domingo, 30 de marzo de 2014

Evangelio del Día


domingo 30 Marzo 2014

Domingo de la cuarta semana de Cuaresma

Santa Irene Macedonia

Leer el comentario del Evangelio por
Jn 9: "Nosotros somos la arcilla, tu eres nuestro alfarero; nosotros todos somos obra de tus manos" (Is 64,7)

Samuel 1 16,1b.5b-7.10-13a.

El Señor dijo a Samuel: "¡Llena tu frasco de aceite y parte! Yo te envío a Jesé, el de Belén, porque he visto entre sus hijos al que quiero como rey".
Samuel fue, purificó a Jesé y a sus hijos y los invitóa al sacrificio.
Cuando ellos se presentaron, Samuel vio a Eliab y pensó: "Seguro que el Señor tiene ante él a su ungido".
Pero el Señor dijo a Samuel: "No te fijes en su aspecto ni en lo elevado de su estatura, porque yo lo he descartado. Dios no mira como mira el hombre; porque el hombre ve las apariencias, pero Dios ve el corazón".
Así Jesé hizo pasar ante Samuel a siete de sus hijos, pero Samuel dijo a Jesé: "El Señor no ha elegido a ninguno de estos".
Entonces Samuel preguntó a Jesé: "¿Están aquí todos los muchachos?". El respondió: "Queda todavía el más joven, que ahora está apacentando el rebaño". Samuel dijo a Jesé: "Manda a buscarlos, porque no nos sentaremos a la mesa hasta que llegue aquí".
Jesé lo hizo venir: era de tez clara, de hermosos ojos y buena presencia. Entonces el Señor dijo a Samuel: "Levántate y úngelo, porque es este".
Samuel tomó el frasco de óleo y lo ungió en presencia de sus hermanos. Y desde aquel día, el espíritu del Señor descendió sobre David.


San Pablo a los Efesios 5,8-14.

Hermanos:
Antes, ustedes eran tinieblas, pero ahora son luz en el Señor. Vivan como hijos de la luz.
Ahora bien, el fruto de la luz es la bondad, la justicia y la verdad.
Sepan discernir lo que agrada al Señor,
y no participen de las obras estériles de las tinieblas; al contrario, pónganlas en evidencia.
Es verdad que resulta vergonzoso aun mencionar las cosas que esa gente hace ocultamente.
Pero cuando se las pone de manifiesto, aparecen iluminadas por la luz,
porque todo lo que se pone de manifiesto es luz. Por eso se dice: Despiértate, tú que duermes, levántate de entre los muertos, y Cristo te iluminará.


Juan 9,1-41.

