domingo 27 Mayo 2012
Solemnidad de Pentecostés
Venida del Espíritu SantoPentecostés
Leer el comentario del Evangelio por
San Ireneo de Lyon : «Pediré al Padre y os dará otro Defensor que estará siempre con vosotros»
Lecturas
Hechos 2,1-11.
Al llegar el día de Pentecostés, estaban todos reunidos en el mismo lugar.
De pronto, vino del cielo un ruido, semejante a una fuerte ráfaga de viento, que resonó en toda la casa donde se encontraban.
Entonces vieron aparecer unas lenguas como de fuego, que descendieron por separado sobre cada uno de ellos.
Todos quedaron llenos del Espíritu Santo, y comenzaron a hablar en distintas lenguas, según el Espíritu les permitía expresarse.
Había en Jerusalén judíos piadosos, venidos de todas las naciones del mundo.
Al oírse este ruido, se congregó la multitud y se llenó de asombro, porque cada uno los oía hablar en su propia lengua.
Con gran admiración y estupor decían: "¿Acaso estos hombres que hablan no son todos galileos?
¿Cómo es que cada uno de nosotros los oye en su propia lengua?
Partos, medos y elamitas, los que habitamos en la Mesopotamia o en la misma Judea, en Capadocia, en el Ponto y en Asia Menor,
en Frigia y Panfilia, en Egipto, en la Libia Cirenaica, los peregrinos de Roma,
judíos y prosélitos, cretenses y árabes, todos los oímos proclamar en nuestras lenguas las maravillas de Dios".
Pablo a los Gálatas 5,16-25.
Yo los exhorto a que se dejen conducir por el Espíritu de Dios, y así no serán arrastrados por los deseos de la carne.
Porque la carne desea contra el espíritu y el espíritu contra la carne. Ambos luchan entre sí, y por eso, ustedes no pueden hacer todo el bien que quieren.
Pero si están animados por el Espíritu, ya no están sometidos a la Ley.
Se sabe muy bien cuáles son las obras de la carne: fornicación, impureza y libertinaje,
idolatría y superstición, enemistades y peleas, rivalidades y violencias, ambiciones y discordias, sectarismos, disensiones
y envidias, ebriedades y orgías, y todos los excesos de esta naturaleza. Les vuelvo a repetir que los que hacen estas cosas no poseerán el Reino de Dios.
Por el contrario, el fruto del Espíritu es: amor, alegría y paz, magnanimidad, afabilidad, bondad y confianza,
mansedumbre y temperancia. Frente a estas cosas, la Ley está de más,
porque los que pertenecen a Cristo Jesús han crucificado la carne con sus pasiones y sus malos deseos.
Si vivimos animados por el Espíritu, dejémonos conducir también por él.
Juan 15,26-27.16,12-15.
Cuando venga el Paráclito que yo les enviaré desde el Padre, el Espíritu de la Verdad que proviene del Padre, él dará testimonio de mí.
Y ustedes también dan testimonio, porque están conmigo desde el principio.
Todavía tengo muchas cosas que decirles, pero ustedes no las pueden comprender ahora.
Cuando venga el Espíritu de la Verdad, él los introducirá en toda la verdad, porque no hablará por sí mismo, sino que dirá lo que ha oído y les anunciará lo que irá sucediendo.
El me glorificará, porque recibirá de lo mío y se lo anunciará a ustedes.
Todo lo que es del Padre es mío. Por eso les digo: 'Recibirá de lo mío y se lo anunciará a ustedes'.
Extraído de la Biblia, Libro del Pueblo de Dios.
