domingo 30 Octubre 2011
XXXI Domingo del Tiempo Ordinario A
San Alonso Rodriguez, Sor Haydée Ramos
Leer el comentario del Evangelio por
San Pascasio Radbert : «Si yo, que soy el Maestro y el Señor, os he lavado los pies, vosotros debéis hacer lo mismo unos con otros.» (Jn 13,14)
Lecturas
Malaquías 1,14b.2,1-2b.8-10.
¡Maldito sea el tramposo que tiene un animal macho en su rebaño, lo ofrece en voto y después sacrifica al Señor uno mutilado! Porque yo soy un gran Rey, dice el Señor de los ejércitos, y mi Nombre es temible entre las naciones.
¡Y ahora, para ustedes es esta advertencia, sacerdotes!
Si no escuchan y no se deciden a dar gloria a mi Nombre, dice el Señor de los ejércitos, yo enviaré sobre ustedes la maldición y maldeciré sus bendiciones; ya las he maldecido, porque ustedes no se deciden a hacer eso.
Pero ustedes se han desviado del camino, han hecho tropezar a muchos con su doctrina, han pervertido la alianza con Leví, dice el Señor de los ejércitos.
Por eso yo los he hecho despreciables y viles para todo el pueblo, porque ustedes no siguen mis caminos y hacen acepción de personas al aplicar la Ley.
¿No tenemos todos un solo Padre? ¿No nos ha creado un solo Dios? ¿Por qué nos traicionamos unos a otros, profanando así la alianza de nuestros padres?
San Pablo a los Tesalonicenses 1 2,7b-9.13.
si bien, como Apóstoles de Cristo, teníamos el derecho de hacernos valer. Al contrario, fuimos tan condescendientes con ustedes, como una madre que alimenta y cuida a sus hijos.
Sentíamos por ustedes tanto afecto, que deseábamos entregarles, no solamente la Buena Noticia de Dios, sino también nuestra propia vida: tan queridos llegaron a sernos.
Recuerden, hermanos, nuestro trabajo y nuestra fatiga cuando les predicamos la Buena Noticia de Dios, trabajábamos día y noche para no serles una carga.
Nosotros, por nuestra parte, no cesamos de dar gracias a Dios, porque cuando recibieron la Palabra que les predicamos, ustedes la aceptaron no como palabra humana, sino como lo que es realmente, como Palabra de Dios, que actúa en ustedes, los que creen.
Mateo 23,1-12.
"Los escribas y fariseos ocupan la cátedra de Moisés;
ustedes hagan y cumplan todo lo que ellos les digan, pero no se guíen por sus obras, porque no hacen lo que dicen.
Atan pesadas cargas y las ponen sobre los hombros de los demás, mientras que ellos no quieren moverlas ni siquiera con el dedo.
Todo lo hacen para que los vean: agrandan las filacterias y alargan los flecos de sus mantos;
les gusta ocupar los primeros puestos en los banquetes y los primeros asientos en las sinagogas,
ser saludados en las plazas y oírse llamar 'mi maestro' por la gente.
En cuanto a ustedes, no se hagan llamar 'maestro', porque no tienen más que un Maestro y todos ustedes son hermanos.
A nadie en el mundo llamen 'padre', porque no tienen sino uno, el Padre celestial.
No se dejen llamar tampoco 'doctores', porque sólo tienen un Doctor, que es el Mesías.
Que el más grande de entre ustedes se haga servidor de los otros,
porque el que se ensalza será humillado, y el que se humilla será ensalzado".
Extraído de la Biblia, Libro del Pueblo de Dios.
Leer el comentario del Evangelio por
San Pascasio Radbert (hacia 849) monje benedictino
Comentario al evangelio de Mateo, 10,23
«Si yo, que soy el Maestro y el Señor, os he lavado los pies, vosotros debéis hacer lo mismo unos con otros.» (Jn 13,14)
«Quien se humilla será ensalzado» (Lc 14,11) Cristo no sólo encargó
a los discípulos no dejarse llamar maestros y no querer ocupar los primeros
puestos en los banquetes ni aspirar a otros honores, sino que él mismo dio
en su persona el ejemplo y es modelo de toda humildad. Aunque el nombre de
Maestro no le corresponde por complacencia sino por derecho de naturaleza,
porque «todo subsiste en él y para él» (Col 1,17) por su encarnación nos ha
comunicado una enseñanza que nos conduce a todos a la verdadera vida y,
porque él es mayor que nosotros, nos ha «reconciliado con Dios» (Rm 5,10).