Jesús, al pasar, vio a un hombre ciego de nacimiento.
Sus discípulos le preguntaron: "Maestro, ¿quién ha pecado, él o sus padres, para que haya nacido ciego?".
"Ni él ni sus padres han pecado, respondió Jesús; nació así para que se manifiesten en él las obras de Dios.
Debemos trabajar en las obras de aquel que me envió, mientras es de día; llega la noche, cuando nadie puede trabajar.
Mientras estoy en el mundo, soy la luz del mundo".
Después que dijo esto, escupió en la tierra, hizo barro con la saliva y lo puso sobre los ojos del ciego,
diciéndole: "Ve a lavarte a la piscina de Siloé", que significa "Enviado". El ciego fue, se lavó y, al regresar, ya veía.
Los vecinos y los que antes lo habían visto mendigar, se preguntaban: "¿No es este el que se sentaba a pedir limosna?".
Unos opinaban: "Es el mismo". "No, respondían otros, es uno que se le parece". El decía: "Soy realmente yo".
Ellos le dijeron: "¿Cómo se te han abierto los ojos?".
El respondió: "Ese hombre que se llama Jesús hizo barro, lo puso sobre mis ojos y me dijo: 'Ve a lavarte a Siloé'. Yo fui, me lavé y vi".
Ellos le preguntaron: "¿Dónde está?". El respondió: "No lo sé".
El que había sido ciego fue llevado ante los fariseos.
Era sábado cuando Jesús hizo barro y le abrió los ojos.
Los fariseos, a su vez, le preguntaron cómo había llegado a ver. El les respondió: "Me puso barro sobre los ojos, me lavé y veo".
Algunos fariseos decían: "Ese hombre no viene de Dios, porque no observa el sábado". Otros replicaban: "¿Cómo un pecador puede hacer semejantes signos?". Y se produjo una división entre ellos.
Entonces dijeron nuevamente al ciego: "Y tú, ¿qué dices del que te abrió los ojos?". El hombre respondió: "Es un profeta".
Sin embargo, los judíos no querían creer que ese hombre había sido ciego y que había llegado a ver, hasta que llamaron a sus padres
y les preguntaron: "¿Es este el hijo de ustedes, el que dicen que nació ciego? ¿Cómo es que ahora ve?".
Sus padres respondieron: "Sabemos que es nuestro hijo y que nació ciego,
pero cómo es que ahora ve y quién le abrió los ojos, no lo sabemos. Pregúntenle a él: tiene edad para responder por su cuenta".
Sus padres dijeron esto por temor a los judíos, que ya se habían puesto de acuerdo para excluir de la sinagoga al que reconociera a Jesús como Mesías.
Por esta razón dijeron: "Tiene bastante edad, pregúntenle a él".
Los judíos llamaron por segunda vez al que había sido ciego y le dijeron: "Glorifica a Dios. Nosotros sabemos que ese hombre es un pecador".
"Yo no sé si es un pecador, respondió; lo que sé es que antes yo era ciego y ahora veo".
Ellos le preguntaron: "¿Qué te ha hecho? ¿Cómo te abrió los ojos?".
El les respondió: "Ya se lo dije y ustedes no me han escuchado. ¿Por qué quieren oírlo de nuevo? ¿También ustedes quieren hacerse discípulos suyos?".
Ellos lo injuriaron y le dijeron: "¡Tú serás discípulo de ese hombre; nosotros somos discípulos de Moisés!
Sabemos que Dios habló a Moisés, pero no sabemos de donde es este".
El hombre les respondió: "Esto es lo asombroso: que ustedes no sepan de dónde es, a pesar de que me ha abierto los ojos.
Sabemos que Dios no escucha a los pecadores, pero sí al que lo honra y cumple su voluntad.
Nunca se oyó decir que alguien haya abierto los ojos a un ciego de nacimiento.
Si este hombre no viniera de Dios, no podría hacer nada".
Ellos le respondieron: "Tú naciste lleno de pecado, y ¿quieres darnos lecciones?". Y lo echaron.
Jesús se enteró de que lo habían echado y, al encontrarlo, le preguntó: "¿Crees en el Hijo del hombre?".
El respondió: "¿Quién es, Señor, para que crea en él?".
Jesús le dijo: "Tú lo has visto: es el que te está hablando".
Entonces él exclamó: "Creo, Señor", y se postró ante él.
Después Jesús agregó: "He venido a este mundo para un juicio: Para que vean los que no ven y queden ciegos los que ven".
Los fariseos que estaban con él oyeron esto y le dijeron: "¿Acaso también nosotros somos ciegos?".
Jesús les respondió: "Si ustedes fueran ciegos, no tendrían pecado, pero como dicen: 'Vemos', su pecado permanece".



Extraído de la Biblia: Libro del Pueblo de Dios.



Leer el comentario del Evangelio por :

Jn 9,1-41
Una homilía escrita en África del Norte siglo V-VI atribuida a San Fulgencio (467-532) PL 65, 880

"Nosotros somos la arcilla, tu eres nuestro alfarero; nosotros todos somos obra de tus manos" (Is 64,7)

El que "ilumina a todo hombre viniendo al mundo" (Jn 1,9) es el verdadero espejo del Padre. Cristo pasa en cuanto es espejo del Padre (Hb 1,3) y deja lejos la ceguera de los ojos de los que no ven. Cristo, que viene del cielo, pasa, a fin de que toda carne le vea…; El ciego, por sí solo, no podía ver a Cristo, espejo del Padre… Cristo abrió los ojos del ciego y en Cristo vio el espejo del Padre... El primer hombre fue creado luminoso, y se encontró ciego cuando hizo caso a la serpiente: este ciego se puso en condiciones de renacer cuando creyó… El ciego de nacimiento se quedó sentado… sin reclamarle a ningún médico una pomada para curar sus ojos… El artesano del universo viene y refleja en el espejo la imagen. Ve la miseria del ciego sentado allí y pidiendo limosna. ¡Qué milagro de la fuerza de Dios! Cura lo que ve, ilumina lo que visita…