Leer el comentario del Evangelio por
San Ireneo de Lyon (v. 130-v. 208), obispo, teólogo y mártir
Contra las herejías, III, 17, 2; SC 211 (trad. SC; cf breviario Pentecostés)
«Pediré al Padre y os dará otro Defensor que estará siempre con vosotros»
El Señor dijo a los discípulos: Id y haced discípulos de todos los
pueblos, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu
Santo (Mt 28,19). Con este mandato, les daba el poder de regenerar a los
hombres en Dios. Dios había prometido por boca de sus profetas que en los
últimos días derramaría su Espíritu sobre sus siervos y siervas, y que
éstos profetizarían... Así el Señor prometió a la Samaritana «un agua
viva», «para que nunca más tuviera sed» y no se viera obligada a sacar agua
con dificultad ya q ella misma poseía un agua «que brotaba hasta la vida
eterna» (Jn 4,10-14). Se trata de poder beber lo que el Señor ha recibido
de su Padre, y que a su regreso da a los que esperan en él, enviando el
Espíritu Santo sobre toda la tierra... Gedeón había profetizado que
se extendería el rocío sobre toda la tierra, que es el Espíritu de Dios. Es
precisamente este Espíritu el que descendió sobre el Señor: «Espíritu de
prudencia y sabiduría, Espíritu de consejo y valentía, Espíritu de ciencia
y temor del Señor» (Is 11,2-3). El Señor, a su vez, lo dio a la Iglesia,
enviando al Defensor sobre toda la tierra desde el cielo, que fue de donde
dijo el Señor que había sido arrojado Satanás como un rayo (Lc 10,18); por
esto necesitamos de este rocío divino, para que demos fruto y no seamos
lanzados al fuego; y ya que tenemos quien nos acusa (Ap 12,10), tengamos
también un Defensor, pues que el Señor encomienda al Espíritu Santo el
cuidado del hombre, posesión suya, que había caído en manos de ladrones (Lc
10,30), del cual se compadeció, y vendó sus heridas, entregando después los
dos denarios regios para que nosotros, recibiendo por el Espíritu «la
imagen y la inscripción» (Lc 20,23) del Padre y del Hijo, hagamos
fructificar el denario que se nos ha confiado, retornándolo al Señor con
intereses (cf Mt 25,14s).
Puede modificar su suscripción en cualquier momento : www.evangeliodeldia.org
domingo, 27 de mayo de 2012
Evangelio del Día
domingo, 20 de mayo de 2012
Evangelio del Día
domingo 20 Mayo 2012
Solemnidad de la Ascención del Señor
Donde la Ascensión se celebró el jueves: domingo 7 de Pascua B - lecturasAscensión del Señor
Beata María Crescencia Pérez
Leer el comentario del Evangelio por
Juan Taulero : «Para ir donde me voy, ya sabéis el camino»
Lecturas
Hechos 1,1-11.
En mi primer Libro, querido Teófilo, me referí a todo lo que hizo y enseñó Jesús, desde el comienzo,
hasta el día en que subió al cielo, después de haber dado, por medio del Espíritu Santo, sus últimas instrucciones a los Apóstoles que había elegido.
Después de su Pasión, Jesús se manifestó a ellos dándoles numerosas pruebas de que vivía, y durante cuarenta días se les apareció y les habló del Reino de Dios.
En una ocasión, mientras estaba comiendo con ellos, les recomendó que no se alejaran de Jerusalén y esperaran la promesa del Padre: "La promesa, les dijo, que yo les he anunciado.
Porque Juan bautizó con agua, pero ustedes serán bautizados en el Espíritu Santo, dentro de pocos días".
Los que estaban reunidos le preguntaron: "Señor, ¿es ahora cuando vas a restaurar el reino de Israel?".
El les respondió: "No les corresponde a ustedes conocer el tiempo y el momento que el Padre ha establecido con su propia autoridad.
Pero recibirán la fuerza del Espíritu Santo que descenderá sobre ustedes, y serán mis testigos en Jerusalén, en toda Judea y Samaría, y hasta los confines de la tierra".
Dicho esto, los Apóstoles lo vieron elevarse, y una nube lo ocultó de la vista de ellos.
Como permanecían con la mirada puesta en el cielo mientras Jesús subía, se les aparecieron dos hombres vestidos de blanco,
que les dijeron: "Hombres de Galilea, ¿por qué siguen mirando al cielo? Este Jesús que les ha sido quitado y fue elevado al cielo, vendrá de la misma manera que lo han visto partir".
San Pablo a los Efesios 1,17-23.
Que el Dios de nuestro Señor Jesucristo, el Padre de la gloria, les conceda un espíritu de sabiduría y de revelación que les permita conocerlo verdaderamente.
Que él ilumine sus corazones, para que ustedes puedan valorar la esperanza a la que han sido llamados, los tesoros de gloria que encierra su herencia entre los santos,
y la extraordinaria grandeza del poder con que él obra en nosotros, los creyentes, por la eficacia de su fuerza. Este es el mismo poder
que Dios manifestó en Cristo, cuando lo resucitó de entre los muertos y lo hizo sentar a su derecha en el cielo,
elevándolo por encima de todo Principado, Potestad, Poder y Dominación, y de cualquier otra dignidad que pueda mencionarse tanto en este mundo como en el futuro.