Tal como nos dijo: «No aspiréis a honores, no dejéis que os llamen
maestros» también dijo «yo no vivo preocupado por mi honor. Hay uno que se
preocupa de eso» (Jn 8,50). Fijad vuestra mirada en mí, «el Hijo del hombre
no ha venido a ser servido, sino a servir y dar su vida en rescate por
todos.» (Mt 20,28) Ciertamente, en este pasaje del evangelio, el
Señor instruye no sólo a los discípulos sino también a los jefes de la
Iglesia, encargándoles que no se dejen arrastrar por la avidez de los
honores. Al contrario, que «el que quiera ser grande entre vosotros», sea
el primero en hacerse siervo de todos, como él. (cf Mt 20, 26-27)
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domingo, 30 de octubre de 2011
Evangelio del Día
domingo, 23 de octubre de 2011
Evangelio del Día
domingo 23 Octubre 2011
XXX Domingo del Tiempo Ordinario A
San Juan Capistrano, San Alberto Hurtado Cruchaga, San Luigi Guanella
Leer el comentario del Evangelio por
San Roberto Bellarmino : ¿Cuál es el gran mandamiento?
Lecturas
Exodo 22,20-26.
No maltratarás al extranjero ni lo oprimirás, porque ustedes fueron extranjeros en Egipto.
No harás daño a la viuda ni al huérfano.
Si les haces daño y ellos me piden auxilio, yo escucharé su clamor.
Entonces arderá mi ira, y yo los mataré a ustedes con la espada; sus mujeres quedará viudas, y sus hijos huérfanos.
Si prestas dinero a un miembro de mi pueblo, al pobre que vive a tu lado, no te comportarás con él como un usurero, no le exigirás interés.
Si tomas en prenda el manto de tu prójimo, devuélveselo antes que se ponga el sol,
porque ese es su único abrigo y el vestido de su cuerpo. De lo contrario, ¿con qué dormirá? Y si él me invoca, yo lo escucharé, porque soy compasivo.
San Pablo a los Tesalonicenses 1 1,5c-10.
Porque la Buena Noticia que les hemos anunciado llegó hasta ustedes, no solamente con palabras, sino acompañada de poder, de la acción del Espíritu Santo y de toda clase de dones. Ya saben cómo procedimos cuando estuvimos allí al servicio de ustedes.
Y ustedes, a su vez, imitaron nuestro ejemplo y el del Señor, recibiendo la Palabra en medio de muchas dificultades, con la alegría que da el Espíritu Santo.
Así llegaron a ser un modelo para todos los creyentes de Macedonia y Acaya.
En efecto, de allí partió la Palabra del Señor, que no sólo resonó en Macedonia y Acaya: en todas partes se ha difundido la fe que ustedes tienen en Dios, de manera que no es necesario hablar de esto.
Ellos mismos cuentan cómo ustedes me han recibido y cómo se convirtieron a Dios, abandonando los ídolos para servir al Dios vivo y verdadero,
y esperar a su Hijo, que vendrá desde el cielo: Jesús, a quien él resucitó y que nos libra de la ira venidera.
Mateo 22,34-40.
Cuando los fariseos se enteraron de que Jesús había hecho callar a los saduceos, se reunieron en ese lugar,
y uno de ellos, que era doctor de la Ley, le preguntó para ponerlo a prueba:
"Maestro, ¿cuál es el mandamiento más grande de la Ley?".
Jesús le respondió: "Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma y con todo tu espíritu.
Este es el más grande y el primer mandamiento.
El segundo es semejante al primero: Amarás a tu prójimo como a ti mismo.
De estos dos mandamientos dependen toda la Ley y los Profetas".
Extraído de la Biblia, Libro del Pueblo de Dios.
Leer el comentario del Evangelio por
San Roberto Bellarmino (1542-1621), jesuita, obispo y doctor de la Iglesia
Tratado sobre la ascensión de la mente hacia Dios, Grado 1: Opera omnia 6 (trad. breviario 17/09 edición de 1862, 214)
¿Cuál es el gran mandamiento?
¿Qué es, Señor, lo que mandas a tus siervos? "Cargad, nos dices, con
mi yugo". ¿Y cómo es este yugo tuyo? "Mi yugo, añades, es llevadero y mi
carga, ligera". ¿Quién, no llevará de buena gana, un yugo que no oprime,
sino que anima; una carga que no pesa, sino que reconforta? Con razón
añades: " y encontraréis vuestro descanso" (Mt 11,29). ¿Y cuál es este yugo
tuyo, que no fatiga sino que da reposo? Por supuesto aquel mandamiento, el
primero y el más grande: "Amarás al Señor tu Dios, con todo tu corazón".