El que creó el globo terrestre, ahora abrió los globos de los ojos del ciego… El alfarero que nos hizo (Gn 2,6; Is 64,7) vio estos ojos vacíos; los tocó mezclando su saliva con tierra y aplicando este lodo, formó los ojos del ciego… El hombre está formado por arcilla, la pomada de lodo…; La materia que primero había servido para formar los ojos luego los curó. Cuál es el prodigio más grande: ¿crear el globo del sol o recrear los ojos del ciego de nacimiento? El Señor, sobre su trono, hizo brillar el sol; recorriendo las plazas públicas de la tierra, permitió al ciego ver. La luz vino sin haber sido pedida, y sin súplica el ciego fue liberado de su imperfección de nacimiento.







domingo, 23 de marzo de 2014

Evangelio del Día


domingo 23 Marzo 2014

Tercer Domingo de Cuaresma

San Toribio Mogrovejo

Leer el comentario del Evangelio por
San Máximo de Turín : "Dejando allí su cántaro, la mujer volvió a la ciudad y dijo: ' Venid a ver a un hombre que me ha dicho todo lo que he hecho. ¿No será el Mesías? ' "

Exodo 17,1-7.

Toda la comunidad de los israelitas partió del desierto de Sin y siguió avanzando por etapas, conforme a la orden del Señor. Cuando acamparon en Refidim, el pueblo no tenía agua para beber.
Entonces acusaron a Moisés y le dijeron: "Danos agua para que podamos beber". Moisés les respondió: "¿Por qué me acusan? ¿Por qué provocan al Señor?".
Pero el pueblo, torturado por la sed, protestó contra Moisés diciendo: "¿Para qué nos hiciste salir de Egipto? ¿Sólo para hacernos morir de sed, junto con nuestros hijos y nuestro ganado?".
Moisés pidió auxilio al Señor, diciendo: "¿Cómo tengo que comportarme con este pueblo, si falta poco para que me maten a pedradas?".
El Señor respondió a Moisés: "Pasa delante del pueblo, acompañado de algunos ancianos de Israel, y lleva en tu mano el bastón con que golpeaste las aguas del Nilo. Ve,
porque yo estaré delante de ti, allá sobre la roca, en Horeb. Tú golpearás la roca, y de ella brotará agua para que beba el pueblo". Así lo hizo Moisés, a la vista de los ancianos de Israel.
Aquel lugar recibió el nombre de Masá - que significa "Provocación"- y de Meribá - que significa "Querella"- a causa de la acusación de los israelitas, y porque ellos provocaron al Señor, diciendo: "¿El Señor está realmente entre nosotros, o no?".


San Pablo a los Romanos 5,1-2.5-8.

Hermanos:
Justificados, entonces, por la fe, estamos en paz con Dios, por medio de nuestro Señor Jesucristo.
Por él hemos alcanzado, mediante la fe, la gracia en la que estamos afianzados, y por él nos gloriamos en la esperanza de la gloria de Dios.
Y la esperanza no quedará defraudada, porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo, que nos ha sido dado.
En efecto, cuando todavía éramos débiles, Cristo, en el tiempo señalado, murió por los pecadores.
Difícilmente se encuentra alguien que dé su vida por un hombre justo; tal vez alguno sea capaz de morir por un bienhechor.
Pero la prueba de que Dios nos ama es que Cristo murió por nosotros cuando todavía éramos pecadores.


Juan 4,5-42.