El puso todas las cosas bajo sus pies y lo constituyó, por encima de todo, Cabeza de la Iglesia,
que es su Cuerpo y la Plenitud de aquel que llena completamente todas las cosas.
Marcos 16,15-20.
Entonces les dijo: "Vayan por todo el mundo, anuncien la Buena Noticia a toda la creación.
El que crea y se bautice, se salvará. El que no crea, se condenará.
Y estos prodigios acompañarán a los que crean: arrojarán a los demonios en mi Nombre y hablarán nuevas lenguas;
podrán tomar a las serpientes con sus manos, y si beben un veneno mortal no les hará ningún daño; impondrán las manos sobre los enfermos y los curarán".
Después de decirles esto, el Señor Jesús fue llevado al cielo y está sentado a la derecha de Dios.
Ellos fueron a predicar por todas partes, y el Señor los asistía y confirmaba su palabra con los milagros que la acompañaban.
Extraído de la Biblia, Libro del Pueblo de Dios.
Leer el comentario del Evangelio por
Juan Taulero (v. 1300-1361), dominico en Estrasbourgo
Sermón 20, 3º para la Ascensión
«Para ir donde me voy, ya sabéis el camino»
"El Señor Jesús, después de haberles, ascendió al cielo "... Los
miembros del Cuerpo de Cristo deben seguir a su maestro, su cabeza, que
ascendió hoy. Nos precedió, para prepararnos un sitio (Jn 14,2), a nosotros
que lo seguimos, de modo que pudiéramos decir con la novia del Cantar de
los Cantares: "Correremos en pos de ti" (1,4)... ¿Queremos seguirlo?
Debemos también considerar el camino que nos mostró durante treinta y tres
años: camino de pobreza y de indigencia, a veces muy amargo. Debemos seguir
completamente el mismo camino si queremos ascender, con él, por encima de
los cielos. Aunque todos los maestros hayan muerto y todos los libros
quemados, encontraremos siempre, en su vida santa, una enseñanza
suficiente, porque él mismo es el camino y no otro (Jn 14,6). Sigamoslo
pues. De la misma manera que el imán atrae el hierro, así Cristo
misericordioso, atrae todos los corazones que ha tocado. El hierro atraído
por la fuerza del imán se levanta por encima de su ser natural, pasa por
encima, aunque esto sea contrario a su naturaleza. No se detiene hasta que
él mismo se haya elevado. Así es como todos aquellos que son atraídos en el
fondo de su corazón por Cristo, no retienen más la alegría ni el
sufrimiento. Ascienden hasta él... Cuando no se es atraido, no hay
que imputárselo a Dios. Dios toca, empuja, advierte y desea por igual a
todos los hombres, quiere por igual a todos los hombres, pero su acción, su
advertencia y sus dones son recibidos y aceptados de un modo muy
desigual... Amamos y buscamos otra cosa distinta a él, he aquí porque los
dones que Dios ofrece sin cesar a cada hombre quedan a veces inútiles...
Podemos salir de este estado de alma sólo con un celo valiente y decidido y
con una oración muy sincera, interior y perseverante.
Puede modificar su suscripción en cualquier momento : www.evangeliodeldia.org
domingo, 13 de mayo de 2012
Evangelio del Día
domingo 13 Mayo 2012
Sexto Domingo de Pascua
Virgen de Fátima
Santa Gemma Sulmona
Leer el comentario del Evangelio por
Pablo VI : "Os dije esto para que mi alegría esté en vosotros"
Lecturas
Hechos 10,25-26.34-35.44-48.
Cuando Pedro entró, Cornelio fue a su encuentro y se postró a sus pies.
Pero Pedro lo hizo levantar, diciéndole: "Levántate, porque yo no soy más que un hombre".
Entonces Pedro, tomando la palabra, dijo: "Verdaderamente, comprendo que Dios no hace acepción de personas,
y que en cualquier nación, todo el que lo teme y practica la justicia es agradable a él.
Mientras Pedro estaba hablando, el Espíritu Santo descendió sobre todos los que escuchaban la Palabra.
Los fieles de origen judío que habían venido con Pedro quedaron maravillados al ver que el Espíritu Santo era derramado también sobre los paganos.