¿Qué más fácil, más agradable, más dulce que amar la bondad, la belleza y
el amor, todo lo cual eres tú, Señor Dios mío? ¿Acaso no prometes
además un premio, a los que guardan tus mandamientos "más preciosos que el
oro y más dulce que la miel del panal"? (Sal. 18,11) Por cierto que sí, y
un premio grandioso, como dice tu apóstol Santiago: "El Señor preparó la
corona de vida para aquellos que lo aman" (1,12)... Y así dice san Pablo,
inspirándose en el profeta Isaías: " Ni el ojo vió, ni el oído oyó, ni el
hombre puede pensar lo que Dios ha preparado para los que lo aman " (1Co
2,9) En verdad, es muy grande el premio que proporciona la observancia
de tus mandamientos. Y no sólo aquel mandamiento, el primero y el más
grande es provechoso para el hombre que lo cumple, no para Dios que lo
impone, sino que también los demás mandamientos de Dios, perfeccionan al
que los cumple, lo embellecen, lo instruyen, lo ilustran, lo hacen en
definitiva bueno y feliz. Por esto, si juzgas rectamente, comprenderás que
has sido creado para la gloria de Dios y para tu eterna salvación,
comprenderás que éste es tu fin, que éste es el objetivo de tu alma, el
tesoro de tu corazón. Si llegas a este fin, serás dichoso, si no lo
alcanzas, eres un desdichado.
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domingo, 16 de octubre de 2011
Evangelio del Día
domingo 16 Octubre 2011
XXIX Domingo del Tiempo Ordinario A
Santa Margarita María Alacoque
Leer el comentario del Evangelio por
San Lorenzo de Brindisi : Ser imagen de Dios
Lecturas
Isaías 45,1.4-6.
Así habla el Señor a su ungido, a Ciro, a quien tomé de la mano derecha, para someter ante él a las naciones y desarmar a los reyes para abrir ante él las puertas de las ciudades, de manera que no puedan cerrarse.
Por amor a Jacob, mi servidor, y a Israel, mi elegido, yo te llamé por tu nombre, te di un título insigne, sin que tú me conocieras.
Yo soy el Señor, y no hay otro, no hay ningún Dios fuera de mí. Yo hice empuñar las armas, sin que tú me conocieras,
para que se conozca, desde el Oriente y el Occidente, que no hay nada fuera de mí. Yo soy el Señor, y no hay otro.
San Pablo a los Tesalonicenses 1 1,1-5b.
Pablo, Silvano y Timoteo saludan a la Iglesia de Tesalónica, que está unida a Dios Padre y al Señor Jesucristo. Llegue a ustedes la gracia y la paz.
Siempre damos gracias a Dios por todos ustedes, cuando los recordamos en nuestras oraciones,
y sin cesar tenemos presente delante de Dios, nuestro Padre, cómo ustedes han manifestado su fe con obras, su amor con fatigas y su esperanza en nuestro Señor Jesucristo con una firme constancia.
Sabemos, hermanos amados por Dios, que ustedes han sido elegidos.
Porque la Buena Noticia que les hemos anunciado llegó hasta ustedes, no solamente con palabras, sino acompañada de poder, de la acción del Espíritu Santo y de toda clase de dones. Ya saben cómo procedimos cuando estuvimos allí al servicio de ustedes.
Mateo 22,15-21.
Los fariseos se reunieron entonces para sorprender a Jesús en alguna de sus afirmaciones.
Y le enviaron a varios discípulos con unos herodianos, para decirle: "Maestro, sabemos que eres sincero y que enseñas con toda fidelidad el camino de Dios, sin tener en cuenta la condición de las personas, porque tú no te fijas en la categoría de nadie.
Dinos qué te parece: ¿Está permitido pagar el impuesto al César o no?".
Pero Jesús, conociendo su malicia, les dijo: "Hipócritas, ¿por qué me tienden una trampa?
Muéstrenme la moneda con que pagan el impuesto". Ellos le presentaron un denario.
Y él les preguntó: "¿De quién es esta figura y esta inscripción?".
Le respondieron: "Del César". Jesús les dijo: "Den al César lo que es del César, y a Dios, lo que es de Dios".
