Consagrarás a Jehú, hijo de Nimsi, como rey de Israel, y consagrarás a Eliseo, hijo de Safat, de Abel-Mejolá, como profeta en vez de ti. Cristo nos liberó para ser libres. Manténganse, pues, firmes y no se sometan de nuevo al yugo de la esclavitud. Como ya se acercaba el tiempo en que sería llevado al cielo, Jesús emprendió resueltamente el camino a Jerusalén. "En el atardecer, danos tu luz, Señor." Estamos en el atardecer. Estoy en los sesenta-y-seis años de mi vida que es un don magnífico del Padre celestial. Las dos terceras partes de mis contemporáneos han pasado ya a la otra vida. Así que yo también me tengo que preparar para el gran momento. El pensamiento de la muerte no me produce inquietud... Mi salud es excelente y todavía robusta, pero no me tengo que fiar. Me quiero preparar a poder responder: "Aquí estoy", a la llamada, tal vez inesperada. La vejez –que es otro gran don del Señor- tiene que ser para mí motivo de callada alegría interior y de abandono diario al Señor mismo, al que me dirijo como un niño hacia los brazos abiertos de su padre. |
domingo, 30 de junio de 2013
Evangelio del Día
domingo, 23 de junio de 2013
Evangelio del Día
Dispondré el ánimo de los descendientes de David y de los habitantes de Jerusalén para que vuelvan a mí con amor y confianza. Llorarán por aquel que ha sido traspasado, como se siente la muerte de un hijo único, y lo echarán de menos como se lamenta el fallecimiento del primer hijo. Ustedes están en Cristo Jesús, y todos son hijos de Dios gracias a la fe. Un día Jesús se había apartado un poco para orar, pero sus discípulos estaban con él. Entonces les preguntó: «Según el parecer de la gente, ¿quién soy yo?» El peso de la cruz, que Cristo ha cargado, es la corrupción de la naturaleza humana con todas sus consecuencias de pecado y sufrimiento, con las cuales la castigada humanidad está abatida. Sustraer del mundo esa carga, ése es el sentido del vía crucis. No se trata, pues, de un recuerdo simplemente piadoso de los sufrimientos del Señor cuando alguien desea el sufrimiento. La expiación voluntaria es lo que nos une más profundamente y de un modo real y auténtico con el Señor. Y ésa nace de una unión ya existente con Cristo. Pues la naturaleza humana huya del sufrimiento… Sólo puede aspirar a la expiación quien tiene abiertos los ojos del espíritu al sentido sobrenatural de los acontecimientos del mundo; esto resulta posible sólo en los hombres en los que habita el Espíritu de Cristo… Ayudar a Cristo a llevar la cruz proporciona una alegría fuerte y pura… De ahí que la preferencia por el camino de la cruz no signifique ninguna repugnancia ante el hecho de que el Viernes Santo ya haya pasado y la obra de redención haya sido consumada. Solamente los redimidos, los hijos de la gracia, pueden ser portadores de la cruz de Cristo. El sufrimiento humano recibe fuerza expiatoria sólo si está unido al sufrimiento de la cabeza divina. Sufrir y ser felices en el sufrimiento, estar en la tierra, recorrer los sucios y ásperos caminos de esta tierra, y con todo reinar con Cristo a la derecha del Padre; reir y llorar con los hijos de este mundo, y con los coros de los ángeles cantar ininterrumpidamente alabanzas a Dios: ésta es la vida del cristiano hasta el día en que rompa el alba de la eternidad. |
domingo, 16 de junio de 2013
Evangelio del Día
Entonces Natán dijo a David: «Ese hombre eres tú. Esto dice Yavé, el Dios de Israel: Te consagré como rey de Israel, te libré de las manos de Saúl, Sin embargo hemos reconocido que nadie se convierte en justo por cumplir la Ley, sino por la fe que trae Cristo Jesús. Por eso hemos creído en Cristo Jesús, para ser hechos justos a través de la fe que trae Cristo, y no por las prácticas de la Ley. Porque el cumplimiento de la Ley no hará nunca de un mortal un justo. Un fariseo invitó a Jesús a comer. Entró en casa del fariseo y se reclinó en el sofá para comer. "No son los que están sanos los que tienen necesidad de médico, |
domingo, 9 de junio de 2013
Evangelio del Día
Sucedió después que el hijo de la dueña de casa cayó enfermo; su enfermedad empeoró y exhaló el último suspiro. Les recordaré, hermanos, que el Evangelio con el que los he evangelizado no es doctrina de hombres. Jesús se dirigió poco después a un pueblo llamado Naín, y con él iban sus discípulos y un buen número de personas. El que es "imagen de Dios invisible" (Col 1,15) es también el |
domingo, 2 de junio de 2013
Evangelio del Día
domingo 02 Junio 2013
Solemnidad del Santísimo Cuerpo y Sangre de Cristo
Corpus Christi
Santa Blandina, Mártires de Lyon, San Jacques Berthieu
Leer el comentario del Evangelio por
San Agustín : "Sed lo que veis y recibid lo que sois"
Lecturas
Génesis 14,18-20.