Jesús llegó a una ciudad de Samaría llamada Sicar, cerca de las tierras que Jacob había dado a su hijo José.
Allí se encuentra el pozo de Jacob. Jesús, fatigado del camino, se había sentado junto al pozo. Era la hora del mediodía.
Una mujer de Samaría fue a sacar agua, y Jesús le dijo: "Dame de beber".
Sus discípulos habían ido a la ciudad a comprar alimentos.
La samaritana le respondió: "¡Cómo! ¿Tú, que eres judío, me pides de beber a mí, que soy samaritana?". Los judíos, en efecto, no se trataban con los samaritanos.
Jesús le respondió: "Si conocieras el don de Dios y quién es el que te dice: 'Dame de beber', tú misma se lo hubieras pedido, y él te habría dado agua viva".
"Señor, le dijo ella, no tienes nada para sacar el agua y el pozo es profundo. ¿De dónde sacas esa agua viva?
¿Eres acaso más grande que nuestro padre Jacob, que nos ha dado este pozo, donde él bebió, lo mismo que sus hijos y sus animales?".
Jesús le respondió: "El que beba de esta agua tendrá nuevamente sed,
pero el que beba del agua que yo le daré, nunca más volverá a tener sed. El agua que yo le daré se convertirá en él en manantial que brotará hasta la Vida eterna".
"Señor, le dijo la mujer, dame de esa agua para que no tenga más sed y no necesite venir hasta aquí a sacarla".
Jesús le respondió: "Ve, llama a tu marido y vuelve aquí".
La mujer respondió: "No tengo marido". Jesús continuó: "Tienes razón al decir que no tienes marido,
porque has tenido cinco y el que ahora tienes no es tu marido; en eso has dicho la verdad".
La mujer le dijo: "Señor, veo que eres un profeta.
Nuestros padres adoraron en esta montaña, y ustedes dicen que es en Jerusalén donde se debe adorar".
Jesús le respondió: "Créeme, mujer, llega la hora en que ni en esta montaña ni en Jerusalén se adorará al Padre.
Ustedes adoran lo que no conocen; nosotros adoramos lo que conocemos, porque la salvación viene de los judíos.
Pero la hora se acerca, y ya ha llegado, en que los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y en verdad, porque esos son los adoradores que quiere el Padre.
Dios es espíritu, y los que lo adoran deben hacerlo en espíritu y en verdad".
La mujer le dijo: "Yo sé que el Mesías, llamado Cristo, debe venir. Cuando él venga, nos anunciará todo".
Jesús le respondió: "Soy yo, el que habla contigo".
En ese momento llegaron sus discípulos y quedaron sorprendidos al verlo hablar con una mujer. Sin embargo, ninguno le preguntó: "¿Qué quieres de ella?" o "¿Por qué hablas con ella?".
La mujer, dejando allí su cántaro, corrió a la ciudad y dijo a la gente:
"Vengan a ver a un hombre que me ha dicho todo lo que hice. ¿No será el Mesías?".
Salieron entonces de la ciudad y fueron a su encuentro.
Mientras tanto, los discípulos le insistían a Jesús, diciendo: "Come, Maestro".
Pero él les dijo: "Yo tengo para comer un alimento que ustedes no conocen".
Los discípulos se preguntaban entre sí: "¿Alguien le habrá traído de comer?".
Jesús les respondió: "Mi comida es hacer la voluntad de aquel que me envió y llevar a cabo su obra.
Ustedes dicen que aún faltan cuatro meses para la cosecha. Pero yo les digo: Levanten los ojos y miren los campos: ya están madurando para la siega.
Ya el segador recibe su salario y recoge el grano para la Vida eterna; así el que siembra y el que cosecha comparten una misma alegría.
Porque en esto se cumple el proverbio: 'no siembra y otro cosecha'
Yo los envié a cosechar adonde ustedes no han trabajado; otros han trabajado, y ustedes recogen el fruto de sus esfuerzos".
Muchos samaritanos de esta ciudad habían creído en él por la palabra de la mujer, que atestiguaba: "Me ha dicho todo lo que hice".
Por eso, cuando los samaritanos se acercaron a Jesús, le rogaban que se quedara con ellos, y él permaneció allí dos días.
Muchos más creyeron en él, a causa de su palabra.
Y decían a la mujer: "Ya no creemos por lo que tú has dicho; nosotros mismos lo hemos oído y sabemos que él es verdaderamente el Salvador del mundo".



Extraído de la Biblia: Libro del Pueblo de Dios.



Leer el comentario del Evangelio por :

San Máximo de Turín (?-c. 420), obispo
Sermón 22; PL 57, 477

"Dejando allí su cántaro, la mujer volvió a la ciudad y dijo: ' Venid a ver a un hombre que me ha dicho todo lo que he hecho. ¿No será el Mesías? ' "

"Como el agua apaga las llamas, la limosna apaga los pecados" (Eclo 3,30): el agua es comparada con la misericordia. Entonces así como el agua viene de una fuente, debo buscar la fuente de la misericordia. La encontré en casa del profeta: "En ti está la fuente de la vida, y tu luz nos hace ver la luz" (Sal. 35,10). Es Él quien en el Evangelio reclama agua a la mujer de Samaria… El Salvador reclama agua a la mujer, y finge tener sed para distribuir a los sedientos la gracia eterna. La fuente, en efecto, no podía tener sed, y aquel en que se encuentra el agua viva no podía beber el agua manchada por esta tierra. ¿Cristo tenía sed? Sí, tenía sed, no de la bebida de los hombres, sino de su salvación; tenía sed, no de agua de la tierra, sino de la redención del género humano.

