pues lo que estaba anunciado en estos días en que el Espíritu Santo tendria que venir, es lo que se ha cumplido en vosotros. Cada uno de los que reciba el Espíritu Santo hablará el solo todas las lenguas. Es que hoy la unidad misma habla todas las lenguas  en todas las naciones, esta unidad en la que poseéis el Espíritu Santo, vosotros no seréis separados por ningún cisma de la Iglesia de Cristo, ella que habla todas  las lenguas.







domingo, 17 de mayo de 2015

Evangelio del Día


domingo 17 Mayo 2015

Solemnidad de la Ascensión del Señor

San Pascual Bailón

Leer el comentario del Evangelio por
Liturgia siríaca: «¡Felicitadme!, he encontrado la oveja que se me había perdido» (Lc 15,6)

Hechos 1,1-11.

En mi primer Libro, querido Teófilo, me referí a todo lo que hizo y enseñó Jesús, desde el comienzo,
hasta el día en que subió al cielo, después de haber dado, por medio del Espíritu Santo, sus últimas instrucciones a los Apóstoles que había elegido.
Después de su Pasión, Jesús se manifestó a ellos dándoles numerosas pruebas de que vivía, y durante cuarenta días se les apareció y les habló del Reino de Dios.
En una ocasión, mientras estaba comiendo con ellos, les recomendó que no se alejaran de Jerusalén y esperaran la promesa del Padre: "La promesa, les dijo, que yo les he anunciado.
Porque Juan bautizó con agua, pero ustedes serán bautizados en el Espíritu Santo, dentro de pocos días".
Los que estaban reunidos le preguntaron: "Señor, ¿es ahora cuando vas a restaurar el reino de Israel?".
El les respondió: "No les corresponde a ustedes conocer el tiempo y el momento que el Padre ha establecido con su propia autoridad.
Pero recibirán la fuerza del Espíritu Santo que descenderá sobre ustedes, y serán mis testigos en Jerusalén, en toda Judea y Samaría, y hasta los confines de la tierra".
Dicho esto, los Apóstoles lo vieron elevarse, y una nube lo ocultó de la vista de ellos.
Como permanecían con la mirada puesta en el cielo mientras Jesús subía, se les aparecieron dos hombres vestidos de blanco,
que les dijeron: "Hombres de Galilea, ¿por qué siguen mirando al cielo? Este Jesús que les ha sido quitado y fue elevado al cielo, vendrá de la misma manera que lo han visto partir".


San Pablo a los Efesios 4,1-13.

Hermanos:
Yo, que estoy preso por el Señor, los exhorto a comportarse de una manera digna de la vocación que han recibido.
Con mucha humildad, mansedumbre y paciencia, sopórtense mutuamente por amor.
Traten de conservar la unidad del Espíritu mediante el vínculo de la paz.
Hay un solo Cuerpo y un solo Espíritu, así como hay una misma esperanza, a la que ustedes han sido llamados, de acuerdo con la vocación recibida.
hay un solo Señor, una sola fe, un solo bautismo.
Hay un solo Dios y Padre de todos, que está sobre todos, lo penetra todo y está en todos.
Sin embargo, cada uno de nosotros ha recibido su propio don, en la medida que Cristo los ha distribuido.
Por eso dice la Escritura: Cuando subió a lo alto, llevó consigo a los cautivos y repartió dones a los hombres.
Pero si decimos que subió, significa que primero descendió a las regiones inferiores de la tierra.
El que descendió es el mismo que subió más allá de los cielos, para colmar todo el universo.
El comunicó a unos el don de ser apóstoles, a otros profetas, a otros predicadores del Evangelio, a otros pastores o maestros.
Así organizó a los santos para la obra del ministerio, en orden a la edificación del Cuerpo de Cristo,
hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, al estado de hombre perfecto y a la madurez que corresponde a la plenitud de Cristo.


Marcos 16,15-20.