Extraído de la Biblia, Libro del Pueblo de Dios.
Leer el comentario del Evangelio por
San Lorenzo de Brindisi (1559-1619) capuchino, doctor de la Iglesia
Sermón para el 22 domingo después de Pentecostés
Ser imagen de Dios
«Dad al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios.» Hay
que dar a cada uno lo que le toca. He aquí una palabra llena de sabiduría y
de ciencia celestial. Nos enseña que hay dos maneras de poder, el uno
terreno y humano, el otro del cielo y divino... Nos enseña que debemos
atenernos a dos obediencias, una a las leyes humanas y la otra a las leyes
divinas... Hay que pagar al César la moneda que lleva su efigie y la
inscripción del César, a Dios lo que ha sido sellado con el sello de su
imagen y semejanza: «Haz brillar, Señor, sobre nosotros la luz de tu
rostro.» (Sal 4,7) Hemos sido creado a imagen y semejanza de Dios
(Gn 1,26). Eres hombre, ¡oh cristiano! Eres la moneda del tesoro divino,
una moneda que lleva el sello y la inscripción del emperador divino. Por
tanto, pregunto con Cristo: «¿De quién son esta imagen y esta inscripción?»
Tú respondes: «De Dios.» Yo te respondo: ¿Por qué, entonces, no das a Dios
lo que es suyo?» Si queremos ser realmente imagen de Dios, debemos
asemejarnos a Cristo, ya que él es la imagen de la bondad de Dios y la
«impronta de su ser». (Hb 1,3) Y Dios «nos ha destinado a ser imágenes de
su Hijo» (Rm 8,29). Cristo dio al César lo que es del César y a Dios lo que
es de Dios. Observó de manera perfecta los preceptos que contienen las
tablas de la ley divina «haciéndose obediente hasta la muerte en cruz» (cf
Fl 2,8) y así fue levantado a lo más alto de los cielo.
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domingo, 9 de octubre de 2011
Evangelio del Día
domingo 09 Octubre 2011
XXVIII Domingo del Tiempo Ordinario A
San Demetrio , Beato John Henry Newman (1801-1890)
Leer el comentario del Evangelio por
San Gregorio Magno : "Dichosos los invitados alas bodas del Cordero"
Lecturas
Isaías 25,6-10a.
El Señor de los ejércitos ofrecerá a todos los pueblos sobre esta montaña un banquete de manjares suculentos, un banquete de vinos añejados, de manjares suculentos, medulosos, de vinos añejados, decantados.
El arrancará sobre esta montaña el velo que cubre a todos los pueblos, el paño tendido sobre todas las naciones.
Destruirá la Muerte para siempre; el Señor enjugará las lágrimas de todos los rostros, y borrará sobre toda la tierra el oprobio de su pueblo, porque lo ha dicho él, el Señor.
Y se dirá en aquel día: "Ahí está nuestro Dios, de quien esperábamos la salvación: es el Señor, en quien nosotros esperábamos; ¡alegrémonos y regocijémonos de su salvación!".
Porque la mano del Señor se posará sobre esta montaña, pero Moab será pisoteado en su suelo, como se pisotea la paja en el estercolero.
Pablo a los Filipenses 4,12-14.19-20.
Yo sé vivir tanto en las privaciones como en la abundancia; estoy hecho absolutamente a todo, a la saciedad como al hambre, a tener de sobra como a no tener nada.
Yo lo puedo todo en aquel que me conforta.
Sin embargo, ustedes hicieron bien en interesarse por mis necesidades.
Dios colmará con magnificencia todas las necesidades de ustedes, conforme a su riqueza, en Cristo Jesús.
A Dios, nuestro Padre, sea la gloria por los siglos de los siglos. Amén.
Mateo 22,1-14.
Jesús les habló otra vez en parábolas, diciendo:
"El Reino de los Cielos se parece a un rey que celebraba las bodas de su hijo.
Envió entonces a sus servidores para avisar a los invitados, pero estos se negaron a ir.
De nuevo envió a otros servidores con el encargo de decir a los invitados: 'Mi banquete está preparado; ya han sido matados mis terneros y mis mejores animales, y todo está a punto: Vengan a las bodas'.
Pero ellos no tuvieron en cuenta la invitación, y se fueron, uno a su campo, otro a su negocio;
y los demás se apoderaron de los servidores, los maltrataron y los mataron.