Cristo, que es la fuente, sentado cerca del pozo, hacer brotar milagrosamente en el mismo lugar el agua de la misericordia; una mujer que ya había tenido seis amantes es purificada por los flujos del agua viva. Admirable: ¡una mujer con esta vida, viene al pozo de Samaria, y se va purificada de la fuente de Jesús! Venía a buscar agua y se marcha repleta de virtud. Confiesa en seguida los pecados a los que Jesús hace alusión, reconoce a Cristo y anuncia al Salvador. Deja allí su cántaro de agua; en su lugar lleva la gracia a su ciudad; aliviada de su carga, regresa colmada de santidad… La que fue pecadora se convierte en profetisa.







domingo, 16 de marzo de 2014

Evangelio del Día


domingo 16 Marzo 2014

Domingo de la primera semana de Cuaresma

San Juan de Brébeuf, Beato Cura Brochero, San Gabriel Lalemant

Leer el comentario del Evangelio por
San Juan Crisóstomo : "No contéis a nadie la visión, hasta que el Hijo del hombre resucite de entre los muertos"

Génesis 12,1-4a.

El Señor dijo a Abrám: "Deja tu tierra natal y la casa de tu padre, y ve al país que yo te mostraré.
Yo haré de ti una gran nación y te bendeciré; engrandeceré tu nombre y serás una bendición.
Bendeciré a los que te bendigan y maldeciré al que te maldiga, y por ti se bendecirán todos los pueblos de la tierra".
Abrám partió, como el Señor se lo había ordenado, y Lot se fue con él. Cuando salió de Jarán, Abrám tenía setenta y cinco años.


San Pablo a Timoteo 2 1,8b-10.

Querido hijo:
Comparte conmigo los sufrimientos que es necesario padecer por el Evangelio, animado con la fortaleza de Dios.
El nos salvó y nos eligió con su santo llamado, no por nuestras obras, sino por su propia iniciativa y por la gracia: esa gracia que nos concedió en Cristo Jesús, desde toda la eternidad,
y que ahora se ha revelado en la Manifestación de nuestro Salvador Jesucristo. Porque él destruyó la muerte e hizo brillar la vida incorruptible, mediante la Buena Noticia,


Mateo 17,1-9.

Jesús tomó a Pedro, a Santiago y a su hermano Juan, y los llevó aparte a un monte elevado.
Allí se transfiguró en presencia de ellos: su rostro resplandecía como el sol y sus vestiduras se volvieron blancas como la luz.
De pronto se les aparecieron Moisés y Elías, hablando con Jesús.
Pedro dijo a Jesús: "Señor, ¡qué bien estamos aquí! Si quieres, levantaré aquí mismo tres carpas, una para ti, otra para Moisés y otra para Elías".
Todavía estaba hablando, cuando una nube luminosa los cubrió con su sombra y se oyó una voz que decía desde la nube: "Este es mi Hijo muy querido, en quien tengo puesta mi predilección: escúchenlo".
Al oír esto, los discípulos cayeron con el rostro en tierra, llenos de temor.
Jesús se acercó a ellos y, tocándolos, les dijo: "Levántense, no tengan miedo".
Cuando alzaron los ojos, no vieron a nadie más que a Jesús solo.
Mientras bajaban del monte, Jesús les ordenó: "No hablen a nadie de esta visión, hasta que el Hijo del hombre resucite de entre los muertos".



Extraído de la Biblia: Libro del Pueblo de Dios.



Leer el comentario del Evangelio por :

San Juan Crisóstomo (c. 345-407), sacerdote en Antioquía después obispo de Constantinopla, doctor de la Iglesia
Homilías sobre el evangelio de Mateo, n° 56; PG 58, 549

"No contéis a nadie la visión, hasta que el Hijo del hombre resucite de entre los muertos"

Jesucristo había hablado muchas cosas acerca de los peligros, de la muerte, de su Pasión y aun de la matanza de sus discípulos, y les había dado preceptos difíciles, cosas todas realizables en la vida presente y que estaban como quien dice entre las manos de ellos, mientras que los otros bienes estaban en esperanza y expectación -como era aquello de que quienes pierden su alma la salvarán y que El vendría en la gloria de su Padre,… ya desde esta vida quiso hacerla manifiesta y revelarla, a fin de que no se dolieran ni de la muerte de ellos ni de la muerte de su Señor; en especial Pedro, que se esforzaba en aceptarlo.