Entonces les dijo: "Vayan por todo el mundo, anuncien la Buena Noticia a toda la creación."
El que crea y se bautice, se salvará. El que no crea, se condenará.
Y estos prodigios acompañarán a los que crean: arrojarán a los demonios en mi Nombre y hablarán nuevas lenguas;
podrán tomar a las serpientes con sus manos, y si beben un veneno mortal no les hará ningún daño; impondrán las manos sobre los enfermos y los curarán".
Después de decirles esto, el Señor Jesús fue llevado al cielo y está sentado a la derecha de Dios.
Ellos fueron a predicar por todas partes, y el Señor los asistía y confirmaba su palabra con los milagros que la acompañaban.



Extraído de la Biblia: Libro del Pueblo de Dios.



Leer el comentario del Evangelio por :

Liturgia siríaca


«¡Felicitadme!, he encontrado la oveja que se me había perdido» (Lc 15,6)

En el día de la Ascensión, oh Cristo Rey

los ángeles y los hombres te aclaman:

«Tú eres santo, Señor, porque has descendido y has salvado a Adán,

al hombre hecho de polvo (Gn 2,7),

del abismo de la muerte y del pecado,

y por tu santa Ascensión, oh Hijo de Dios,

los cielos y la tierra entran a gozar de la paz.

¡Gloria a aquél que has enviado!»

La Iglesia ha visto a su Esposo en la gloria,

y ha olvidado los sufrimientos soportados en el Gólgota.

En lugar del peso de la cruz que llevaba

es una nube luminosa la que lo lleva.

Y él se levanta, vestido de esplendor y majestad.


Un gran prodigio tiene lugar hoy en el monte de los Olivos:

¿Quién es capaz de decirlo?...

Nuestro maestro había descendido buscando a Adán

y después de haber encontrado al que estaba perdido,

lo trae sobre sus espaldas

y glorioso lo introduce en el cielo con él (cf Lc 15, 4s).

Vino y nos mostró que era Dios;

se revistió de un cuerpo y nos mostró que era hombre;

descendió a los infiernos y mostró que había muerto;

subió y ha sido exaltado y nos ha mostrado cuán grande es.

¡Bendita sea su exaltación!


En el día de su nacimiento, María se alegra,

en el día de su muerte, la tierra tiembla,

en el día de su resurrección, el infierno se aflige,

en el día de su ascensión, el cielo exulta.

¡Bendita sea su Ascensión!







domingo, 10 de mayo de 2015

Evangelio del Día


domingo 10 Mayo 2015

Sexto Domingo de Pascua

San Damián Veuster

Leer el comentario del Evangelio por
San Agustín : «Como el Padre me ha amado, así os he amado yo; permaneced en mi amor»

Hechos 10,25-26.34-35.44-48.

Cuando Pedro entró, Cornelio fue a su encuentro y se postró a sus pies.
Pero Pedro lo hizo levantar, diciéndole: "Levántate, porque yo no soy más que un hombre".
Entonces Pedro, tomando la palabra, dijo: "Verdaderamente, comprendo que Dios no hace acepción de personas,
y que en cualquier nación, todo el que lo teme y practica la justicia es agradable a él.
Mientras Pedro estaba hablando, el Espíritu Santo descendió sobre todos los que escuchaban la Palabra.
Los fieles de origen judío que habían venido con Pedro quedaron maravillados al ver que el Espíritu Santo era derramado también sobre los paganos.
En efecto, los oían hablar diversas lenguas y proclamar la grandeza de Dios. Pedro dijo:
"¿Acaso se puede negar el agua del bautismo a los que recibieron el Espíritu Santo como nosotros?".
Y ordenó que fueran bautizados en el nombre del Señor Jesucristo. Entonces le rogaron que se quedara con ellos algunos días.


Epístola I de San Juan 4,7-10.

Queridos míos, amémonos los unos a los otros, porque el amor procede de Dios, y el que ama ha nacido de Dios y conoce a Dios.
El que no ama no ha conocido a Dios, porque Dios es amor.
Así Dios nos manifestó su amor: envió a su Hijo único al mundo, para que tuviéramos Vida por medio de él.
Y este amor no consiste en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que él nos amó primero, y envió a su Hijo como víctima propiciatoria por nuestros pecados.