En efecto, los oían hablar diversas lenguas y proclamar la grandeza de Dios. Pedro dijo:
"¿Acaso se puede negar el agua del bautismo a los que recibieron el Espíritu Santo como nosotros?".
Y ordenó que fueran bautizados en el nombre del Señor Jesucristo. Entonces le rogaron que se quedara con ellos algunos días.
Epístola I de San Juan 4,7-10.
Queridos míos, amémonos los unos a los otros, porque el amor procede de Dios, y el que ama ha nacido de Dios y conoce a Dios.
El que no ama no ha conocido a Dios, porque Dios es amor.
Así Dios nos manifestó su amor: envió a su Hijo único al mundo, para que tuviéramos Vida por medio de él.
Y este amor no consiste en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que él nos amó primero, y envió a su Hijo como víctima propiciatoria por nuestros pecados.
Juan 15,9-17.
Como el Padre me amó, también yo los he amado a ustedes. Permanezcan en mi amor.
Si cumplen mis mandamientos, permanecerán en mi amor, como yo cumplí los mandamientos de mi Padre y permanezco en su amor.
Les he dicho esto para que mi gozo sea el de ustedes, y ese gozo sea perfecto.
Este es mi mandamiento: Amense los unos a los otros, como yo los he amado.
No hay amor más grande que dar la vida por los amigos.
Ustedes son mis amigos si hacen lo que yo les mando.
Ya no los llamo servidores, porque el servidor ignora lo que hace su señor; yo los llamo amigos, porque les he dado a conocer todo lo que oí de mi Padre.
No son ustedes los que me eligieron a mí, sino yo el que los elegí a ustedes, y los destiné para que vayan y den fruto, y ese fruto sea duradero. Así todo lo que pidan al Padre en mi Nombre, él se lo concederá.
Lo que yo les mando es que se amen los unos a los otros.
Extraído de la Biblia, Libro del Pueblo de Dios.
Leer el comentario del Evangelio por
Pablo VI, papa de 1963-1978
Exhortación apostólica «Gaudete in domino» sobre la alegría cristiana, 4
"Os dije esto para que mi alegría esté en vosotros"
Desde hace veinte siglos esta fuente de alegría no ha cesado de
manar en la Iglesia y especialmente en el corazón de los santos... En la
vida de los hijos de la Iglesia, esta participación en la alegría del Señor
es inseparable de la celebración del misterio eucarístico, en donde comen y
beben su Cuerpo y su Sangre. Así sustentados, como los caminantes, en el
camino de la eternidad, reciben ya sacramentalmente las primicias de la
alegría escatológica. Puesta en esta perspectiva, la alegría amplia
y profunda derramada ya en la tierra dentro del corazón de los verdaderos
fieles, no puede menos de revelarse como «diffusivum sui», lo mismo que la
vida y el amor de los que es un síntoma gozoso. La alegría es el resultado
de una comunión humano-divina cada vez más universal. De ninguna manera
podría incitar a quien la gusta a una actitud de repliegue sobre sí mismo
Procura al corazón una apertura católica hacia el mundo de los hombres, al
mismo tiempo que los hiere con la nostalgia de los bienes eternos...
Los hace encaminarse con premura hacia la consumación celestial de las
Bodas del Cordero. Está serenamente tensa entre el tiempo de las fatigas
terrestres y la paz de la Morada eterna, conforme a la ley de gravitación
del Espíritu: «Si pues, por haber recibido estas arras (del espíritu
filial), gritamos ya desde ahora: "Abba, Padre", ¿qué será cuando,
resucitados, los veamos cara a cara, cuando todos los miembros en
desbordante marea prorrumpirán en un himno de júbilo, glorificando a Aquel
que los ha resucitado de entre los muertos y premiado con la vida eterna?
Porque si ahora las simples arras, envolviendo completamente en ellas
al hombre, le hacen gritar: "Abba, Padre", ¿qué no hará la gracia plena del
Espíritu, cuando Dios la haya dado a los hombres? Ella nos hará semejantes
a él y dará cumplimiento a la voluntad del Padre, porque ella hará al
hombre a imagen y semejanza de Dios». Ya desde ahora, los santos nos
ofrecen una pregustación de esta semejanza.