Seis días después tomó Jesús a Pedro, a Santiago y a Juan. ¿Por qué a solos ellos tomó? Porque eran más excelentes que los otros. Pedro sobresalía porque amaba sobremanera a Cristo; Juan porque era el muy amado; Santiago por la respuesta que dio juntamente con su hermano cuando dijo: Podemos beber el cáliz. Y no sólo por la dicha respuesta, sino además por sus obras… Y ¿por qué trae ahora a Moisés y a Elías? Muchos motivos podrían aducirse. Y el primero es que las turbas decían que El era Elías, otros que Jeremías, otros que alguno de los profetas. Trae, pues, consigo a los que parecían ser los principales, para que con esto se viera la enorme diferencia que había entre el Señor y los siervos; y así mejor se viera que justamente Pedro había sido alabado por haberlo confesado Hijo de Dios.

Hay otro motivo. El de que frecuentemente se le acusara como transgresor de la Ley y que se le tuviera como blasfemo, porque reivindicaba para sí la gloria del Padre… y que no había traspasado la Ley ni había reivindicado para sí una gloria que no le perteneciera, al llamarse igual al Padre. Por eso trae consigo a los que más en esto se habían distinguido. Moisés había dado la Ley… En cuanto a Elías, que estaba lleno de celo por la gloria de Dios… Para que entendieran que Cristo tenía potestad sobre la vida y la muerte e imperaba en cielos y tierra. Por eso hace presente a uno que ya había muerto y a otro que aún no había muerto. Para manifestar la gloria de la cruz y consolar así a Pedro y a los otros que temían la sagrada Pasión y levantarles el ánimo. Pues los profetas, en cuanto llegaron ahí, no permanecieron callados, sino que trataban de la partida de Cristo que debía cumplirse en Jerusalén, es decir, de su Pasión y muerte de cruz, pues así la llaman siempre.







domingo, 9 de marzo de 2014

Evangelio del Día


domingo 09 Marzo 2014

Primer Domingo de Cuaresma

Santo Domingo Savio, Santa Francisca Romana

Leer el comentario del Evangelio por
San Gregorio Magno : ."Pues, así como por la desobediencia de un solo hombre, todos fueron constituidos pecadores, así también por la obediencia de uno solo, todos serán constituidos justos"(Rm 5,19)

Génesis 2,7-9.3,1-7.

El Señor Dios modeló al hombre con arcilla del suelo y sopló en su nariz un aliento de vida. Así el hombre se convirtió en un ser viviente.
El Señor Dios plantó un jardín en Edén, al oriente, y puso allí al hombre que había formado.
Y el Señor Dios hizo brotar del suelo toda clase de árboles, que eran atrayentes para la vista y apetitosos para comer; hizo brotar el árbol del conocimiento del bien y del mal.
La serpiente era el más astuto de todos los animales del campo que el Señor Dios había hecho, y dijo a la mujer: "¿Así que Dios les ordenó que no comieran de ningún árbol del jardín?".
La mujer le respondió: "Podemos comer los frutos de todos los árboles del jardín.
Pero respecto del árbol que está en medio del jardín, Dios nos ha dicho: "No coman de él ni lo toquen, porque de lo contrario quedarán sujetos a la muerte"».
La serpiente dijo a la mujer: "No, no morirán.
Dios sabe muy bien que cuando ustedes coman de ese árbol, se les abrirán los ojos y serán como dioses, conocedores del bien y del mal".
Cuando la mujer vio que el árbol era apetitoso para comer, agradable a la vista y deseable para adquirir discernimiento, tomó de su fruto y comió; luego se lo dio a su marido, que estaba con ella, y él también comió.
Entonces se abrieron los ojos de los dos y descubrieron que estaban desnudos. Por eso se hicieron unos taparrabos, entretejiendo hojas de higuera.


San Pablo a los Romanos 5,12-19.

Hermanos:
Por un solo hombre entró el pecado en el mundo, y por el pecado la muerte, y así la muerte pasó a todos los hombres, porque todos pecaron.
En efecto, el pecado ya estaba en el mundo, antes de la Ley, pero cuando no hay Ley, el pecado no se tiene en cuenta.
Sin embargo, la muerte reinó desde Adán hasta Moisés, incluso en aquellos que no habían pecado, cometiendo una transgresión semejante a la de Adán, que es figura del que debía venir.
Pero no hay proporción entre el don y la falta. Porque si la falta de uno solo provocó la muerte de todos, la gracia de Dios y el don conferido por la gracia de un solo hombre, Jesucristo, fueron derramados mucho más abundantemente sobre todos.
Tampoco se puede comparar ese don con las consecuencias del pecado cometido por un solo hombre, ya que el juicio de condenación vino por una sola falta, mientras que el don de la gracia lleva a la justificación después de muchas faltas.
En efecto, si por la falta de uno solo reinó la muerte, con mucha más razón, vivirán y reinarán por medio de un solo hombre, Jesucristo, aquellos que han recibido abundantemente la gracia y el don de la justicia.
Por consiguiente, así como la falta de uno solo causó la condenación de todos, también el acto de justicia de uno solo producirá para todos los hombres la justificación que conduce a la Vida.
Y de la misma manera que por la desobediencia de un solo hombre, todos se convirtieron en pecadores, también por la obediencia de uno solo, todos se convertirán en justos.