Al enterarse, el rey se indignó y envió a sus tropas para que acabaran con aquellos homicidas e incendiaran su ciudad.
Luego dijo a sus servidores: 'El banquete nupcial está preparado, pero los invitados no eran dignos de él.
Salgan a los cruces de los caminos e inviten a todos los que encuentren'.
Los servidores salieron a los caminos y reunieron a todos los que encontraron, buenos y malos, y la sala nupcial se llenó de convidados.
Cuando el rey entró para ver a los comensales, encontró a un hombre que no tenía el traje de fiesta.
'Amigo, le dijo, ¿cómo has entrado aquí sin el traje de fiesta?'. El otro permaneció en silencio.
Entonces el rey dijo a los guardias: 'Atenlo de pies y manos, y arrójenlo afuera, a las tinieblas. Allí habrá llanto y rechinar de dientes'.
Porque muchos son llamados, pero pocos son elegidos".
Extraído de la Biblia, Libro del Pueblo de Dios.
Leer el comentario del Evangelio por
San Gregorio Magno (hacia 540-604), papa y doctor de la Iglesia
Homilías sobre el Evangelio, nº 38
"Dichosos los invitados alas bodas del Cordero"
¿Habéis comprendido quién es ese rey, padre de un hijo que es también
rey? Es aquel de quien dice el salmista: "Dios mío, confía tu juicio al
rey, tu justicia al hijo de reyes" (71,1)... "Celebraba la boda de su
hijo". El Padre celebra, pues la boda del rey, su Hijo cuando le ha unido a
la Iglesia en el misterio de la Encarnación. Y el seno de la virgen María
ha sido la cámara nupcial de este Esposo. Por eso dice también un salmo:
"Allí le ha puesto su tienda al sol, él sale como el esposo de su
alcoba"(Sl 18, 5-6). Envió a sus siervos para invitar a sus amigos a
estas bodas. Les envió una primera y una segunda vez, es decir, primero
mandando a los profetas, después a los apóstoles para que anunciaran la
encarnación del Señor... A través de los profetas anunció como futura la
encarnación de su hijo único, y a través de los apóstoles la predico como
ya cumplida... "Pero los convidados no hicieron caso; uno se marchó
a sus tierras, otro a sus negocios". Ir a sus tierras significa entregarse
sin medida a las tareas de aquí abajo. Ir a sus negocios es buscar
ávidamente un provecho personal en los negocios de este mundo. Uno y otro
son negligentes a la hora de pensar en el misterio de la encarnación del
Verbo y vivir conforme a él... Todavía es más grave es lo que hacen algunos
que, no contentos con menospreciar el favor del que los llama, le
persiguen... De todas maneras el Señor no dejará lugares vacíos en el
banquete de bodas de su Hijo. Manda ir a buscar a otros convidados, porque
la palabra de Dios, aunque todavía es desconocida por muchos, un día
encontrará quién donde descansar... Pero vosotros, hermanos, que por
la gracia de Dios habéis entrado ya en la sala del banquete, es decir, en
la santa Iglesia, examinaos atentamente por miedo a que, cuando el rey
entre, no encuentre ninguna cosa reprensible en la vestidura de vuestra
alma.
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domingo, 2 de octubre de 2011
Evangelio del Día
domingo 02 Octubre 2011
XXVII Domingo del Tiempo Ordinario A
Santos Ángeles Custodios
Leer el comentario del Evangelio por
San Basilio : Dar fruto
Lecturas
Isaías 5,1-7.
Voy a cantar en nombre de mi amigo el canto de mi amado a su viña. Mi amigo tenía una viña en una loma fértil.
La cavó, la limpió de piedras y la plantó con cepas escogidas; edificó una torre en medio de ella y también excavó un lagar. El esperaba que diera uvas, pero dio frutos agrios.
Y ahora, habitantes de Jerusalén y hombres de Judá, sean ustedes los jueces entre mi viña y yo.
¿Qué más se podía hacer por mi viña que yo no lo haya hecho? Si esperaba que diera uvas, ¿por qué dio frutos agrios?
Y ahora les haré conocer lo que haré con mi viña: Quitaré su valla, y será destruida, derribaré su cerco y será pisoteada.
La convertiré en una ruina, y no será podada ni escardada. Crecerán los abrojos y los cardos, y mandaré a las nubes que no derramen lluvia sobre ella.
Porque la viña del Señor de los ejércitos es la casa de Israel, y los hombres de Judá son su plantación predilecta. ¡El esperó de ellos equidad, y hay efusión de sangre; esperó justicia, y hay gritos de angustia!