Juan 15,9-17.

Jesús dijo a sus discípulos:
«Como el Padre me amó, también yo los he amado a ustedes. Permanezcan en mi amor.
Si cumplen mis mandamientos, permanecerán en mi amor, como yo cumplí los mandamientos de mi Padre y permanezco en su amor.
Les he dicho esto para que mi gozo sea el de ustedes, y ese gozo sea perfecto.»
Este es mi mandamiento: Amense los unos a los otros, como yo los he amado.
No hay amor más grande que dar la vida por los amigos.
Ustedes son mis amigos si hacen lo que yo les mando.
Ya no los llamo servidores, porque el servidor ignora lo que hace su señor; yo los llamo amigos, porque les he dado a conocer todo lo que oí de mi Padre.
No son ustedes los que me eligieron a mí, sino yo el que los elegí a ustedes, y los destiné para que vayan y den fruto, y ese fruto sea duradero. Así todo lo que pidan al Padre en mi Nombre, él se lo concederá.
Lo que yo les mando es que se amen los unos a los otros.»



Extraído de la Biblia: Libro del Pueblo de Dios.



Leer el comentario del Evangelio por :

San Agustín (354-430), obispo de Hipona (África del Norte), doctor de la Iglesia
Tratados sobre S. Juan, nº 65; CCl 36, 490

«Como el Padre me ha amado, así os he amado yo; permaneced en mi amor»

El Señor Jesús afirma que da a sus discípulos un mandamiento nuevo, el del amor mutuo... ¿Es que este mandamiento no existía ya en la ley antigua puesto que en ella está escrito: «Amarás a tu prójimo como a ti mismo»? (Lv 19,18) ¿Por qué, pues, el Señor lo llama nuevo cuando, evidentemente, es ya tan antiguo? ¿Acaso es un mandamiento nuevo porque nos despoja del hombre antiguo y nos reviste del hombre nuevo? (Ef 4,24). Ciertamente, el hombre que escucha este mandamiento, o mejor aún, el que lo obedece, no se renueva por un amor cualquiera sino por aquel amor que el mismo Señor distingue cuidadosamente del amor puramente natural cuando precisa: «Como yo os he amado»... Cristo, pues, nos ha dado el mandamiento de amarnos los unos a los otros tal como Él nos ha amado; es este el amor que nos renueva, que hace de nosotros hombres nuevos, los herederos de la nueva alianza, los cantores del «cántico nuevo» (Salmo 95,1).


Éste amor, hermanos muy queridos, ha llegado incluso a renovar a los justos de otros tiempos, a los patriarcas y a los profetas, tal como más tarde ha renovado a los santos apóstoles. Es él el que actualmente renueva las naciones paganas. De entre todo el género humano, dispersado por toda la tierra, este amor suscita y reúne al pueblo nuevo, el cuerpo de la nueva Esposa del Hijo de Dios.







domingo, 3 de mayo de 2015

Evangelio del Día


domingo 03 Mayo 2015

Quinto Domingo de Pascua

Santiago Apóstol, Santa Madre Maravillas de Jesús, San Felipe Apóstol

Leer el comentario del Evangelio por
San Bernardo : Dar fruto en abundancia

Hechos 9,26-31.

Cuando llegó a Jerusalén, trató de unirse a los discípulos, pero todos le tenían desconfianza porque no creían que también él fuera un verdadero discípulo.
Entonces Bernabé, haciéndose cargo de él, lo llevó hasta donde se encontraban los Apóstoles, y les contó en qué forma Saulo había visto al Señor en el camino, cómo le había hablado, y con cuánta valentía había predicado en Damasco en el nombre de Jesús.
Desde ese momento, empezó a convivir con los discípulos en Jerusalén y predicaba decididamente en el nombre del Señor.
Hablaba también con los judíos de lengua griega y discutía con ellos, pero estos tramaban su muerte.
Sus hermanos, al enterarse, lo condujeron a Cesarea y de allí lo enviaron a Tarso.
La Iglesia, entre tanto, gozaba de paz en toda Judea, Galilea y Samaría. Se iba consolidando, vivía en el temor del Señor y crecía en número, asistida por el Espíritu Santo.