Mateo 4,1-11.

Jesús fue llevado por el Espíritu al desierto, para ser tentado por el demonio.
Después de ayunar cuarenta días con sus cuarenta noches, sintió hambre.
Y el tentador, acercándose, le dijo: "Si tú eres Hijo de Dios, manda que estas piedras se conviertan en panes".
Jesús le respondió: "Está escrito: El hombre no vive solamente de pan, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios".
Luego el demonio llevó a Jesús a la Ciudad santa y lo puso en la parte más alta del Templo,
diciéndole: "Si tú eres Hijo de Dios, tírate abajo, porque está escrito: Dios dará órdenes a sus ángeles, y ellos te llevarán en sus manos para que tu pie no tropiece con ninguna piedra".
Jesús le respondió: "También está escrito: No tentarás al Señor, tu Dios".
El demonio lo llevó luego a una montaña muy alta; desde allí le hizo ver todos los reinos del mundo con todo su esplendor,
y le dijo: "Te daré todo esto, si te postras para adorarme".
Jesús le respondió: "Retírate, Satanás, porque está escrito: Adorarás al Señor, tu Dios, y a él solo rendirás culto".
Entonces el demonio lo dejó, y unos ángeles se acercaron para servirlo.



Extraído de la Biblia: Libro del Pueblo de Dios.



Leer el comentario del Evangelio por :

San Gregorio Magno (c. 540-604), papa y doctor de la Iglesia
Homilías sobre el Evangelio, n° 16

."Pues, así como por la desobediencia de un solo hombre, todos fueron constituidos pecadores, así también por la obediencia de uno solo, todos serán constituidos justos"(Rm 5,19)

Examinando el proceso de la tentación del Señor, podremos comprender con qué amplitud hemos sido librados de la tentación. El enemigo en el origen se enfrentó al primer hombre, nuestro antepasado, por tres tentaciones: lo intentó por la glotonería, la vanagloria y la avaricia… Por la glotonería le mostró la fruta prohibida del árbol y lo persuadió a comerla. Lo tentó por la vanagloria diciendo: "Seréis como dioses" (Gn 3,5). Y lo tentó también por la avaricia diciendo: "Conoceréis el bien y el mal". En efecto, la avaricia no tiene solo por objeto el dinero, sino también los honores…

Pero cuando tentó al segundo Adán (1 Co 15,47), los mismos medios que le habían servido para hacer caer al primer hombre vencieron al diablo. Lo tienta por la glotonería pidiéndole: "Manda que estas piedras se conviertan en panes"; lo tienta por la vanagloria diciéndole: "Si eres el Hijo de Dios, échate abajo"; Lo tienta por el ávido deseo de honores, cuando le muestra todos los reinos del mundo y le dice: "Todo esto, te daré si, postrándote a mis pies, me adoras"... Así habiendo hecho prisionero al diablo, el segundo Adán lo expulsa de nuestros corazones por el mismo camino por donde había entrado. Hay otra cosa, que debemos considerar en la tentación del Señor: podía haber precipitado a su tentador al abismo, pero no hizo uso de su poder personal; se limitó a responder al diablo con los preceptos de la Escritura Santa. Lo hizo para darnos ejemplo de su paciencia, e invitarnos así a recurrir a la enseñanza más que a la venganza… ¡Ved qué paciencia tiene Dios, y cuál es nuestra impaciencia! Nos dejamos llevar por el furor tan pronto como la injusticia o la ofensa nos alcanzan…; el Señor, Él, aguanta la hostilidad del diablo, y le respondió sólo con palabras de dulzura.







domingo, 2 de marzo de 2014

Evangelio del Día


domingo 02 Marzo 2014

Octavo Domingo del tiempo ordinario

Santa Ángela de la Cruz

Leer el comentario del Evangelio por
San Juan Crisóstomo : "¿La vida no vale más que el alimento"

Isaías 49,14-15.

