Porque el Señor quiere que el padre sea respetado por sus hijos y confirmó el derecho de la madre sobre ellos. Como elegidos de Dios, sus santos y amados, revístanse de sentimientos de profunda compasión. Practiquen la benevolencia, la humildad, la dulzura, la paciencia. Después de la partida de los magos, el Angel del Señor se apareció en sueños a José y le dijo: "Levántate, toma al niño y a su madre, huye a Egipto y permanece allí hasta que yo te avise, porque Herodes va a buscar al niño para matarlo". Fe y familia: En el camino de Abrahán hacia la ciudad futura, la Carta a los Hebreos se refiere a una bendición que se transmite de padres a hijos (cf. Hb 11,20-21). El primer ámbito que la fe ilumina en la ciudad de los hombres es la familia. Pienso sobre todo en el matrimonio, como unión estable de un hombre y una mujer: nace de su amor, signo y presencia del amor de Dios… Fundados en este amor, hombre y mujer pueden prometerse amor mutuo con un gesto que compromete toda la vida y que recuerda tantos rasgos de la fe. Prometer un amor para siempre es posible cuando se descubre un plan que sobrepasa los propios proyectos, que nos sostiene y nos permite entregar totalmente nuestro futuro a la persona amada. La fe, además, ayuda a captar en toda su profundidad y riqueza la generación de los hijos, porque hace reconocer en ella el amor creador que nos da y nos confía el misterio de una nueva persona. En este sentido, Sara llegó a ser madre por la fe, contando con la fidelidad de Dios a sus promesas (cf. Hb 11,11). |
domingo, 29 de diciembre de 2013
Evangelio del Día
domingo, 22 de diciembre de 2013
Evangelio del Día
Una vez más, el Señor habló a Ajaz en estos términos: Carta de Pablo, servidor de Jesucristo, llamado para ser Apóstol, y elegido para anunciar la Buena Noticia de Dios, Este fue el origen de Jesucristo: María, su madre, estaba comprometida con José y, cuando todavía no habían vivido juntos, concibió un hijo por obra del Espíritu Santo. "Emmanuel, que quiere decir 'Dios con nosotros'", ¡Sí, Dios con nosotros! Hasta entonces se había dicho "Dios está por encima de nosotros", "Dios frente a nosotros", pero hoy es el "Emmanuel". Hoy es Dios con nosotros en nuestra naturaleza, con nosotros en su gracia; con nosotros en nuestra debilidad, con nosotros en su bondad; con nosotros en nuestra miseria, con nosotros en su misericordia; con nosotros por amor, con nosotros por lazos de familia; con nosotros por su ternura, con nosotros por su compasión… |
domingo, 15 de diciembre de 2013
Evangelio del Día
¡Regocíjese el desierto y la tierra reseca, alégrese y florezca la estepa! Tengan paciencia, hermanos, hasta que llegue el Señor. Miren cómo el sembrador espera el fruto precioso de la tierra, aguardando pacientemente hasta que caigan las lluvias del otoño y de la primavera. Juan el Bautista oyó hablar en la cárcel de las obras de Cristo, y mandó a dos de sus discípulos para preguntarle: Voz del alma ofreciéndose a Dios: "soy una huérfana sin madre, soy indigente y pobre. Fuera de Jesús, no tengo ningún consuelo; sólo él puede satisfacer la sed de mi alma. Él es el amigo preferido y único de mi corazón, Él 'el Rey de reyes y Señor de los señores' (Ap 19,16)… Mi cuerpo y mi alma están en su mano; que haga de mi lo que su bondad desee. |
domingo, 8 de diciembre de 2013
Evangelio del Día
En aquel día, saldrá una rama del tronco de Jesé y un retoño brotará de sus raíces. Hermanos: En aquel tiempo se presentó Juan el Bautista, proclamando en el desierto de Judea: La nueva lógica de la fe está centrada en Cristo. La fe en Cristo nos salva porque en él la vida se abre radicalmente a un Amor que nos precede y nos transforma desde dentro, que obra en nosotros y con nosotros… Cristo ha bajado a la tierra y ha resucitado de entre los muertos; con su encarnación y resurrección, el Hijo de Dios ha abrazado todo el camino del hombre y habita en nuestros corazones mediante el Espíritu santo. La fe sabe que Dios se ha hecho muy cercano a nosotros, que Cristo se nos ha dado como un gran don que nos transforma interiormente, que habita en nosotros, y así nos da la luz que ilumina el origen y el final de la vida, el arco completo del camino humano. |
lunes, 2 de diciembre de 2013
año nuevo
EL EVANGELIO DEL DIA
www.evangeliodeldia.org
«Señor, ¿a quién iremos? Tu tienes palabras de Vida eterna.» Jn 6, 68
Queridos amigos, queridos suscriptores del Evangelio del Día:
¡Todo el equipo del Evangelio del Día les augura un buen año nuevo! En efecto, con el Adviento empieza un nuevo año litúrgico.
Les deseamos que este año ofrezca a cada uno de ustedes la posibilidad de progresar aún más en el descubrimiento del esplendor de la fe.
Les agradecemos por este año transcurrido con su acompañamiento y por los numerosos mensajes de sostén, que nos conmueven y nos ayudan a mejorar constantemente el servicio.
Tenemos también necesidad de sus oraciones para el servicio del Evangelio del Día y todo su numeroso equipo.
Utilicemos bien estas semanas del Adviento para prepararnos espiritualmente a la venida de nuestro Salvador.
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Equipo Hispanohablante del Evangelio del Día, un servicio de Evangelizo.org
Marco, Martín y Asunción, Roberto, Hna. Cristina, Hna. Marián, Hna. Teresa, Hna. Virtudes y Blandine.
INFORMACIONES
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* El Evangelio del Día existe y se desarrolla en nuevos idiomas gracias a su generosidad grande y espontánea. En este momento se prepara la versión china, hebrea, coreana, estonia y rusa. Puede ayudarnos directamente en línea desde el sitio, en euros o dólares. Gracias.
* También nos puede ayudar en otras iniciativas: para conocerlas vaya a la página Ayudarnos.
* Para contestar, utilice el formulario de contacto.
domingo, 1 de diciembre de 2013
Evangelio del Día
Palabra que Isaías, hijo de Amós, recibió en una visión, acerca de Judá y de Jerusalén: Ustedes saben en qué tiempo vivimos y que ya es hora de despertarse, porque la salvación está ahora más cerca de nosotros que cuando abrazamos la fe. En aquél tiempo Jesús dijo a sus discípulos: Justo es, hermanos, que celebréis con toda devoción el Adviento del Señor, deleitados por tanta consolación, asombrados por tanta dignación, inflamados con tanta dilección. Pero no penséis únicamente en la primera venida, cuando el Señor viene a buscar y a salvar lo que estaba perdido (Lc 19,10), sino también en la segunda, cuando volverá y nos llevará consigo. ¡Ojalá hagáis objeto de vuestras continuas meditaciones estas dos venidas, rumiando en vuestros corazones cuánto nos dio en la primera y cuánto nos ha prometido en la segunda! |