Epístola I de San Juan 3,18-24.

Hijitos míos, no amemos solamente con la lengua y de palabra, sino con obras y de verdad.
En esto conoceremos que somos de la verdad, y estaremos tranquilos delante de Dios
aunque nuestra conciencia nos reproche algo, porque Dios es más grande que nuestra conciencia y conoce todas las cosas.
Queridos míos, si nuestro corazón no nos hace ningún reproche, podemos acercarnos a Dios con plena confianza,
y él nos concederá todo cuanto le pidamos, porque cumplimos sus mandamientos y hacemos lo que le agrada.
Su mandamiento es este: que creamos en el nombre de su Hijo Jesucristo, y nos amemos los unos a los otros como él nos ordenó.
El que cumple sus mandamientos permanece en Dios, y Dios permanece en él; y sabemos que él permanece en nosotros, por el Espíritu que nos ha dado.


Juan 15,1-8.

Jesús dijo a sus discípulos:
«Yo soy la verdadera vid y mi Padre es el viñador.
El corta todos mis sarmientos que no dan fruto; al que da fruto, lo poda para que dé más todavía.
Ustedes ya están limpios por la palabra que yo les anuncié.
Permanezcan en mí, como yo permanezco en ustedes. Así como el sarmiento no puede dar fruto si no permanece en la vid, tampoco ustedes, si no permanecen en mí.
Yo soy la vid, ustedes los sarmientos. El que permanece en mí, y yo en él, da mucho fruto, porque separados de mí, nada pueden hacer.
Pero el que no permanece en mí, es como el sarmiento que se tira y se seca; después se recoge, se arroja al fuego y arde.
Si ustedes permanecen en mí y mis palabras permanecen en ustedes, pidan lo que quieran y lo obtendrán.
La gloria de mi Padre consiste en que ustedes den fruto abundante, y así sean mis discípulos.»



Extraído de la Biblia: Libro del Pueblo de Dios.



Leer el comentario del Evangelio por :

San Bernardo (1091-1153), monje cisterciense y doctor de la Iglesia
Sermón 58 sobre el Cántico de los cánticos

Dar fruto en abundancia

    Debo advertir a cada uno de vosotros a propósito de su viña: en efecto ¿quién ha jamás suprimido en él mismo todo lo que es superfluo hasta el punto de poder pensar que no tiene nada más a cortar? Creedme, todo lo que se corta, vuelve a crecer, los vicios que creíamos superados vuelven a aparecer y nos encontramos con que las tendencias adormecidas se desvelan. No es, pues, suficiente cortar la propia viña una sola vez, al contrario, es necesario volver a menudo sobre ella, y si es posible, sin parar. Porque, si sois sinceros, es sin parar que encontramos en nosotros mismos alguna cosa que cortar... La virtud no puede crecer entre los vicios; para que ésta pueda desarrollarse, es preciso impedir a éstos de crecer anchamente. Suprime, pues, lo superfluo, entonces aquello que te es necesario podrá abrirse paso.


Para nosotros, hermanos, la época es siempre la de cortar, ésta es necesaria siempre. Estoy seguro de ello, pues hemos salido ya del invierno, de este temor sin amor que nos introduce a todos en la sabiduría pero que no deja que nadie pueda desarrollarse en la perfección. Cuando el amor llega, echa fuera todo temor al igual que el verano echa fuera el invierno... Que cesen ya las lluvias de invierno, es decir las lágrimas de angustia suscitadas por el recuerdo de vuestros pecados y el temor del juicio... Si «el invierno ha pasado», si «la lluvia ha cesado» (Ct 2,11)..., la dulzura primaveral de la gracia espiritual nos indica que es llegado ya el momento de podar nuestra viña.. ¿Qué es lo que nos queda por hacer si no comprometernos enteramente en este trabajo?