Entonces Melquisedec, rey de Salem, trajo pan y vino, pues era sacerdote del «Dios Altísimo».
Melquisedec bendijo a Abram, diciendo: «Abram, bendito seas del Dios Altísimo, Creador del cielo y de la tierra.
Y bendito sea el Dios Altísimo, porque entregó a tus enemigos en tus manos.» Y Abram le dio la décima parte de todo lo que llevaba.
1 Corintios 11,23-26.
Yo he recibido del Señor lo que a mi vez les he transmitido. El Señor Jesús, la noche en que fue entregado, tomó pan
y, después de dar gracias, lo partió diciendo: «Esto es mi cuerpo, que es entregado por ustedes; hagan esto en memoria mía.»
De igual manera, tomando la copa, después de haber cenado, dijo: «Esta copa es la Nueva Alianza en mi sangre. Todas las veces que la beban háganlo en memoria mía.»
Fíjense bien: cada vez que comen de este pan y beben de esta copa están proclamando la muerte del Señor hasta que venga.
Lucas 9,11b-17.
Pero la gente lo supo y partieron tras él. Jesús los acogió y volvió a hablarles del Reino de Dios mientras devolvía la salud a los que necesitaban ser atendidos.
El día comenzaba a declinar. Los Doce se acercaron para decirle: «Despide a la gente para que se busquen alojamiento y comida en las aldeas y pueblecitos de los alrededores, porque aquí estamos lejos de todo.»
Jesús les contestó: «Denles ustedes mismos de comer.» Ellos dijeron: «No tenemos más que cinco panes y dos pescados. ¿O desearías, tal vez, que vayamos nosotros a comprar alimentos para todo este gentío?»
De hecho había unos cinco mil hombres. Pero Jesús dijo a sus discípulos: «Hagan sentar a la gente en grupos de cincuenta.»
Así lo hicieron los discípulos, y todos se sentaron.
Jesús entonces tomó los cinco panes y los dos pescados, levantó los ojos al cielo, pronunció la bendición, los partió y se los entregó a sus discípulos para que los distribuyeran a la gente.
Todos comieron hasta saciarse. Después se recogieron los pedazos que habían sobrado, y llenaron doce canastos.
Extraído de la Biblia Latinoamericana.
Leer el comentario del Evangelio por
San Agustín (354-430), obispo de Hipona (África del Norte), doctor de la Iglesia
Sermón 272, A los nuevos bautizados, sobre el sacramento
"Sed lo que veis y recibid lo que sois"
Lo que veis en el altar de Dios..., es el pan y el cáliz: esto es lo
que vuestros ojos os indican. Pero es vuestra fe quien quiere ser
instruida, que ese pan es el cuerpo de Cristo, que ese cáliz es su sangre.
Esto supone una breve fórmula, que puede bastar a la fe. Pero la fe busca
instruirse... ¿Cómo este pan es su cuerpo, y este cáliz, o más bien su
contenido, puede ser su sangre? Hermanos míos esto es lo que se
llaman sacramentos: muestran una realidad y de ellos se deduce otra. Lo que
vemos es una apariencia corporal en tanto que lo que comprendemos es un
fruto espiritual. Si queréis comprender lo que es el cuerpo de Cristo,
escuchad al Apóstol, que dice a los fieles: "sois el cuerpo de Cristo, y
cada uno de vosotros, sois los miembros de ese cuerpo" (1 Co 12,17). Así
pues si sois vosotros el cuerpo de Cristo y sus miembros, es vuestro
misterio quien se encuentra en la mesa del Señor, es vuestro misterio lo
que recibís. A esto, lo que sois, responded: "Amén" y con esta
respuesta, lo suscribiréis. Se os dice: «el cuerpo de Cristo» y
respondéis "Amén". Sed pues miembros del cuerpo de Cristo para que
este Amén sea verdadero. ¿Por qué pues el cuerpo está en el pan?
Aquí aun, no decimos nada de nosotros mismos, escuchemos una vez más al
Apóstol, quien, hablando de este sacramento nos dice: "porque el pan es
uno, nosotros, siendo muchos, formamos un solo cuerpo" (1 Co 10,17)
¡Comprended esto y permaneced en la alegría: unidad, verdad, piedad,
caridad! "Un solo pan"; ¿quién es este pan único? "un solo cuerpo,
nosotros que somos muchos". Recordad que no se hace pan con un solo
grano, sino con muchos. Sed lo que veis, y recibid lo que sois.
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