Puede modificar su suscripción en cualquier momento : www.evangeliodeldia.org
domingo, 6 de mayo de 2012
Evangelio del Día
domingo 06 Mayo 2012
Quinto Domingo de Pascua
Leer el comentario del Evangelio por
Beata Teresa de Calcuta : «Permaneced en mí, como yo en vosotros»
Lecturas
Hechos 9,26-31.
Cuando llegó a Jerusalén, trató de unirse a los discípulos, pero todos le tenían desconfianza porque no creían que también él fuera un verdadero discípulo.
Entonces Bernabé, haciéndose cargo de él, lo llevó hasta donde se encontraban los Apóstoles, y les contó en qué forma Saulo había visto al Señor en el camino, cómo le había hablado, y con cuánta valentía había predicado en Damasco en el nombre de Jesús.
Desde ese momento, empezó a convivir con los discípulos en Jerusalén y predicaba decididamente en el nombre del Señor.
Hablaba también con los judíos de lengua griega y discutía con ellos, pero estos tramaban su muerte.
Sus hermanos, al enterarse, lo condujeron a Cesarea y de allí lo enviaron a Tarso.
La Iglesia, entre tanto, gozaba de paz en toda Judea, Galilea y Samaría. Se iba consolidando, vivía en el temor del Señor y crecía en número, asistida por el Espíritu Santo.
Epístola I de San Juan 3,18-24.
Hijitos míos, no amemos solamente con la lengua y de palabra, sino con obras y de verdad.
En esto conoceremos que somos de la verdad, y estaremos tranquilos delante de Dios
aunque nuestra conciencia nos reproche algo, porque Dios es más grande que nuestra conciencia y conoce todas las cosas.
Queridos míos, si nuestro corazón no nos hace ningún reproche, podemos acercarnos a Dios con plena confianza,
y él nos concederá todo cuanto le pidamos, porque cumplimos sus mandamientos y hacemos lo que le agrada.
Su mandamiento es este: que creamos en el nombre de su Hijo Jesucristo, y nos amemos los unos a los otros como él nos ordenó.
El que cumple sus mandamientos permanece en Dios, y Dios permanece en él; y sabemos que él permanece en nosotros, por el Espíritu que nos ha dado.
Juan 15,1-8.
Yo soy la verdadera vid y mi Padre es el viñador.
El corta todos mis sarmientos que no dan fruto; al que da fruto, lo poda para que dé más todavía.
Ustedes ya están limpios por la palabra que yo les anuncié.
Permanezcan en mí, como yo permanezco en ustedes. Así como el sarmiento no puede dar fruto si no permanece en la vid, tampoco ustedes, si no permanecen en mí.
Yo soy la vid, ustedes los sarmientos. El que permanece en mí, y yo en él, da mucho fruto, porque separados de mí, nada pueden hacer.
Pero el que no permanece en mí, es como el sarmiento que se tira y se seca; después se recoge, se arroja al fuego y arde.
Si ustedes permanecen en mí y mis palabras permanecen en ustedes, pidan lo que quieran y lo obtendrán.
La gloria de mi Padre consiste en que ustedes den fruto abundante, y así sean mis discípulos.
Extraído de la Biblia, Libro del Pueblo de Dios.
Leer el comentario del Evangelio por
Beata Teresa de Calcuta (1910-1997), fundadora de la Hermanas Misioneras de la Caridad
Camino de sencillez
«Permaneced en mí, como yo en vosotros»
Amad la oración. A menudo, durante la jornada, tratad de sentir la
necesidad de orar, y abandonad la tristeza en la oración. La oración
agranda el corazón, hasta el punto que podrá contener el don que Dios nos
hace de mismo. "Pedid, buscad " (Lc 11,9) y vuestro corazón se ensanchará
lo suficiente para recibirlo. La siguiente oración, extraída del
libro de oraciones de nuestra comunidad, escogida entre aquellas que
recitamos cada día. Puede ayudaros...«Convirtámonos en ramas verdaderas y
fructíferas de la viña de Jesús, recibiéndole en nuestra vida como Él
quiera mostrarse: Como la Verdad - para ser dicha; Como la Vida - para ser
vivida; Como la Luz - para ser iluminada; Como el Amor - para ser
amado;Como el Camino - para ser andado; Como la Alegría - para ser dada;
Como la Paz - para ser extendida; Como el sacrificio - para ser ofrecido,
en nuestras familias y en nuestro barrio».
Puede modificar su suscripción en cualquier momento : www.evangeliodeldia.org