Sión decía: "El Señor me abandonó,
mi Señor se ha olvidado de mí".
¿Se olvida una madre de su criatura,
no se compadece del hijo de sus entrañas?
¡Pero aunque ella se olvide,
yo no te olvidaré!


1 Corintios 4,1-5.

Hermanos:
Los hombres deben considerarnos simplemente como servidores de Cristo y administradores de los misterios de Dios.
Ahora bien, lo que se pide a un administrador es que sea fiel.
En cuanto a mí, poco me importa que me juzguen ustedes o un tribunal humano; ni siquiera yo mismo me juzgo.
Es verdad que mi conciencia nada me reprocha, pero no por eso estoy justificado: mi juez es el Señor.
Por eso, no hagan juicios prematuros. Dejen que venga el Señor: él sacará a la luz lo que está oculto en las tinieblas y manifestará las intenciones secretas de los corazones. Entonces, cada uno recibirá de Dios la alabanza que le corresponda.


Mateo 6,24-34.

Dijo Jesús a sus discípulos:
Nadie puede servir a dos señores, porque aborrecerá a uno y amará al otro, o bien, se interesará por el primero y menospreciará al segundo. No se puede servir a Dios y al Dinero.
Por eso les digo: No se inquieten por su vida, pensando qué van a comer, ni por su cuerpo, pensando con qué se van a vestir. ¿No vale acaso más la vida que la comida y el cuerpo más que el vestido?
Miren los pájaros del cielo: ellos no siembran ni cosechan, ni acumulan en graneros, y sin embargo, el Padre que está en el cielo los alimenta. ¿No valen ustedes acaso más que ellos?
¿Quién de ustedes, por mucho que se inquiete, puede añadir un solo instante al tiempo de su vida?
¿Y por qué se inquietan por el vestido? Miren los lirios del campo, cómo van creciendo sin fatigarse ni tejer.
Yo les aseguro que ni Salomón, en el esplendor de su gloria, se vistió como uno de ellos.
Si Dios viste así la hierba de los campos, que hoy existe y mañana será echada al fuego, ¡cuánto más hará por ustedes, hombres de poca fe!
No se inquieten entonces, diciendo: '¿Qué comeremos, qué beberemos, o con qué nos vestiremos?'.
Son los paganos los que van detrás de estas cosas. El Padre que está en el cielo sabe bien que ustedes las necesitan.
Busquen primero el Reino y su justicia, y todo lo demás se les dará por añadidura.
No se inquieten por el día de mañana; el mañana se inquietará por sí mismo. A cada día le basta su aflicción.



Extraído de la Biblia: Libro del Pueblo de Dios.



Leer el comentario del Evangelio por :

San Juan Crisóstomo (c. 345-407), sarcedote en Antioquía después obispo de Constantinopla, doctor de la Iglesia
Catequesis bautismales, n°8, 19-25 ; SC 50

"¿La vida no vale más que el alimento"

Si verdaderamente colocamos en primer lugar las realidades espirituales, no tenemos que preocuparnos de los bienes materiales, porque Dios, en su bondad, nos los proporcionará en abundancia. Si, por el contrario, únicamente velamos por nuestros intereses materiales sin ocuparnos de nuestra vida espiritual, la preocupación constante de las cosas terrestres nos conducirá a descuidar nuestra alma… Por tanto no invirtamos el orden de las cosas. Conociendo la bondad de nuestro Señor, confiaremos totalmente en Él y no nos dejaremos agobiar por las preocupaciones de esta vida… "Vuestro Padre del cielo sabe lo que os hace falta antes de que se lo pidáis necesitáis" (Mt 6,8- 32).

Jesús quiere pues que estemos libres de toda preocupación de este mundo y que nos dediquemos totalmente a las obras espirituales. "Buscad pues, nos dice, los bienes espirituales y yo mismo proveeré ampliamente todas vuestras necesidades materiales… Mirad las aves del cielo, no siembran ni cosechan, no tienen reservas en sus graneros, y vuestro Padre del cielo los alimenta". Es decir: " Si cuidado de las aves que no están dotadas de razón y les proporciono todo lo que necesitan, sin sembrar ni labrar, mucho más velaré por vosotros, que estáis dotados de razón, con tal que antepongáis lo espiritual a lo corporal. ¿Y ya que los creé para vosotros, así como todos los demás seres, y los trato con tanto cuidado, de qué cuidado y solicitud no seréis dignos vosotros, para los que he creado todo esto?"