Pablo a los Filipenses 4,6-9.
No se angustien por nada, y en cualquier circunstancia, recurran a la oración y a la súplica, acompañadas de acción de gracias, para presentar sus peticiones a Dios.
Entonces la paz de Dios, que supera todo lo que podemos pensar, tomará bajo su cuidado los corazones y los pensamientos de ustedes en Cristo Jesús.
En fin, mis hermanos, todo lo que es verdadero y noble, todo lo que es justo y puro, todo lo que es amable y digno de honra, todo lo que haya de virtuoso y merecedor de alabanza, debe ser el objeto de sus pensamientos.
Pongan en práctica lo que han aprendido y recibido, lo que han oído y visto en mí, y el Dios de la paz estará con ustedes.
Mateo 21,33-43.
Escuchen otra parábola: Un hombre poseía una tierra y allí plantó una viña, la cercó, cavó un lagar y construyó una torre de vigilancia. Después la arrendó a unos viñadores y se fue al extranjero.
Cuando llegó el tiempo de la vendimia, envió a sus servidores para percibir los frutos.
Pero los viñadores se apoderaron de ellos, y a uno lo golpearon, a otro lo mataron y al tercero lo apedrearon.
El propietario volvió a enviar a otros servidores, en mayor número que los primeros, pero los trataron de la misma manera.
Finalmente, les envió a su propio hijo, pensando: 'Respetarán a mi hijo'.
Pero, al verlo, los viñadores se dijeron: "Este es el heredero: vamos a matarlo para quedarnos con su herencia".
Y apoderándose de él, lo arrojaron fuera de la viña y lo mataron.
Cuando vuelva el dueño, ¿qué les parece que hará con aquellos viñadores?".
Le respondieron: "Acabará con esos miserables y arrendará la viña a otros, que le entregarán el fruto a su debido tiempo".
Jesús agregó: "¿No han leído nunca en las Escrituras: La piedra que los constructores rechazaron ha llegado a ser la piedra angular: esta es la obra del Señor, admirable a nuestros ojos?
Por eso les digo que el Reino de Dios les será quitado a ustedes, para ser entregado a un pueblo que le hará producir sus frutos".
Extraído de la Biblia, Libro del Pueblo de Dios.
Leer el comentario del Evangelio por
San Basilio (hacia 330-379), monje y obispo de Cesarea, en Capadocia, doctor de la Iglesia
Homilía 5 sobre el Hexaemerón, 6
Dar fruto
El Señor no cesa de comparar las almas humanas a las viñas: «Mi
amigo tenía una viña en un fértil collado» (Is 5,1); «Planté una viña y la
rodeé de una cerca» (Mt 21,33). Evidentemente que Jesús llama su viña a las
almas humanas, que las ha cercado, como con una clausura, con la seguridad
que dan sus mandamientos y la guarda que les proporcionan sus ángeles,
porque «el ángel del Señor acampa en torno a sus fieles y los protege» (Sl
33,8). Seguidamente plantó alrededor nuestro como una empalizada poniendo
en la Iglesia «en el primer puesto los apóstoles, en el segundo los
profetas, en el tercero los maestros» (1C 12,28). Además, por los ejemplos
de los santos hombres de otros tiempos, hace elevar nuestro pensamiento sin
dejar que caiga en tierra donde serían pisados. Quiere que los ardores de
la caridad, como los zarcillos de una vid, nos aten a nuestro prójimo y nos
hagan descansar en él. Así, manteniendo constantemente nuestra deseo hacia
el cielo, nos levantaremos como vides que trepan hasta las más altas cimas.
Nos pide también que consintamos en ser escardados. Ahora bien, un
alma está escardada cuando aleja de ella las preocupaciones del mundo que
no son más que una carga para nuestros corazones. Así, el que aleja de sí
mismo el amor carnal y esta atado a las riquezas o que tiene por detestable
y menospreciable la pasión por esta miserable y falsa gloria ha sido, por
decirlo así, escardado, y respira de nuevo, desembarazado ya de la carga
inútil de las preocupaciones de este mundo. Pero, para mantenernos
en la misma línea de la parábola, es preciso que no produzcamos únicamente
madera, es decir, que vivamos con ostentación, ni que busquemos
ansiosamente la alabanza de los de fuera. Es necesario que demos fruto
reservando nuestras obras para ser mostradas tan sólo al verdadero
propietario de la viña.
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